Grandes instalaciones científicas previstas para entrar en actividad durante los próximos años pueden contribuir para incrementar el protagonismo y el impacto de la ciencia que se hace en la región (imagen: revista Pesquisa FAPESP)

Científicos abogan por una acción coordinada de la financiación en Latinoamérica
03-05-2019
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Grandes instalaciones científicas previstas para entrar en actividad durante los próximos años pueden contribuir para incrementar el protagonismo y el impacto de la ciencia que se hace en la región

Científicos abogan por una acción coordinada de la financiación en Latinoamérica

Grandes instalaciones científicas previstas para entrar en actividad durante los próximos años pueden contribuir para incrementar el protagonismo y el impacto de la ciencia que se hace en la región

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Grandes instalaciones científicas previstas para entrar en actividad durante los próximos años pueden contribuir para incrementar el protagonismo y el impacto de la ciencia que se hace en la región (imagen: revista Pesquisa FAPESP)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – Durante la última década se puso en marcha la operación de grandes infraestructuras de investigación científica en distintos países de Latinoamérica, tales como el mayor observatorio de rayos cósmicos del mundo, el Pierre Auger, en Argentina, y el Observatorio Cherenkov de Agua de Gran Altura (HAWK, por sus siglas en inglés), con sede México. Y en los próximos años estarán listas las obras del Sirius –la nueva fuente de luz sincrotrón brasileña– y del Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones (LAHN).

Además de estos proyectos, también se está planificando la construcción del ANDES (las siglas de Agua Negra Deep Experiment Site), un laboratorio subterráneo situado en el túnel Agua Negra, que unirá Argentina a Chile, destinado a la realización de experimentos sobre materia oscura, neutrinos, geología y estudios de ADN, entre otros.

Esta diversidad de nuevas infraestructuras de investigación, sumada a la existencia de una comunidad científica madura, constituye una oportunidad única para la integración y el liderazgo de América Latina en proyectos de gran magnitud que requieran de colaboración internacional. De esta manera, sería posible incrementar el protagonismo de los científicos latinoamericanos en estos proyectos y, por consiguiente, la proyección de la ciencia hecha en la región.

Con todo, para alcanzar estos objetivos será necesario entre otras cosas crear mecanismos comunes y acciones coordinadas de financiación de la investigación científica en los países de la zona, según sostiene un grupo de científicos y representantes de agencias de fomento de países de Latinoamérica, los mentores del Foro Estratégico Latinoamericano para la Infraestructura de la Investigación Científica (LASF4RI).

La primera reunión de este grupo, integrado por científicos latinoamericanos que ocupan cargos de liderazgo en grandes instituciones de investigación internacionales, tuvo lugar durante los días 30 de abril y 1º de mayo en el Instituto Sudamericano de Investigación Fundamental (ICTP-SAIFR), con sede en el Instituto de Física Teórica de la Universidade Estadual Paulista (IFT-Unesp), en Brasil.

Este evento precedió al Encuentro Anual del Global Research Council (GRC), organizado por la FAPESP, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y la German Research Foundation (DFG) de Alemania, el cual congregó entre los días 1º y 3 de mayo en São Paulo a líderes de agencias científicas de fomento de todo el mundo.

“Éste es un momento sumamente oportuno para elaborar una estrategia tendiente a hacer posible que la comunidad científica latinoamericana pueda sacar el máximo provecho de las oportunidades que aportan esas nuevas infraestructuras de investigación en la región”, declaró Fernando Quevedo, director del ICTP-Trieste, en Italia, y uno de los mentores del Foro, a Agência FAPESP.

“En razón de las inversiones en la formación de científicos efectuada en los países latinoamericanos en durante últimas décadas, hoy en día contamos en la región con científicos que podrán liderar la implementación y la coordinación de experimentos a gran escala y a largo plazo, planificados para concretarse en estas grandes instalaciones científicas”, dijo Quevedo.

De acuerdo con el físico guatemalteco, uno de los objetivos de esta iniciativa consistirá en asegurar que toda esa nueva infraestructura de investigación pueda contribuir para calificar y formar a una nueva generación de científicos en los países de la región en áreas tales como Física de Partículas, Astronomía y Cosmología.

“Me enfadaba ver que las grandes observaciones realizadas en los grandes telescopios construidos durante las últimas décadas en Chile, por ejemplo, estaban dominadas por astrónomos europeos o estadounidenses [responsables de la construcción de esos equipamientos], sin que hubiera una participación más significativa de astrónomos del país. Así se perdía una oportunidad enorme para el desarrollo de la ciencia local”, añadió Quevedo.

