La radiación infrarroja es más penetrante que la ultravioleta: llega a las capas más profundas de la piel, genera estrés oxidativo y daña el ADN (foto: Kosmoscience)
El objetivo de la empresa Kosmoscience es estudiar las alteraciones estructurales de la piel ante la exposición a la radiación infrarroja
El objetivo de la empresa Kosmoscience es estudiar las alteraciones estructurales de la piel ante la exposición a la radiación infrarroja
La radiación infrarroja es más penetrante que la ultravioleta: llega a las capas más profundas de la piel, genera estrés oxidativo y daña el ADN (foto: Kosmoscience)
Por Suzel Tunes | FAPESP Investigación para la Innovación – Los efectos de la radiación ultravioleta (UV) sobre el tejido cutáneo se conocen bien en la ciencia y en la industria de cosméticos. En el mercado es posible hallar una amplia gama de productos que actúan como barreras químicas contra esos rayos solares, a los efectos de prevenir el cáncer de piel y el envejecimiento precoz. Y los científicos están intentando ahora entender mejor las alteraciones estructurales que sufre la piel debido a la exposición a la radiación infrarroja (IR-A), que se siente en forma de calor y que no tiene como única fuente al sol, pues también la emiten ciertos objetos domésticos, tales como la plancha y el secador de pelo.
Para investigar los daños que provoca la radiación infrarroja A, una empresa brasileña especializada en estudios clínicos en el área cosmética llamada Kosmoscience desarrolla una metodología alternativa a las pruebas que se realizan con animales, mediante la utilización de fragmentos de piel humana provenientes de cirugías plásticas electivas. Esta investigación cuenta con el apoyo del Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE) y finalizó la Etapa 1 del mismo, de factibilidad técnica.
Según la farmacóloga Samara Eberlin, responsable del estudio, el objetivo de Kosmoscience al analizar los efectos deletéreos de la radiación IR-A sobre los fragmentos de piel consiste en validar o uso de este material alternativo en test de eficacia de productos protectores.
La investigadora explica que con el surgimiento de la política de 3R (Replace, Refine and Reduce) –que apunta al reemplazo y la disminución de la cantidad de animales utilizados en investigaciones– la evaluación de la seguridad y la eficacia cosmética quedó restringida a las pruebas in vitro (cultivos de células) y a los ensayos clínicos, realizados en seres humanos. “Sin embargo, no siempre los daños reales de un agente agresor o los beneficios de un tratamiento observados en los cultivos celulares pueden extrapolarse directamente a la condición real de uso”, dice la investigadora. Ante este panorama, el estudio en piel ex vivo se ha convertido en una herramienta valiosa para cubrir la laguna que dejaron las pruebas en animales.
Los fragmentos de piel que se emplean en las investigaciones son excedentes de cirugías plásticas, que se obtuvieron luego del consentimiento de los pacientes y tras la aprobación del Comité de Ética en la Investigación Científica. Y lo que no falta es este tipo de material. Brasil ocupa el segundo puesto en el ranking mundial de cirugías plásticas, según datos de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), de junio de 2017. “Un material que iría a la basura es donado para la realización de estudios”, destaca Eberlin.
Según la investigadora, aunque ninguna prueba de laboratorio puede reemplazar completamente a una situación real, el fragmento que se obtiene en una cirugía plástica constituye el modelo más cercano a la misma. “Una vez extraída, la piel posee una factibilidad tisular de entre 7 y 10 días en cultivo. Las principales alteraciones relacionadas con el envejecimiento, la pigmentación y la respuesta inflamatoria, entre otras, pueden medirse en este sistema”, dice la farmacóloga.
Samara Eberlin, Michelle Sabrina da Silva y Gustavo Facchini, estos dos últimos biólogos, han obtenido resultados que muestran los efectos nocivos que puede causar la radiación IR-A en el tejido cutáneo, tales como la aceleración de los procesos de envejecimiento, la muerte celular y el debilitamiento de los mecanismos fisiológicos implicados en la reparación tisular.
