La idea es encontrar un equilibrio entre el apoyo a las investigaciones orientadas hacia el impacto social y económico y las direccionadas hacia el avance del conocimiento (foto: Piu Dip/ Agência FAPESP)

Agencias de fomento de la investigación científica debaten criterios para la financiación de proyectos
09-05-2019
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La idea es encontrar un equilibrio entre el apoyo a las investigaciones orientadas hacia el impacto social y económico y las direccionadas hacia el avance del conocimiento

Agencias de fomento de la investigación científica debaten criterios para la financiación de proyectos

La idea es encontrar un equilibrio entre el apoyo a las investigaciones orientadas hacia el impacto social y económico y las direccionadas hacia el avance del conocimiento

09-05-2019
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La idea es encontrar un equilibrio entre el apoyo a las investigaciones orientadas hacia el impacto social y económico y las direccionadas hacia el avance del conocimiento (foto: Piu Dip/ Agência FAPESP)

 

Por Elton Alisson y Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – La elevación de las expectativas de los distintos sectores de la sociedad en lo concerniente al impacto socioeconómico de las investigaciones científicas financiadas con recursos públicos no constituye un fenómeno nuevo. A decir verdad, se trata del episodio más reciente de un debate que ha venido entablándose desde el surgimiento de la ciencia, según sostuvo Peter Strohschneider, presidente de la German Research Foundation (DFG).

Para dar respuesta a las crecientes expectativas de retorno de la investigación científica, las agencias de financiación participantes en el Global Research Council (GRC), reunidas en su encuentro anual, realizado en São Paulo, plantean dos abordajes. El primero de ellos consistiría en incorporar el impacto social y económico como criterio en la evaluación de proyectos de investigación. Y el segundo en mejorar la evaluación y la demostración de los resultados de las investigaciones que ya cuentan con apoyo.

“Si bien ambos abordajes son complementarios, las justificaciones para adoptarlos son distintas”, dijo Strohschneider durante la ceremonia de apertura del encuentro anual de la entidad, el pasado 2 de mayo. Este encuentro, que se realizó por primera vez en Brasil y que culminó el día 3 de mayo, reunió a 50 jefes de agencias de fomento de 50 países de los cincos continentes. El evento estuvo organizado por la FAPESP, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y la DFG.

“La incorporación del impacto socioeconómico como criterio de financiación se basa en el supuesto de que esos objetivos pueden maximizarse, en tanto que la necesidad de mejorar la evaluación y la demostración de los resultados de las investigaciones ya apoyadas se sostiene en la comprensión de que las mismas ya generan el impacto anhelado, pero sus resultados deben ser más visibles ante la sociedad”, afirmó Strohscheinder.

Según el dirigente de la agencia alemana, ambos abordajes pueden incrementar la concientización referente al aporte de la investigación científica a la sociedad y a la economía, a los efectos de fortalecer los argumentos de los cuales se valen las agencias de fomento de la investigación participantes en el GRC para justificar la destinación de sus fondos públicos a los proyectos apoyados. Así y todo, los dos requieren una reflexión cuidadosa acerca de cómo deberá llevarse a cabo esa evaluación, de manera tal de no penalizar a la investigación básica.

“Es necesario considerar [en la evaluación de los proyectos] tanto los retornos sociales y económicos como la virtud de la investigación impulsada por la curiosidad, destinada a expandir las fronteras del conocimiento, como elementos esenciales tendientes a fomentar el desarrollo de ecosistemas nacionales de investigación vibrantes”, señaló.

“Debemos encontrar un equilibrio entre la financiación de investigaciones orientadas hacia el impacto socioeconómico y las direccionadas hacia el avance del conocimiento”, ponderó.

Para Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, la evaluación y la demostración del impacto socioeconómico de la investigación científica como criterio de financiación constituye una cuestión controvertida, al respecto de la cual no se puede esperar un acuerdo pleno; pero existen puntos de coincidencia. Uno de ellos es la necesidad de responder positivamente a la creciente demanda con miras a demostrar que las investigaciones que cuentan con el apoyo de las agencias de fomento le aportan beneficios a la sociedad, especialmente porque se financian con recursos públicos.

“La manera por la cual cada agencia de financiación contempla esta regla varía. Pero, al cabo, los impactos sociales, económicos y regionales siempre influirán sobre el perfil de las investigaciones que cada agencia apoya, ya sea como criterio en el análisis de propuestas individuales o bajo la forma de la orientación general y de las políticas direccionadas hacia la creación de programas de investigación específicos o a la modificación de proyectos a corto plazo y de prioridades a largo plazo”, sostuvo.

“Nuestra misión como jefes de las agencias consiste en facilitar la investigación científica. Para ello debemos impulsar el mejor aprovechamiento de los recursos de la sociedad, para que todos los proyectos que financiamos tengan la más alta calidad científica y una alta probabilidad de contribuir a la expansión del conocimiento científico o de tener un impacto más positivo en la sociedad”, afirmó.

El mérito científico

Estados Unidos tiene en cuenta la amplitud del impacto de los proyectos de investigación que serán financiados. Desde 1997, la National Science Foundation (NSF) aplica únicamente dos criterios para la financiación de proyectos de investigación: el mérito intelectual (su potencial para hacer avanzar el conocimiento) y el logro de impactos más amplios (el potencial para beneficiar a la sociedad).

