La disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura podrán causar impactos sobre la generación de energía y la agricultura de los países de la región, según señala el informe del IPCC (foto: divulgación Central Hidroeléctrica de Mauá/AgB)

Los cambios climáticos ponen en riesgo la seguridad hídrica en Sudamérica
15-05-2014

La disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura podrán causar impactos sobre la generación de energía y la agricultura de los países de la región, según señala el informe del IPCC

Los cambios climáticos ponen en riesgo la seguridad hídrica en Sudamérica

La disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura podrán causar impactos sobre la generación de energía y la agricultura de los países de la región, según señala el informe del IPCC

15-05-2014

La disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura podrán causar impactos sobre la generación de energía y la agricultura de los países de la región, según señala el informe del IPCC (foto: divulgación Central Hidroeléctrica de Mauá/AgB)

 

Por Elton Alisson

Agência FAPESP – Los cambios climáticos que se observan y los que se pronostican para América del Sur y América Central pondrán en riesgo la seguridad hídrica de estas regiones y tendrán impactos directos sobre el abastecimiento domiciliario e industrial y en sectores fuertemente dependientes del agua, tales como el de generación de energía hidroeléctrica y la agricultura.

Este alerta surge del Informe de Evaluación de Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad al Cambio Climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), presentado en el pasado día 31 de marzo en Yokohama, Japón, y enseguida después, en día 1º de abril, en la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), con sede en Río de Janeiro.

El capítulo 27 del documento, que aborda las proyecciones de cambios climáticos para Sudamérica y Centroamérica, destaca que la actual vulnerabilidad del abastecimiento de agua en las zonas semiáridas de ambas regiones y en los Andes tropicales aumentará más aún debido a dichas alteraciones del clima. Y el problema podrá verse agravado a causa de la disminución del tamaño de los glaciares andinos, debido a la merma de lluvias y por el aumento de la evapotranspiración en las zonas semiáridas de ambos subcontinentes que pronostica el IPCC.

De confirmarse dichas previsiones, cabe esperar que tengan efectos sobre el abastecimiento de agua de las grandes ciudades y de las pequeñas comunidades de las dos regiones. Asimismo, comprometerán la generación de energía hidroeléctrica y la producción de alimentos, según apunta el informe.

“En resumidas cuentas, los principales impactos del cambio climático que se proyectan para América del Sur y América Central se relacionan con el agua”, dijo Marcos Buckeridge, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (USP) y uno de los autores del capítulo 27 del informe, durante la presentación de la publicación realizada en Río de Janeiro.

“Todos los sectores que dependen en alguna medida del agua podrán verse afectados”, estimó Buckeridge. De acuerdo con el informe, América del Sur y América Central cuentan con una buena disponibilidad de agua, pero los recursos hídricos se distribuyen de manera desigual en ambas regiones.

El principal sector usuario de agua en Centroamérica y Sudamérica es la agricultura. Atrás le sigue el suministro destinado a los 580 millones de habitantes de las dos regiones, excluido el 14% que en la actualidad ni siquiera tiene acceso a dicho recurso, apunta el documento.

También de acuerdo con la publicación, la energía hidroeléctrica constituye la principal fuente de energía renovable en los dos subcontinentes, y corresponde al 60% de sus matrices energéticas, en tanto que en otras regiones dicha contribución es del 20% en promedio.

Como la proyección apunta un aumento de las lluvias en algunas regiones de Brasil, los sistemas de energía hidroeléctrica dependientes fundamentalmente del río Paraná podrán experimentar un ligero aumento en su producción.

Sin embargo, el resto del sistema hidroeléctrico del país –especialmente en el nordeste– podrá afrontar una disminución en la generación de energía, lo que comprometería la confiabilidad de todo el sistema, señala el informe.

“Imagínese si eventos climáticos extremos tales como los períodos de sequía, combinados con altas temperaturas como las registradas a comienzos de este año en el sudeste de Brasil, eventualmente también ocurriesen en la región sur del país. Podrían afectar severamente el funcionamiento de centrales hidroeléctricas como la de Itaipú, por ejemplo”, declaró Buckeridge a Agência FAPESP.

El impacto sobre los alimentos

En la agricultura, los cambios climáticos previstos para ambas regiones podrán causar distintos impactos sobre la producción de algunos tipos de alimentos y sobre la seguridad alimentaria de las poblaciones, indica el informe.

Aun con la disminución prevista en lo que hace a la disponibilidad de agua, la caña de azúcar y la soja se muestran más propensas a responder positivamente al aumento de las emisiones de dióxido de carbono y al cambio de temperatura, con lo cual se elevaría la productividad y aumentaría la producción.

Con todo, en el nordeste de Brasil caería el rendimiento de los cultivos de subsistencia de la población de la zona, tales como el frijol, el maíz y la mandioca, y se achicarán las áreas actualmente favorables al cultivo de la variedad de frijol caupí.

Un calentamiento de 5,8 °C en 2100 (el peor de los escenarios previstos) podría inviabilizar la cosecha de café en los estados de Minas Gerais y São Paulo, los dos mayores productores del grano en Brasil.

“Lo que se ha observado en términos de impacto de los cambios climáticos sobre la agricultura en zonas de latitudes medianas y tropicales apunta que, con excepción de la soja, habrán una merma de la producción fundamentalmente de trigo, arroz y maíz en esas regiones”, dijo José Marengo, científico del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y uno de los autores del capítulo 27, durante el evento de presentación en Río de Janeiro.

“Estos cultivos agrícolas componen la canasta básica de alimentos en la mayoría de los países en desarrollo”, afirmó.

El informe pondera que, como resultado de los índices de crecimiento más elevados y de una mayor eficiencia en el uso del agua, algunos cultivos de América del Sur y América Central, incluidos la soja, el frijol, el maíz y la caña de azúcar, podrán incluso responder con una productividad cada vez mayor.

Sin embargo, la calidad nutricional de esos alimentos disminuiría en razón del tenor de azúcar más elevado de los granos y las frutas, y debido a la reducción en el tenor de proteínas en cereales y leguminosas, apuntan investigadores del área.

“Estudios más recientes demuestran que, con el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera, las plantas crecen más y se vuelven más robustas. El tenor de proteínas de disminuye un 7% en promedio, y eso genera una merma en la calidad de los alimentos”, evaluó Buckeridge.

En el informe, el IPCC sugiere algunas prácticas de adaptación, como por ejemplo avanzar en el mejoramiento genético tendiente al desarrollo de cultivos agrícolas más adecuados a los eventos climáticos extremos y que contemplen la demanda mundial de alimentos durante las próximas décadas.

De acuerdo con las proyecciones del informe, será necesario aumentar hasta el año 2040, de mínima, un 70% la producción mundial de alimentos, y América del Sur y África son las únicas regiones del mundo que cuentan con tierras cultivables disponibles como para atender parte de dicha demanda.

“No se podrá incrementar la producción de la mayoría de las especies de vegetales mediante el empleo de la genética clásica”, dijo Buckeridge. “Habrá que utilizar la biotecnología para la transformación de las plantas, de manera tal que produzcan más alimentos y se adapten mejor a los cambios climáticos”, evaluó.

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