Un artículo científico publicado por investigadores de la Universidad Federal de São Paulo indica que las regiones sur y sudeste del país son las más afectadas. El estado de Espírito Santo es el que padece en mayor medida estos efectos, con olas de calor y de frío (foto: Marcelo Camargo/Agência Brasil)

La costa de Brasil está más calurosa, con una mayor frecuencia de eventos extremos de temperatura
20-07-2023
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Un artículo científico publicado por investigadores de la Universidad Federal de São Paulo indica que las regiones sur y sudeste del país son las más afectadas. El estado de Espírito Santo es el que padece en mayor medida estos efectos, con olas de calor y de frío

La costa de Brasil está más calurosa, con una mayor frecuencia de eventos extremos de temperatura

Un artículo científico publicado por investigadores de la Universidad Federal de São Paulo indica que las regiones sur y sudeste del país son las más afectadas. El estado de Espírito Santo es el que padece en mayor medida estos efectos, con olas de calor y de frío

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Un artículo científico publicado por investigadores de la Universidad Federal de São Paulo indica que las regiones sur y sudeste del país son las más afectadas. El estado de Espírito Santo es el que padece en mayor medida estos efectos, con olas de calor y de frío (foto: Marcelo Camargo/Agência Brasil)

 

Por Luciana Constantino  |  Agência FAPESP – El litoral brasileño, especialmente en las regiones costeras del sur y del sudeste del país, está padeciendo los impactos de los cambios climáticos, con temperaturas del aire cada vez más extremas y un incremento de la frecuencia de las variaciones térmicas en el transcurso de los años. Este es uno de los resultados de una investigación inédita publicada en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.

En las costas de los estados de Espírito Santo, Rio Grande do Sul y São Paulo, la frecuencia de episodios diarios de temperaturas extremas y de olas de calor (caracterizadas por días consecutivos de dichos registros) se incrementó en el transcurso de los últimos 40 años, con un crecimiento del 188 %, del 100 % y del 84 % respectivamente.

En el estado de Espírito Santo, la temperatura máxima llegó a variar de 28,6 °C en julio de 1987 a 37,2 °C en marzo de 2013, mientras que la mínima subió de 11,2 °C en junio de 1993 a 20,7 °C en enero de 2016. Hasta 1999, se habían registrado temperaturas máximas superiores a los 35 °C en ocho oportunidades en dicho estado, pero durante la última década fueron 19 ocasiones. En tanto, en el litoral del estado de Rio Grande do Sul, los científicos detectaron que está refrescando menos durante los días, es decir que no se registran temperaturas extremas tan bajas.

En el referido estudio, realizado por investigadores del Instituto del Mar de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), se analizaron las olas de calor a lo largo de la costa de Brasil según la variación de la intensidad y la frecuencia de eventos extremos de temperatura. Para los científicos, el conjunto de datos y métodos surgió como un abordaje pasible de aplicarse en trabajos sobre eventos extremos climáticos, con indicadores de intensidad, frecuencia y duración, y con posibilidades de extendérselo también a otras regiones del planeta.

“Los resultados muestran que las regiones sudeste y sur de Brasil ya están enfrentando impactos en la temperatura del aire que pueden afectar no solamente a la biodiversidad sino incluso también a la economía. Detectamos que la costa de Espírito Santo fue la zona más afectada entre las cinco que estudiamos, pues aparte del calor, fue la única en donde la frecuencia de olas de frío también es cada vez mayor”, explica Fábio Henrique Carretero Sanches, autor principal de la investigación, quien contó con el apoyo de la FAPESP mediante una beca posdoctoral.

La biodiversidad se ve afectada por alteraciones fisiológicas y de cambios en la conducta de diversas especies debido a las olas de calor y de frío, y eso sin contar que los eventos extremos de temperatura pueden ocasionar la mortalidad de animales terrestres y acuáticos.

Para el profesor Ronaldo Christofoletti, investigador del Instituto del Mar de la Unifesp y uno de los autores del estudio, este también muestra la existencia de una relación con la salud pública, ya que diversos tipos de enfermedades respiratorias están asociados a la variación de la temperatura.

“El aumento de las olas de calor y de frío provoca diversos impactos en la sociedad, que van desde el malestar térmico hasta el incremento de los incendios forestales, los problemas de salud y la mortalidad de animales, plantas y seres humanos, especialmente de ancianos y personas en situación de vulnerabilidad”, explica el profesor, quien también contó con el apoyo de la FAPESP.

Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indican que alrededor de 559 millones de niños se encuentran expuestos a las altas frecuencias de las olas de calor en el mundo. Según la referida agencia de la ONU, si la elevación promedio de la temperatura global llega a 1,7 °C con relación a la era preindustrial, ese total llegará a 1.600 millones de niños en 2050.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que al menos 15 mil personas murieron en Europa el año pasado a causa de las olas de calor: España y Alemania se ubican entre los países más afectados. El verano europeo (de junio y agosto) de 2022 fue el más caluroso registrado hasta ahora, y las altas temperaturas provocaron la peor sequía en el continente desde la Edad Media.

“Las alteraciones en los patrones de eventos extremos en la costa constituyen una importante señal de alarma al respecto de la vulnerabilidad climática en Brasil en general. Este estudio confirma que la emergencia climática no es futurología, sino que forma parte de una realidad que debemos afrontar combatiendo sus causas mediante acciones concretas de mitigación y con políticas públicas eficaces de adaptación”, dice Ana Toni, secretaria Nacional de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio del Clima, a través de su asesoría.

En el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) dado a conocer en marzo pasado, se sostiene que la acción humana está aumentando inequívocamente las emisiones de gases de efecto invernadero hacia niveles récords y que las temperaturas globales probablemente llegarán a 1,5 °C por arriba de los niveles preindustriales antes de lo previsto, a comienzos de la década de 2030. Este calentamiento provoca cambios globales que comprenden la elevación del nivel del mar y los extremos climáticos, que resultan en daños generalizados y que afectan vidas, medios de subsistencia y sistemas naturales.

La serie histórica

Aparte de analizar la serie histórica de los datos de la temperatura del ambiente registrados durante cada hora del día en el transcurso de los últimos 40 años en cinco regiones costeras de Brasil –São Luís (estado de Maranhão), Natal (estado de Rio Grande do Norte), São Mateus (estado de Espírito Santo), Iguape (estado de São Paulo) y Rio Grande (estado de Rio Grande do Sul)–, los científicos utilizaron modelos matemáticos para definir qué serían extremos de temperatura en cada una de esas áreas y durante cada mes del año. Se tuvieron en cuenta las diferencias regionales y de estación climática.

En la investigación se evaluaron los patrones estacionales y diarios, con impactos medidos en términos de episodios (días en los que se registró un extremo) y de eventos (días seguidos de episodios extremos, lo que caracteriza una ola). De las regiones analizadas, São Luís y Natal no registraron alteraciones en los patrones de extremos de temperatura en el transcurso del año.

Los investigadores también estudiaron otros dos factores: las posibles variaciones de la amplitud térmica en el transcurso de un mismo día (a las que en el estudio se las denomina T máx. – T mín.) y los cambios bruscos de temperatura, con base en la comparación de la máxima o de la mínima entre días consecutivos.

Con relación a la amplitud térmica diaria, la zona de la ciudad de Natal fue la única que no arrojó variaciones, mientras que en São Luís es cada vez más frecuente, con un incremento de la cantidad de días consecutivos con amplitud mayor.

En tanto, en el sudeste y en el sur de Brasil, las alteraciones térmicas son aún mayores: aparte del aumento de la frecuencia de días de mayor amplitud térmica, las áreas de São Mateus, Iguape y Rio Grande tienen cada vez más días con variaciones de temperatura.

Las mayores temperaturas máximas diarias (T máx.) extremas se registraron en Iguape, con variaciones de 29,5 °C (en julio de 2000) a 40,4 °C (en enero de 2016), donde también hubo una mayor variación de la T mín. (temperaturas mínimas diarias), de 1,0 °C en julio de 1990 a 17,9 °C en febrero de 2018.

“Los estudios referentes a los cambios climáticos requieren datos históricos y continuos de monitoreo. Para entender la actual situación de los eventos extremos y prever escenarios futuros que ayuden en los planes de resiliencia costera, resulta urgente que ampliemos las estaciones de monitoreo de datos meteorológicos en la costa brasileña”, complementa diciendo Carretero Sanches.

Los valores de referencia

Para servir como base de estudios, los investigadores diseñaron un gráfico con valores de referencia (medianas) de T máx. y T mín. extremas concernientes a cada una de las cinco zonas estudiadas.

Dichos valores poseen una influencia regional basada en las ciudades estudiadas y podrán variar durante los próximos años.

Puede leerse el artículo intitulado The increase in intensity and frequency of surface air temperature extremes throughout the western South Atlantic coast en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s41598-023-32722-1

 

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