Ahora, debido a que la mayor parte o un monto significativo de los recursos destinados a la construcción de esas nuevas infraestructuras de investigación proviene de países latinoamericanos, y que existe una comunidad científica en la región que es capaz de hacer ciencia de excelencia, el panorama es distinto, sostuvo el investigador. En el caso del Sirius, por ejemplo, el 85% de la inversión financiera se ejecutó en Brasil, y con empresas brasileñas.

“Lo que faltó en el pasado, ahora tenemos la oportunidad de corregirlo: es la integración de la comunidad científica con los entes gubernamentales y las agencias de fomento de la investigación científica de la región con miras a estipular una ruta de lo que debe hacerse durante las próximas décadas en términos de formación de personal científico y definición de áreas estratégicas de investigación”, dijo Quevedo.

Otro objetivo del grupo consistirá en orientar las inversiones en infraestructura de investigación en la región con miras a evitar la superposición de proyectos y de recursos. Toda vez que Brasil contará con el Sirius, no tendría sentido un proyecto destinado a la construcción de otra fuente de luz sincrotrón en otro país latinoamericano, ejemplificó el director del ICTP-Trieste.

Los ejemplos internacionales

“La mayor parte de la infraestructura de investigación con la cual contamos hoy en día en Argentina, por ejemplo, se orienta hacia las áreas de Radioastronomía, Geodesia y Física de Partículas. Esas facilities también están abiertas a proyectos de colaboración con otros países de la región y de fuera de la misma”, dijo Jorge Tezón, gerente de desarrollo del Conicet, durante el evento.

Un enfoque adicional del grupo recaerá sobre la definición de áreas prioritarias para las inversiones regionales en investigación científica. “Si la comunidad científica latinoamericana evalúa que el cambio climático o las energías renovables constituyen temas prioritarios de investigación regional, se podría estudiar una intensificación de la orientación de recursos hacia esas áreas, por ejemplo”, dijo.

“Este plan estratégico, en el cual se definen prioridades de investigación entre los próximos cinco y 20 años, es lo que ha venido haciéndose en Europa y lo que podemos hacer en América Latina si volcamos nuestros esfuerzos en investigación como una comunidad científica latinoamericana. Esto puede hacernos más fuertes”, dijo Tezon.

Un modelo de cooperación científica que puede servir de inspiración para América Latina es el de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (Cern). Cuando se creó este centro de investigación en física, a comienzos de la década de 1950, luego de la Segunda Guerra Mundial –con el objetivo no sólo de unir a los científicos europeos del área, sino también de compartir los crecientes costos de las instalaciones de física nuclear–, la ciencia ya no era de categoría mundial.

En la actualidad las investigaciones que se realizan en el LHC tienen un altísimo impacto científico y cuentan con la participación de científicos de 113 países, según sostuvo Salvatore Mele, físico del Cern.

“La convención para la creación del Cern estipuló aportes económicos que se calculan con base en los ingresos nacionales netos de los últimos años, de modo tal que cada estado miembro pague de acuerdo con sus medios”, dijo Mele.

En tanto, el Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), con sede en Estados Unidos, mantiene colaboraciones con científicas de 53 países, Brasil inclusive. “En el transcurso de las últimas décadas hemos logrado desarrollar un modelo exitoso de apoyo a las colaboraciones internacionales en experimentos que se realizan dentro y fuera de las instalaciones del Fermilab”, dijo Nigel Lockyer, director de la institución.

El investigador puso de relieve la participación de investigadores latinoamericanos en la colaboración Dune, un proyecto científico internacional que apunta al descubrimiento de nuevas propiedades de los neutrinos, partículas elementales con muy poca masa que viajan a una velocidad muy cercana a la de la luz.

Los físicos Ettore Segreto y Ernesto Kemp, ambos docentes del Instituto de Física Gleb Wataghin de la Universidad de Campinas (Unicamp) desarrollaron con el apoyo de la FAPESP el nuevo concepto tecnológico de detector que se utilizará en ese experimento.

“Ellos inventaron, construyeron y probaron con éxito una nueva tecnología de detección de luz ultrasensible llamada Arapuca, una palabra que según me explicaron significa trampa para pájaros en portugués”, dijo Lockyer.

 
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