Científicos describen esta estrategia –desconocida hasta ahora– que emplean las larvas de una pequeña especie de mosca para comer hormigas en plantas de la sabana brasileña (foto: Mayra Vidal)

Una larva de mosca usa azúcar como cebo para devorar hormigas
04-10-2018
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Científicos describen esta estrategia –desconocida hasta ahora– que emplean las larvas de una pequeña especie de mosca para comer hormigas en plantas de la sabana brasileña

Una larva de mosca usa azúcar como cebo para devorar hormigas

Científicos describen esta estrategia –desconocida hasta ahora– que emplean las larvas de una pequeña especie de mosca para comer hormigas en plantas de la sabana brasileña

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Científicos describen esta estrategia –desconocida hasta ahora– que emplean las larvas de una pequeña especie de mosca para comer hormigas en plantas de la sabana brasileña (foto: Mayra Vidal)

 

Por Peter Moon  |  Agência FAPESP – En el Cerrado, el nombre del bioma que identifica a la sabana brasileña, existen muchas especies de árboles y arbustos con glándulas de azúcar destinadas a atraer a las hormigas. Dichas glándulas, denominadas nectarios extraflorales, producen gotas de azúcar que las hormigas succionan. 

“Al hacerlo, las hormigas terminan por defender a las hojas de estas plantas contra el ataque de otros insectos tales como orugas, por ejemplo. Todo esto es muy común. Lo que sorprende es ver a un insecto aprovechándose del mutualismo existente entre las plantas y las hormigas para cazar hormigas. Es lo que hace una pequeña mosca carnívora”, dijo Paulo Sergio Oliveira, docente de Ecología del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil.

La mosca a la cual Oliveira hace referencia pertenece a la familia de las drosófilas. Mientras estudiaba los mutualismos de las hormigas entre los años 2008 y 2013, la bióloga Mayra Cadorin Vidal, bajo la dirección de Oliveira y durante su maestría, visitó junto a otros colegas una reserva particular del Cerrado ubicada dentro de una hacienda situada en la región de Itirapina, un municipio del estado de São Paulo, en Brasil.

Allí los investigadores detectaron la presencia de pequeñas larvas de insectos en algunos nectarios extraflorales de un árbol muy común en el Cerrado, llamado pau-terra (Qualea grandiflora). Las larvas –que se alimentaban de hormigas– eran de una especie desconocida de mosca de la fruta.

Vidal terminó describiendo a la “larva que come hormigas”, tal como la denominaron los científicos, en el año 2015, en Annals of the Entomological Society of America. Y a la especie se le dio el nombre de Rhinoleucophenga myrmecophaga, del griego myrmex (hormiga) y phaga (comer), es decir, que come hormigas.

En un nuevo trabajo publicado en julio pasado en la revista Environmental Entomology, Vidal describe el método que aplican las larvas de R. myrmecophaga para devorar hormigas del género Camponotus, popularmente conocidas como hormigas carpinteras o madereras.

Los investigadores observaron que las hembras adultas de la mosquita depositaban huevos aislados al lado de los nectarios en donde las larvas harían eclosión posteriormente.

“Empezamos a investigar de qué manera la presencia de estas larvas podría tener efectos sobre el mutualismo existente entre hormigas y plantas. De entrada, pensamos que las larvas estaban bloqueando el acceso de las hormigas a los recursos intercambiados a través del mutualismo. Sin embargo, luego nos dimos cuenta de que las hormigas estaban presas en los refugios de las larvas”, dijo Vidal, quien actualmente se desempeña en la Syracuse University, en Nueva York.

Lo que la bióloga presenció y que ahora describe constituye una estrategia de depredación inédita.

“Esta explotación de un mutualismo de las hormigas resulta peculiar pues constituye el primer caso conocido de un agente que se aprovecha de los recursos que aporta un socio del mutualismo para atraer y comerse a otro socio del mismo”, dijo.

Este trabajo contó con el apoyo de la FAPESP en el marco de su Programa de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP). 

