Renacuajos de la especie B. ibitiguara fueron mantenidos en laboratorio en agua a 3 °C más que la máxima registrada en su hábitat y no lograron culminar su metamorfosis. Este resultado apunto riesgos para la especie ante un panorama de cambio climático (las diferencias de tamaño y de masa corporal de los animales aclimatados a 18 °C y 25 °C/foto: Leonardo Longhini, Unesp)
Renacuajos de la especie B. ibitiguara fueron mantenidos en laboratorio en agua a 3 °C más que la máxima registrada en su hábitat y no lograron culminar su metamorfosis. Este resultado apunto riesgos para la especie ante un panorama de cambio climático
Renacuajos de la especie B. ibitiguara fueron mantenidos en laboratorio en agua a 3 °C más que la máxima registrada en su hábitat y no lograron culminar su metamorfosis. Este resultado apunto riesgos para la especie ante un panorama de cambio climático
Renacuajos de la especie B. ibitiguara fueron mantenidos en laboratorio en agua a 3 °C más que la máxima registrada en su hábitat y no lograron culminar su metamorfosis. Este resultado apunto riesgos para la especie ante un panorama de cambio climático (las diferencias de tamaño y de masa corporal de los animales aclimatados a 18 °C y 25 °C/foto: Leonardo Longhini, Unesp)
Por André Julião | Agência FAPESP – En el marco de un trabajo publicado en la revista Frontiers in Physiology, científicos demostraron que los renacuajos de la especie Bokermannohyla ibitiguara, una rana arborícola endémica de la región montañosa de Serra da Canastra, en el estado de Minas Gerais, Brasil, poseen poca capacidad de adaptarse a los aumentos de temperatura, lo que puede comprometer a estos anfibios en un escenario de cambios climáticos o deforestación.
En el laboratorio, el grupo realizó pruebas de aumento de la temperatura del agua con relación a la temperatura media del hábitat de la especie, arroyos rodeados de bosques de ribera. Luego se midieron en los renacuajos variables fisiológicas tales como el consumo de oxígeno y la frecuencia cardíaca, entre otras. Asimismo, los investigadores verificaron si los animales realizaban normalmente funciones tales como nadar, alimentarse y la metamorfosis a la fase adulta.
“Esta especie posee una acotada plasticidad. La temperatura media en el arroyo donde recolectamos a los animales era de 21,9 °C, con una máxima de 24,6 °C solo durante los meses más cálidos del año y a una hora sumamente específica. Estimamos que un aumento de 3 °C por encima de esa temperatura impactará profundamente sobre los renacuajos, que no poseen capacidad como para modular sus variables fisiológicas con el objetivo de adaptarse a ese cambio”, explica Leonardo Longhini, primer autor del estudio, realizado durante su maestría en la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Universidade Estadual Paulista (FCAV-Unesp) con sede en la localidad de Jaboticabal, también en Brasil, con el apoyo de una beca concedida por la FAPESP.
En el marco de un estudio reciente, investigadores determinaron que la propia topografía de Serra da Canastra puede erigirse como un factor determinante de la diversidad genética de la especie, endémica del Cerrado, el bioma de sabana neotropical de Brasil, lo cual constituye una alerta más para su conservación (lea más en: agencia.fapesp.br/34688).
“El sistema nervioso autónomo de estos animales no logra compensar las alteraciones que provoca una temperatura más alta en la frecuencia cardíaca y en el metabolismo, por ejemplo. Y esto termina generando un impacto en el ciclo de vida de la especie, toda vez que la misma no logra culminar su metamorfosis”, comenta Luciane Gargaglioni, docente de la FCAV-Unesp que contó con apoyo de la FAPESP, quien coordinó el estudio junto al posdoctorando Lucas Zena, del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP).
Con una escasa plasticidad
Para arribar a esos resultados, los investigadores recolectaron renacuajos en un área rural del municipio de Sacramento, en el estado de Minas Gerais. Un sensor de temperatura quedó instalado en la zona durante poco más de un año para medir la variación de temperatura y obtener una media para la realización de los experimentos. Los científicos desarrollaron métodos no invasivos para efectuar las mediciones de consumo de oxígeno y frecuencia cardíaca en los renacuajos.
Los animales quedaron divididos inicialmente en dos peceras, una con una temperatura de 8 °C, la más baja registrada en el arroyo donde fueron recolectados, y otra a 28 °C, tres grados más que el máximo registrado en el hábitat del B. ibitiguara.
Todos los renacuajos de este segundo grupo exhibieron signos de escasa ingestión de alimento, su masa corporal era menor y no completaban su metamorfosis. Esto indica limitaciones en la capacidad de absorber, procesar o asimilar nutrientes suficientes como para soportar las altas tasas metabólicas a elevadas temperaturas.
Los investigadores recolectaron entonces más renacuajos, pero en esa oportunidad los aclimataron a 18 °C y 25 °C, un valor cercano a la mayor temperatura registrada en el hábitat. Y luego dispusieron a los animales sobre una rampa de calentamiento en la cual la temperatura se eleva progresivamente hasta los 34 °C. En ese caso, se registró un aumento de la letalidad.
“La temperatura máxima que aguantaban no fue distinta entre los aclimatados a 18 °C y a 25 °C, lo que muestra que estos animales no se adaptan demasiado. Si el arroyo es objeto de deforestación y la temperatura aumenta, no pueden expandir su tolerancia para soportar el calentamiento”, dice Longhini.
La frecuencia cardíaca tampoco fue distinta entre los grupos aclimatados a diversas temperaturas. Esto sucedió aun cuando el metabolismo, que se mide de acuerdo con el consumo de oxígeno, aumentó a temperaturas elevadas, lo que muestra que el corazón no acompaña esa nueva condición.
“El Cerrado posee una alta susceptibilidad al calentamiento debido a la ocupación humana, fundamentalmente como consecuencia de la implementación de pasturas y cultivos. Al mismo tiempo, cuenta con una gran biodiversidad y se encuentra incluso bajo una mayor amenaza que la Amazonia, con tan solo un 8 % de sus áreas protegidas. El estudio de una especie endémica constituye una forma de llamar la atención al respecto”, culmina Gargaglioni.
Puede leerse el artículo intitulado Thermal Acclimation to the Highest Natural Ambient Temperature Compromises Physiological Performance in Tadpoles of a Stream-Breeding Savanna Tree Frog en el siguiente enlace: www.frontiersin.org/articles/10.3389/fphys.2021.726440.
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