“Los resultados son preliminares, pero indican que la radiación infrarroja produce alteraciones en el metabolismo normal de la piel y puede causar desde alteraciones estéticas hasta malformaciones malignas”, afirma Eberlin. La investigadora explica que la radiación IR es más penetrante que la ultravioleta: alcanza las capas más profundas de la piel, genera estrés oxidativo y provoca daños en el ADN. Por este motivo, algunos fotoprotectores incluyen actualmente antioxidantes en sus fórmulas. Pero aún es necesario obtener más datos sobre los mecanismos de acción de la radiación IR y la concentración ideal de los antioxidantes.
Algunas dificultades técnicas surgieron en el transcurso de la primera fase de la investigación y generaron un retraso en el cronograma. “Tuvimos que adaptar el protocolo y utilizar algunos reactivos que no estaban previstos inicialmente”, justifica la farmacóloga. Pero todos los objetivos que se plantearon en el marco del proyecto se alcanzaron.
Durante la Etapa 1, los test realizados con el modelo de piel ex vivo les permitieron a los investigadores de Kosmoscience establecer con mayor precisión los efectos deletéreos de la radiación IR-A a nivel celular. “La idea era realmente obtener una respuesta amplia de las alteraciones que provoca la radiación infrarroja. Ya trabajábamos de manera puntual en algunos marcadores de envejecimiento en sistemas estresados por esa radiación, pero necesitábamos profundizar más la comprensión de ese estrés”, dice Eberlin. Durante la próxima etapa de la investigación, estos resultados se utilizarán para el desarrollo de los biomarcadores que la empresa ofrecerá a la industria cosmética, a los efectos de expandir la oferta de metodologías para el estudio de nuevas fórmulas.
La búsqueda de la innovación
Presente en el mercado farmacéutico y cosmético desde hace 14 años, Kosmoscience es una spin-off del Laboratorio Interdisciplinario de Electroquímica y Cerámica (Liec), dependiente del Instituto de Química de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Araraquara, interior de São Paulo, Brasil. El Liec está a vinculado a su vez al Centro de Investigación para el Desarrollo de Materiales Funcionales (CDMF), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (CEPIDs) que cuentan con el apoyo de la FAPESP, cuyo director ejecutivo es el profesor Elson Longo.
El químico Adriano Pinheiro, fundador de Kosmoscience, fue investigador del grupo de Elson Longo. En 2003, contó con su tutoría para la creación de esta empresa de investigaciones clínicas en las áreas farmacéutica y cosmética en Brasil. En la actualidad, Kosmoscience cuenta con una plantilla de más de 50 empleados y marca presencia con su actuación en más de 20 países.
La compañía se ha consolidado en el mercado, pero mantiene un diálogo provechoso con las universidades. Para la farmacóloga Eberlin, la participación en proyectos de investigación aporta la posibilidad de establecer intercambios con otras áreas del conocimiento. Es precisamente eso lo que sucede ahora con el uso de herramientas computacionales en el análisis de los datos obtenidos en las pruebas de laboratorio, por ejemplo. “La bioinformática requiere del diálogo entre el farmacéutico, el biólogo, el ingeniero químico, el matemático... es una fusión de áreas”, sostienen los colegas biólogos Facchini y Da Silva. “Y aparte del fomento económico, el hecho de contar con un proyecto aprobado, que pasó por el tamiz científico de la FAPESP, es algo de gran relevancia para la imagen corporativa de la empresa”, sostiene Eberlin.
Empresa: Kosmoscience
Sitio web: kosmoscience.com
Dirección: Rua Sandoval Meirelles 72, Vila João Jorge, Campinas, SP, Brasil, CEP 13.041-315
Teléfonos: (55 19) 3829 3482 y (55 19) 3829 0841
Contacto: ks@kosmoscience.com
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