La sustancia extraída de la cúrcuma fue incubada en células infectadas con Leishmania braziliensis y Leishmania major a las que luego se las sometió a irradiación con ledes azules (Foto: Pixabay).
Los resultados de un trabajo llevado a cabo en una universidad brasileña apuntan caminos hacia el desarrollo de mejores tratamientos contra la enfermedad del tipo cutáneo.
Los resultados de un trabajo llevado a cabo en una universidad brasileña apuntan caminos hacia el desarrollo de mejores tratamientos contra la enfermedad del tipo cutáneo.
La sustancia extraída de la cúrcuma fue incubada en células infectadas con Leishmania braziliensis y Leishmania major a las que luego se las sometió a irradiación con ledes azules (Foto: Pixabay).
Luciana Constantino | Agência FAPESP – Una investigación publicada en la revista Antibiotics muestra que el empleo de la curcumina, una sustancia que se encuentran presente en la cúrcuma (Curcuma longa), aliada a la terapia fotodinámica, fue eficaz en la disminución de la carga parasitaria e incluso en la eliminación del protozoo Leishmania. Este resultado apunta un camino hacia la realización de futuras investigaciones en humanos en busca de tratamientos más eficaces y focalizados de la leishmaniasis.
Este estudio, que contó con el apoyo de la FAPESP, apunta que las aplicaciones de entre 7,8 y 15,6 microgramos por ml (µg/mL) de curcumina asociada a la irradiación de ledes azules (λ = 450 ± 5 nm), con una dosis de luz de 10 J/cm2, lograron inactivar a las células del sistema inmunitario (macrófagos) infectadas con Leishmania braziliensis, la especie más común en Brasil, y Leishmania major.
Las células sanas no se vieron afectadas. Cuando se las administró por separado –a la sustancia y la luz–, el resultado no fue satisfactorio.
La terapia fotodinámica (TFD) es un proceso químico que resulta de la interacción entre la luz, el oxígeno y un fármaco sensible a la luz (fotosensibilizador). Se basa en la administración de un compuesto fotosensible en forma de pomada o inyectable.
Al cabo de un cierto lapso de tiempo, se irradia el tejido con una fuente de luz en una determinada longitud de onda, dependiendo del compuesto empleado. La luz vuelve a ese compuesto más energético, lo que le permite que reaccionar con el oxígeno presente en las células, lo que les causa la muerte.
“La curcumina exhibió una buena distribución en los macrófagos, como así también en los amastigotas [una de las formas del parásito], dentro de ellos, y en las concentraciones testeadas, al cabo de una hora de incubación. La TFD con curcumina redujo la viabilidad de amastigotas dentro de los macrófagos, amén de alterar su actividad mitocondrial, lo que redundó en un impacto significativo en la morfología de esas células y causó una intensa destrucción”, afirman los investigadores de la Universidad do Vale do Paraíba (Univap), con sede en la localidad de São José dos Campos.
Y añaden que “un punto interesante reside en la baja recuperación de parásitos tras el tratamiento con TFD, lo cual permite inferir que el uso de la terapia asociada a la curcumina en los parámetros testeados fue eficaz en la disminución y en la eliminación de la carga parasitaria con una sola aplicación.”
La Leishmania es un parásito que se establece en el interior de las células y lograr escapar del sistema de defensa del hospedador. Exhibe en su ciclo de vida dos formas evolutivas: la promastigota, que es flagelada, extracelular y se encuentra presente en el vector del protozoario, y la amastigota, intracelular, sin movimientos y que infecta al organismo humano.
La profesora Juliana Ferreira-Strixino, coordinadora de la investigación y del Laboratorio de Fotobiología Aplicada a la Salud (Fotobios) de la Univap, explica que uno de los objetivos del estudio consistía en entender el funcionamiento de la forma promastigota, que exhibe diversos tipos de protección contra el sistema inmunitario, y luego cómo funcionaría la terapia en amastigotas.
