La ilustración muestra el impacto de El Niño en los niveles de agua subterránea del suelo superficial (SFSM), en la zona de las raíces de los árboles (RIZSM) y propiamente en las aguas subterráneas (GWS), y su relación con el riesgo de incendios (crédito: Bruno Conicelli)

Amazonia
El Niño agrava el impacto de las sequías y el riesgo de incendios en aguas subterráneas de la Amazonia
19-12-2024
PT EN

Científicos lograron demostrar en Brasil la relación existente entre este fenómeno climático y la propensión al fuego, y diseñaron una herramienta que podrá ayudar en el futuro a planificar acciones preventivas

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El Niño agrava el impacto de las sequías y el riesgo de incendios en aguas subterráneas de la Amazonia

Científicos lograron demostrar en Brasil la relación existente entre este fenómeno climático y la propensión al fuego, y diseñaron una herramienta que podrá ayudar en el futuro a planificar acciones preventivas

19-12-2024
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La ilustración muestra el impacto de El Niño en los niveles de agua subterránea del suelo superficial (SFSM), en la zona de las raíces de los árboles (RIZSM) y propiamente en las aguas subterráneas (GWS), y su relación con el riesgo de incendios (crédito: Bruno Conicelli)

 

Por Luciana Constantino  |  Agência FAPESP – El riesgo de que se produzcan incendios en la Amazonia es mayor en las áreas donde el almacenamiento de agua subterránea se encuentra comprometido, fundamentalmente cuando el fenómeno El Niño agrava la sequía. Mediante la utilización de imágenes satelitales y datos de focos ígneos, científicos en Brasil lograron demostrar la relación existente entre el referido fenómeno climático y la propensión al fuego para diseñar una herramienta que podrá ayudar en el futuro a planificar acciones preventivas. 

Con base en información recabada entre los años 2004 y 2016, los resultados del estudio revelan una disminución en las condiciones de humedad en tres niveles: el del suelo superficial (SFSM), el de la zona de las raíces de los árboles (RTZSM) y el de las aguas subterráneas (GWS), y este último es el que exhibe la mayor severidad de aridez. Estos “reservorios” tardan más para recuperarse cuando se ven afectados por las sequías consecutivas y extremas ocasionadas por El Niño, uno de los fenómenos climáticos de mayor impacto en la Tierra.

Durante las últimas décadas, los incendios forestales provocados por el hombre (antropogénicos) han venido alterando significativamente la dinámica de la vegetación en la región amazónica. Se considera que ciertas actividades humanas constituyen “igniciones” para que el fuego se encienda en la selva tropical; y la escalada de los incendios está vinculada a las condiciones climáticas.

Solamente este año, el total de focos de incendios registrados entre enero y el día 20 de noviembre en la Amazonia brasileña es el mayor desde 2010: fueron 132.211 en poco menos de 11 meses, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil. Con una metodología distinta a la que emplea el Inpe, el Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales (LASA), de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), apunta que ya se han quemado alrededor de 128.000 km² de este bioma durante el corriente año, una superficie equivalente al territorio de Inglaterra.

“Resolvimos investigar el impacto de las sequías meteorológicas e hidrológicas de los incendios en la Amazonia dirigiendo nuestra atención hacia el papel de las aguas subterráneas y los eventos de El Niño en el marco del proyecto Sacre, cuyo enfoque preponderante recae sobre las áreas urbanas, pero también se extiende a las zonas rurales y selváticas. Y logramos que quede demostrada la relación”, celebra el profesor Bruno Conicelli, del Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo (USP), autor corresponsal del estudio.

El artículo referente, publicado en la revista Science of the Total Environment, tiene como coautor al científico Ricardo Hirata, coordinador del “SACRE: Soluciones Integradas de Agua para Ciudades Resilientes”. Se trata de uno de los mayores proyectos de investigación aplicada a los recursos hídricos de Brasil, cuyo tema central lo constituyen las aguas subterráneas, y apunta a la disminución de la vulnerabilidad de las ciudades y del campo durante las crisis asociadas a los cambios climáticos globales. Y cuenta con el apoyo de la FAPESP en el marco de un Proyecto Temático.   