De acuerdo con France Córdova, directora de la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, la institución recibe anualmente alrededor de 50 mil propuestas de financiación. “Hay muchas más propuestas de excelencia que fondos como para brindarles apoyo. El año pasado no logramos financiar alrededor de 4.000 millones de dólares en investigaciones de excelencia. Ese valor representa el monto de fondos solicitados mediante propuestas que se rechazaron pese a que sus calificaciones fueron muy buenas o superiores”, dijo.

Córdova explicó que el criterio del mérito científico permite detectar cuáles son las propuestas que se ubican a la vanguardia de la ciencia. Y puso como ejemplo de este tipo de criterio a la investigación de la científica Frances Arnold, quien recibió la primera concesión de fondos de la NSF en 1988, y se hizo acreedora al Premio Nobel de Química en 2018. “Ella creó la evolución dirigida, un método mediante el cual se emplean ciclos de mutación y de selección para incrementar la eficiencia de las enzimas en una determinada función”, dijo.

Años después de su primer proyecto financiado, el trabajo de Arnold hizo posible el desarrollo de nuevos productos farmacéuticos, nuevos tipos de combustibles derivados de plantas y nuevos procesos destinados a la fabricación de productos químicos industriales sin metales tóxicos o solventes orgánicos.

“Ustedes podrían preguntarse: ¿cómo puede un investigador saber al momento en que remite una propuesta de investigación en ciencia básica cuál será su resultado? Por supuesto que no lo sabe. Por eso las definiciones del mérito intelectual y de los impactos más amplios se concentran en el ‘potencial’ de promover el conocimiento y de beneficiar a la sociedad”, dijo Córdova.

De acuerdo con la NSF, los impactos sociales y económicos pueden tener alcance educativo, ya sea en la educación formal o informal, como así también contemplar investigaciones de riesgo. Este criterio lleva muchas veces a la formación de asociaciones con la industria, con otras agencias y con patrocinadores internacionales, a los efectos de aumentar la capacidad y generar recursos.

“El apoyo de la NSF a la investigación de alto riesgo ha producido algunos descubrimientos sorprendentes. Nuestra financiación inicial ayudó a llevar adelante internet, los paneles solares y medicamentos que salvan vidas. Hemos hecho progresos en la comprensión del cerebro, curamos enfermedades y desarrollamos la impresión 3D”, dijo.

Interdisciplinariedad y compromiso

Para Mark Ferguson, director general de la Science Foundation Ireland (SFI), lo importante es asegurarse de que las agencias están seleccionando investigaciones de manera sabia. “Hay interdisciplinariedad y es necesario asegurar e incentivar el compromiso entre el personal científico. Pero es importante saber que no existe un modelo único. No es posible financiar investigaciones disruptivas partiendo de una convocatoria convencional”, sostuvo.

Aún no existe un consenso entre los países que indique que el impacto social debe ser uno de los criterios para la selección de proyectos de investigación que serán financiados. Austria, por ejemplo, tiene como principal objetivo estimular la investigación transdisciplinaria y transformadora. “Por eso dejamos de aplicar el impacto social y económico como criterio de financiación de las investigaciones. Estamos financiando investigación primaria impulsada por la curiosidad, investigaciones interdisciplinarias que congregan a las Humanidades e investigación química y estadística”, dijo Klement Tockner, presidente de la Austrian Science Fund (FWF).

Tockner remarcó que existen pruebas de que cuando el enfoque recae prematuramente sobre el impacto social y económico, puede restringirse la innovación y el riesgo. “Existe un interés en el país en mantener la diversidad no sólo en las disciplinas y en los temas sino también en los proyectos de investigación. Esto es importante si nos enfocamos en el futuro interdisciplinario y transdisciplinario de la investigación basada en la diversidad”, dijo.

Austria ha creado modos alternativos tendientes a facilitar la conexión entre la investigación científica, la sociedad y la economía, y estimular la investigación transdisciplinaria y transformadora en el futuro. “Pretendemos contar con un tipo de perspectiva que indique cómo identificar áreas de investigación que están generando nuevos temas, y cómo comunicarle sus usos a la sociedad”, dijo.

Otra alternativa es la creación a finales de este año de los Pioneer Labs, laboratorios de proyectos de investigación transdisciplinaria y transformadora. “Nos preocupamos con el impacto social de los proyectos de investigación, pero consideramos que nuestra responsabilidad apunta a que la investigación encuentre los más altos niveles de calidad y excelencia”, dijo Tockner.

Tockner explicó que en Austria existe otra organización enfocada en la investigación aplicada y en el impacto económico. “Y cuenta con más recursos que nosotros”, dijo.

Patricia Ellen, secretaria de Desarrollo Económico, Ciencia y Tecnología del Estado de São Paulo, quien estuvo presente en la apertura del evento, sostuvo que es necesario empezar a abordar la evaluación del impacto social y económico de la investigación científica con un mayor énfasis.

“Durante las últimas décadas, la ciencia y la tecnología fueron fundamentales para impulsar muchas mejoras en nuestra sociedad, tales como la elevación de la expectativa de vida, de la urbanización y de los ingresos per cápita. Pero existen muchos desafíos que estamos afrontando ahora y la investigación científica tendrá un rol crítico a la hora de hallarles soluciones”, afirmó.

Más información sobre la 8ª Reunión Anual del Global Research Council en: www.fapesp.br/eventos/grc

 

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