Aunque el entrenamiento matutino haya traído beneficios, solo el nocturno que confirmo avances en el control de la presión arterial a corto plazo (foto: Freepik*)
La conclusión proviene de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo con 23 voluntarios. Los datos muestran que solo el entrenamiento nocturno reguló la llamada sensibilidad barorrefleja, un mecanismo que compensa cambios bruscos en la presión arterial
La conclusión proviene de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo con 23 voluntarios. Los datos muestran que solo el entrenamiento nocturno reguló la llamada sensibilidad barorrefleja, un mecanismo que compensa cambios bruscos en la presión arterial
Aunque el entrenamiento matutino haya traído beneficios, solo el nocturno que confirmo avances en el control de la presión arterial a corto plazo (foto: Freepik*)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – La práctica de ejercicio aeróbico en el período nocturno trajo más beneficios para la regulación de la presión arterial en adultos mayores hipertensos que los entrenamientos realizados por la mañana. Un estudio realizado en la Escuela de Educación Física y Deporte de la Universidad de São Paulo (EEFE-USP), en Brasil, identificó que la razón está relacionada con una mejor regulación de un mecanismo que compensa los cambios bruscos en la presión arterial, conocido como sensibilidad barorrefleja.
“Existen múltiples mecanismos para regular la presión arterial y, aunque el entrenamiento matutino haya traído beneficios, fue únicamente el nocturno el que generó una mejora en el control de la presión arterial a corto plazo, al mejorar la sensibilidad barorrefleja. Esto es importante porque, además de que el control barorreflejo genera efectos positivos sobre la presión arterial, actualmente no existe ningún medicamento que module este mecanismo”, explicó a la Agência FAPESP Leandro Campos de Brito, autor del artículo publicado en The Journal of Physiology.
El trabajo es fruto del proyecto de posdoctorado de Brito, apoyado por la FAPESP y supervisado por la profesora de la EEFE-USP Cláudia Lúcia de Moraes Forjaz.
En el experimento, 23 pacientes diagnosticados y medicados por hipertensión fueron divididos en dos grupos: entrenamiento matutino o nocturno. A lo largo de diez semanas, ambos grupos realizaron entrenamientos de 45 minutos en bicicleta estática a intensidad moderada, tres veces por semana.
Se analizaron parámetros cardiovasculares importantes, como la presión arterial sistólica y diastólica (presión sanguínea en los vasos) y la frecuencia cardíaca (latidos del corazón), después de diez minutos de reposo. Los datos fueron recolectados antes y al menos tres días después de que los voluntarios completaran las diez semanas de entrenamiento.
Además, los investigadores monitorearon mecanismos del sistema nervioso autónomo —que funciona de forma involuntaria, controlando los latidos del corazón y la presión arterial, por ejemplo,— como la actividad nerviosa simpática muscular (que regula el flujo sanguíneo periférico a través de la contracción o relajación de los vasos en el tejido muscular) y la sensibilidad barorrefleja simpática (evaluación del control de la presión arterial mediante cambios en la actividad simpática muscular).
Aquellos participantes que entrenaron por la noche mostraron mejoría en los cuatro parámetros analizados: presión arterial sistólica y diastólica, sensibilidad barorrefleja simpática y actividad nerviosa simpática muscular. En cambio, quienes entrenaron por la mañana no presentaron reducción en la actividad nerviosa simpática muscular, ni mejoras en la presión arterial sistólica ni en la sensibilidad barorrefleja simpática.
“El entrenamiento nocturno fue más efectivo para promover mejoras en el sistema nervioso autónomo cardiovascular y en la reducción de la presión arterial. Esto puede explicarse en parte por la mejora en la sensibilidad barorrefleja y la reducción de la actividad simpática muscular, que fueron mayores durante la noche. Por ahora, sabemos que el control barorreflejo es determinante —al menos desde el punto de vista cardiovascular— para que los entrenamientos nocturnos sean más beneficiosos que los matutinos, ya que es este mecanismo el que desencadena los demás beneficios analizados. Sin embargo, aún debemos avanzar mucho en esta comprensión”, explica Brito, quien actualmente es profesor en el Oregon Institute of Occupational Health Sciences de la Oregon Health & Science University, en Estados Unidos, y continúa investigando este tema a través de estudios sobre el ritmo circadiano.
El investigador destaca que el control barorreflejo realiza la regulación con cada latido del corazón y modula la actividad autonómica del organismo. “Es un mecanismo asociado a fibras sensibles a la deformación de las paredes arteriales, ubicadas en lugares específicos como el arco aórtico y el cuerpo carotídeo. Así, cuando la presión arterial cae, esta región envía una señal al área del cerebro que controla el sistema nervioso autónomo, que a su vez envía una señal de vuelta al corazón para que lata más rápido y a las arterias para que se contraigan con más fuerza. Si la presión aumenta, envía la señal para que el corazón lata con menos intensidad y a las arterias para que se contraigan menos, modulando así la presión arterial latido a latido”, explica.
En un estudio anterior, el grupo de investigadores de la USP demostró que el entrenamiento aeróbico realizado por la noche inducía una mayor disminución de la presión arterial que el entrenamiento matutino en hombres hipertensos (lea más en: agencia.fapesp.br/34205).
En otro trabajo, la respuesta más efectiva del entrenamiento nocturno en la disminución de la presión arterial también estuvo acompañada por una mayor reducción de la resistencia vascular sistémica y de la variabilidad de la presión arterial sistólica (lea más en: agencia.fapesp.br/37455).
“La replicación de los resultados obtenidos en estudios anteriores y en distintos grupos de pacientes con hipertensión, asociada al uso de técnicas más precisas para evaluar los principales desenlaces, refuerza nuestra comprensión sobre un mayor beneficio autonómico del ejercicio aeróbico realizado por la noche en pacientes hipertensos. Esto puede ser particularmente importante para individuos resistentes al tratamiento farmacológico”, afirma.
El artículo Evening but not morning aerobic training improves sympathetic activity and baroreflex sensitivity in elderly patients with treated hypertension puede ser leído en: physoc.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1113/JP285966.
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