“In vitro detectamos una gran merma de la carga parasitaria, lo que significa la destrucción de macrófagos infectados y también del parásito en su forma amastigota”, dice la investigadora.
En el artículo, el grupo consigna que, “si la terapia eliminase únicamente a los macrófagos hospedantes, existiría el riesgo de que se liberen parásitos viables para la infección de nuevas células". "No obstante, el estudio mostró que las aplicaciones pueden eliminar completamente a los parásitos en las lesiones locales”.
Antes de poner a prueba la curcumina, los investigadores analizaron otras sustancias fotosensibilizadoras, tales como la clorina, el azul de metileno y la porfirina. Esta última también redundó en la publicación de artículo.
El Centro de Investigaciones en Óptica y Fotónica (CEPOF), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP con sede en el Instituto de Física de São Carlos de la Universidad de São Paulo (IFSC-USP), contribuyó en la realización del proyecto con el suministro del fotosensibilizador.
“La curcumina se mostró eficiente y más barata. Su aplicación podría reducir el costo de las medicaciones que se aplican actualmente contra la leishmaniasis”, afirma la profesora.
La curcumina es la sustancia activa de la cúrcuma (una planta muy utilizada en la cocina india y conocida por su coloración amarilla dorada y su sabor picante), y posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
La enfermedad
La leishmaniasis cutánea es la forma más común del tipo tegumentario, y es transmitida por insectos que se alimentan de sangre (flebótomos), conocidos como “jejenes” o “papalotillas”. Comienza como un pequeño nódulo en el lugar de la picadura y puede evolucionar hacia una herida al cabo de algunas semanas.
La leishmaniasis tegumentaria está considerada como una Enfermedad Tropical Desatendida (ETD), pues afecta a poblaciones vulnerables socioeconómicamente, y está también catalogada como un problema de salud pública en Brasil. En el año 2019 se confirmaron 15.484 nuevos casos en el país, con un coeficiente de detección de 7,37 registros por cada 100 mil habitantes, según datos del Ministerio de Salud nacional.
La prevención de esta enfermedad depende del combate contra el mosquito, tal como sucede con el Aedes aegypti con relación al dengue, por ejemplo. A ambas se las considera como ETD.
Se estima que las ETD afectan a alrededor de 1.500 millones de personas en más de 150 países, pero las inversiones en investigación básica y clínica referentes a esas enfermedades aún son bajas. Por eso, muchos tratamientos disponibles para otras enfermedades se reaprovechan, con efectos colaterales y un costo elevado para las poblaciones carenciadas, las más afectadas.
Durante las últimas décadas, los análisis epidemiológicos de la leishmaniasis tegumentaria han sugerido alteraciones en el patrón de transmisión de la enfermedad, a la que inicialmente se la consideraba como una zoonosis de animales silvestres. Ahora ha pasado a registrársela en zonas rurales prácticamente deforestadas y en áreas periurbanas.
Los próximos pasos
Según Ferreira-Strixino, su grupo de investigación está empezando a montar ahora un estudio para trabajar con roedores. Aún será necesario determinar qué modelo se empleará: ratas, ratones o hámsteres, por ejemplo.
En el futuro, la idea es probar la curcumina como una alternativa en el tratamiento de la enfermedad, ya que puede servir para aplicar una terapia de bajo costo y focalizada únicamente en la zona afectada, que permita tratar las lesiones por separado, sin el impacto que los fármacos que se administran sistémicamente pueden acarrear.
Puede leerse el artículo intitulado Evaluation of the Photodynamic Therapy with Curcumin on L. braziliensis and L. major Amastigotes, de los investigadores André Henrique Correia Pereira, Luciana Maria Cortez Marcolino, Juliana Guerra Pinto y Juliana Ferreira-Strixino, en el siguiente enlace: https://www.mdpi.com/2079-6382/10/6/634/htm.
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