La base de datos

Para efectuar la caracterización de las sequías hidrológicas, los investigadores utilizaron información satelital de la misión GRACE, las siglas en inglés de Gravity Recovery and Climate Experiment, que hace posible detectar el almacenamiento de agua terrestre congregando la humedad del suelo, el agua superficial y el agua subterránea.

Cruzaron esa información con datos referentes a la gravedad de las sequías en cada lugar analizado. Y de este modo lograron identificar áreas con menor concentración de humedad en el nordeste de la cuenca amazónica, aparte de una disminución de la humedad en dirección al este.

Las más grandes zonas quemadas coincidieron con áreas que afrontaron la sequía durante eventos extremos del El Niño, con un aumento entre los años 2015 y 2016. En ese entonces, se consideró que el fenómeno era uno de los tres más intensos registrados hasta aquel momento (junto con los de 1982-1983 y 1997-1998). El de 2023-2024 se ubica entre los cinco más fuertes, de acuerdo con Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El fenómeno de El Niño se caracteriza por el calentamiento anormal de la superficie del océano Pacífico debido a la disminución de la intensidad de los vientos alisios. Los patrones de la circulación atmosférica sobre el Pacífico se alteran, con una modificación también en la distribución de la humedad y de las temperaturas en diversas partes del planeta. Informes internacionales señalan que habrá un aumento de la frecuencia y la intensidad de estos eventos durante las próximas décadas.

“Sabemos que los incendios en la Amazonia tienen origen antrópico. Sin embargo, cuando existe el registro de un evento de El Niño más intenso, tal como sucedió en 2016 cuando investigamos, y nuevamente en 2024, las sequías meteorológicas e hidrológicas se vuelven más severas en la selva. En tales condiciones, la vegetación depende intensamente del agua subterránea para sobrevivir. Los árboles menores, con raíces menos profundas, son los primeros que padecen la falta de agua”, dice Conicelli, quien dirigió a la autora principal del artículo, Naomi Toledo. Cuando se puso en marcha la investigación, Toledo cursaba su carrera de grado en la Universidad Regional Amazónica Ikiam de Ecuador, donde Conicelli fue docente durante cuatro años.

En agosto pasado, un grupo internacional de científicos publicó el primer informe State of Wildfires, en el cual quedó demostrado que los incendios en la Amazonia Occidental −que incluye a los estados brasileños de Amazonas, Acre, Roraima y Rondônia– ocurridos entre marzo de 2023 y febrero de 2024 tuvieron el impulso de las prolongadas sequías relacionadas con El Niño. Dichas sequías, junto a las condiciones meteorológicas, explicaron el 68 % de dichos incendios, seguidas por la influencia de las acciones antrópicas, como el desmonte, la agricultura y la fragmentación de los paisajes naturales (lea más en: agencia.fapesp.br/52678).  

Un sistema de alerta

Con base en el resultado de ese trabajo, el grupo está elaborando un índice de riesgo de incendios adaptado a la región amazónica, que incluye tanto indicadores meteorológicos (relacionados con las lluvias) como hidrológicos (el agua existente en el suelo, en los ríos, en los acuíferos y en otras reservas). Este modelo puede aplicarse a otros ecosistemas.

Al demostrar la interconexión entre las condiciones meteorológicas e hidrológicas y el agravamiento de los incendios forestales, los resultados pueden aportar al diseño de estrategias destinadas a mitigar el riesgo de incendios y en las acciones de prevención. “Estudios como estos son importantes también para la concientización de en qué medida la selva se vuelve vulnerable ante los eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos”, añade el investigador.

Según Conicelli, cabe esperar que en el futuro se puedan agregar datos recolectados en campo para que el sistema funcione como una alarma cuando las aguas subterráneas se encuentren en niveles bajos.

Puede leerse el artículo intitulado Dynamics of meteorological and hydrological drought: The impact of groundwater and El Niño events on forest fires in the Amazon en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969724067688.  

 

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