Un estudio indica que los ejercicios de alta intensidad a intervalos benefician a las mujeres ancianas

Investigadores de la Universidade Estadual Paulista, en Brasil, analizaron el efecto de tres programas de entrenamiento de bajo costo en un grupo de voluntarias en situación de vulnerabilidad social. La combinación de HIIT con el fortalecimiento muscular resultó ser la más efectiva para disminuir la presión y la rigidez arterial, los principales factores de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Un estudio realizado con 92 mujeres ancianas y en situación de vulnerabilidad socioeconómica comparó la eficacia de diversos programas de ejercicios comunitarios de bajo costo en la mejoría o el mantenimiento de diversos parámetros cardiovasculares y funcionales, tales como la circunferencia abdominal, la presión arterial y fundamentalmente la rigidez arterial, un factor de riesgo de padecer aterosclerosis.

Estos resultados, publicados en el European Journal of Preventive Cardiology, indican que la combinación del entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés) con el fortalecimiento muscular se erigió como la opción que aporta los mayores beneficios a la salud.

El HIIT, compuesto por secuencias rápidas de ejercicios muy intensos intercaladas con lapsos de tiempo cortos de descanso, proporciona estímulos que trabajan todo el cuerpo, ejecutados en el menor tiempo posible. Este tipo de ejercitación ha venido siendo empleado por los atletas de alto rendimiento desde hace décadas y se ha convertido en furor en los últimos años, sobre todo debido al hecho de que se trata de sesiones más cortas y que no requieren de aparatos.

Los otros protocolos que se pusieron a prueba en el marco de la referida investigación fueron el fortalecimiento muscular practicado en forma aislada o asociado con el entrenamiento aeróbico moderado. El trabajo se llevó a cabo con el apoyo de la FAPESP en la Facultad de Ciencias de la Universidade Estadual Paulista (FC-Unesp), en su campus de la localidad de Bauru.

Las voluntarias practicaron los ejercicios correspondientes a los distintos programas fueron dos veces por semana a lo largo de nueve meses en centros comunitarios de convivencia para la tercera edad. Los parámetros de salud de las participantes se evaluaron antes de la primera sesión de ejercicios, inmediatamente después de culminada la intervención y tres meses después de su interrupción.

En comparación, ambos programas de ejercicios combinados (el fortalecimiento con HIIT y el fortalecimiento con entrenamiento aeróbico moderado) fueron igualmente efectivos en la disminución de la circunferencia abdominal (de 3,3 centímetros en promedio), y ese beneficio se mantuvo tras la interrupción de las ejercitaciones. Así y todo, solamente el entrenamiento combinado con HIIT fue efectivo en la disminución de la presión arterial sistólica (7,9 milímetros de mercurio, mmHg) y de la rigidez arterial (0,69 metro por segundo, m/s). La evaluación mostró también que, en ese grupo, solamente la rigidez arterial se mantuvo más baja tres meses después del final de los entrenamientos.

Todos los programas de ejercicios fueron efectivos para mejorar el desempeño funcional, pero solamente el grupo que practicó HIIT combinado con fortalecimiento muscular mantuvo al menos parcialmente las mejorías funcionales (fuerza de prensión manual, la flexibilidad, la fuerza en las extremidades inferiores y la movilidad) una vez culminados los entrenamientos.

“La ausencia de mejorías en los parámetros cardiovasculares en los grupos que practicaron únicamente los entrenamientos de fuerza o los entrenamientos de fuerza asociados con los aeróbicos de moderada intensidad sugiere que el HIIT fue el responsable de la mejoría en lo concerniente a la presión y la rigidez arterial. Esta superioridad del HIIT puede adjudicársele al menos en parte a la necesidad constante de ajuste de los vasos sanguíneos durante los ejercicios a intervalos”, sostiene Emmanuel Ciolac, docente de la FC-Unesp y coautor del artículo.

Durante la ejecución de los ejercicios de alta intensidad, la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico (la cantidad de sangre que sale del corazón con cada latido) aumentan, según lo explica el investigador. Generalmente, ese aumento es proporcional a la intensidad de los ejercicios y, como consecuencia de ello, las arterias y los vasos menores deben ajustarse (vasodilatación) para hacerle lugar al mayor flujo sanguíneo. De la misma manera, durante el lapso de tiempo menos intenso del entrenamiento a intervalos, también denominado recuperación, se produce una mengua de la vasodilatación para ajustarse al menor volumen de sangre que sale del corazón.

“Nuestra hipótesis indica que el principal mecanismo subyacente a la mejoría con respecto a la rigidez arterial se encuentra asociado a la constante necesidad de ajuste de los vasos que produce una mayor o menor cantidad de sustancias vasodilatadoras durante los períodos de alta intensidad y de recuperación de los ejercicios a intervalos”, sostuvo el investigador en declaraciones concedidas a Agência FAPESP.

Políticas públicas

Es importante destacar que las mujeres ancianas y de bajos ingresos constituyen uno de los grupos más vulnerables en lo que atañe a las enfermedades cardiovasculares. Por este motivo, los investigadores estiman que los resultados de este estudio, que apuntan los beneficios de un programa de ejercicios de bajo costo, pueden tener importantes reflejos en el bienestar de esta población y en el diseño de políticas públicas destinadas a la prevención y a la disminución de las enfermedades cardiovasculares.

“Ya esperábamos que los entrenamientos combinados de HIIT y fortalecimiento muscular aportasen más beneficios cardiovasculares, pues durante los últimos diez años hemos venido realizando estudios similares con otras poblaciones de riesgo [constituidas por personas obesas y diabéticas, por ejemplo] y esta combinación se mostró siempre sumamente beneficiosa con relación a los parámetros cardiovasculares y metabólicos. Pero lo que más nos sorprendió fue el mantenimiento de la mejoría al respecto de la rigidez arterial aun después de tres meses de interrupción de los entrenamientos. Puede decirse que los entrenamientos mermaron el envejecimiento vascular de esas mujeres”, destaca el investigador.

Tal como lo explica Ciolac, la rigidez arterial tiende a potenciar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. “Una disminución de 7 mmHg de la presión sistólica es algo sumamente sustancial, pues reduce bastante el riesgo de que esas mujeres padezcan eventos cardíacos o accidente cerebrovasculares. La rigidez arterial está considerada como el principal marcador de envejecimiento vascular y es una variable importantísima para la propia elevación de la presión sistólica”, explica.

El investigador remarca que en los estudios anteriores de su grupo se había demostrado que la práctica de HIIT no reviste riesgos para las personas hipertensas, obesas, diabéticas o para las poblaciones clínicas en general. “Únicamente se recomienza someterse a una evaluación previa para confirmar si tal práctica no está contraindicada para la persona en cuestión, como en los casos de riesgo elevado infarto, por ejemplo. Pero en general se trata de una modalidad sumamente segura”, afirma Ciolac.

Puede leerse el artículo intitulado Superior effect of long-term community-based high-intensity interval training on cardiovascular and functional parameters in low-income older women en el siguiente enlace: https://academic.oup.com/eurjpc/advance-article-abstract/doi/10.1093/eurjpc/zwae200/7691592?redirectedFrom=fulltext.