Una trampa para hormigas

En el Cerrado, durante los meses secos de invierno, las ramas del pau-terra quedan desprovistas totalmente de hojas. Y durante el verano, cuando llueve, este árbol aparece repleto de hojas verdes. Es entonces cuando las hormigas del género Camponotus exhiben su relación de mutualismo con los árboles y arbustos de esta especie.

Solamente durante el verano esta planta les ofrece a los insectos las gotas de azúcar elaboradas en los nectarios extraflorales. A cambio, el pau-terra se aprovecha de la agresividad de las legiones de hormigas que patrullan sus gajos y ramas y que atacan a las orugas, los escarabajos, los pulgones o las chinches que se atreven a comer sus hojas.

Pero la mosca carnívora se entromete en esa relación. En el transcurso de su evolución, las larvas de R. myrmecophaga terminaron por adaptarse para hacer uso del mutualismo existente entre el pau-terra y las hormigas y depredarlas.

"Cuando los huevos hacen eclosión, las larvas suben sobre las glándulas de azúcar y construyen allí refugios donde se desarrollarán hasta la fase adulta, cuando se habrán transformado en moscas. Pero sucede que los refugios no constituyen únicamente los lugares del desarrollo larvario sino también trampas para atrapar hormigas. Dentro de ellos, las larvas están siempre al acecho”, dijo Vidal.

La investigadora comenta que el refugio de la larva posee un orificio por donde ésta instila una gotita del néctar de la glándula de la planta. Es el cebo. La larva se ubica exactamente en el centro del refugio, que es sumamente pegajoso.

Cuando la hormiga llega para extraer el néctar, queda allí pegada. Al debatirse para intentar huir, la hormiga termina por morirse por agotamiento. Y es entonces cuando la larva utiliza dos ganchos que posee en su boca para abrir el exoesqueleto de la hormiga y devorarla.

“La larva se come a la hormiga por dentro. Encontramos diversos ejemplos de exoesqueletos vacíos que permanecían pegados en los refugios de las larvas. En algunos pocos casos, las larvas habían devorado también avispas, escarabajos y moscas", dijo Vidal.

La bióloga comenta que se trata de una infestación muy común en el Cerrado y que el 85% de las plantas observadas en el estudio estaba infestado de larvas de R. myrmecophaga. Cada planta tenía en promedio cinco larvas.

Oliveira destaca que se trata de un caso raro. “Muy pocos bichos se encuentran adaptados para comer hormigas, pues éstas son agresivas: pican, lanzan ácido y son insectos sociales, es decir que donde hay una, siempre hay muchas otras. Y todas se unirán para combatir a un enemigo común hasta matarlo y recortarlo para que sirva de alimento dentro del hormiguero”, dijo.

En otro estudio publicado en 2016 en Ecology, Vidal analizó el efecto de la presencia de R. myrmecophaga en los árboles de la especie pau-terra. Y observó que los árboles en los cuales las hormigas gastaban menos tiempo eran aquéllos que sufrían daños mayores, pues se encontraban menos protegidos contra los herbívoros.

Vidal sospecha que pueden existir otros ejemplos desconocidos de esa forma de depredación de hormigas en plantas del Cerrado.

“Como el Cerrado es rico en hormigas y las plantas que contienen glándulas de azúcar son abundantes, las hormigas las visitan constantemente para alimentarse con sus secreciones. Puede ser que se descubran otros comedores de hormigas especializados”, dijo la investigadora.

El artículo intitulado Natural History of a Sit-and-Wait Dipteran Predator That Uses Extrafloral Nectar las Prey Attractant, de Mayra C. Vidal, Sebastián F. Sendoya, Lydia F. Yamaguchi, Massuo J. Kato, Rafael S. Oliveira y Paulo S. Oliveira (doi: https://doi.org/10.1093/ee/nvy097), se encuentra publicado el siguiente enlace: https://academic.oup.com/ee/advance-article/doi/10.1093/ee/nvy097/5050820.   

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