En plenario con representantes de las principales agencias científicas de fomento del mundo se definieron los temas de las próximas convocatorias de propuestas y medios de ampliar la cooperación multinacional en América (foto: Felipe Maeda/ Agência FAPESP)

En São Paulo, el Belmont Forum define el rumbo de investigaciones futuras
30-11-2017
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En plenario con representantes de las principales agencias científicas de fomento del mundo se definieron los temas de las próximas convocatorias de propuestas y medios de ampliar la cooperación multinacional en América

En São Paulo, el Belmont Forum define el rumbo de investigaciones futuras

En plenario con representantes de las principales agencias científicas de fomento del mundo se definieron los temas de las próximas convocatorias de propuestas y medios de ampliar la cooperación multinacional en América

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En plenario con representantes de las principales agencias científicas de fomento del mundo se definieron los temas de las próximas convocatorias de propuestas y medios de ampliar la cooperación multinacional en América (foto: Felipe Maeda/ Agência FAPESP)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – La humanidad deberá enfrentar durante este siglo el mayor reto de su historia: asegurarles el suministro de agua, comida y energía a más de 9.000 millones de personas y, al mismo tiempo, preservar el medio ambiente y afrontar las consecuencias del calentamiento global.

Esta tarea demandará cambios en los más diversos aspectos de la vida humana, tales como la alimentación, la locomoción, el consumo y la producción de bienes. Con el objetivo de aportar el conocimiento científico capaz de orientar esta transición hacia la sostenibilidad, en el año 2009 se creó el Belmont Forum, un consorcio internacional que reúne a las principales agencias de fomento de la investigación científica del mundo, entre ellas la FAPESP, y que abarca a más de 50 países distribuidos entre los cinco continentes.

Representantes de las agencias que integran esta iniciativa se reunieron entre los días 6 y 10 de noviembre en la ciudad de São Paulo, en Brasil, para evaluar los avances logrados durante el último año y definir los temas prioritarios de las investigaciones que contarán con apoyo a partir de 2018.

“Hasta el final de esta semana se seleccionarán los temas tendientes a emitir una o quizá dos nuevas convocatorias a la presentación de propuestas, a las que denominamos Acciones de Investigación Colaborativa [CRA, por sus siglas en inglés]. Cada asociado podrá optar por participar o no en dichos llamados y definir qué recursos ofrecer: puede ser dinero, infraestructura o recursos humanos”, dijo Maria Uhle, copresidente del consorcio y representante de la National Science Foundation (NSF), de Estados Unidos.

Entre las opciones de temas en debate se encuentran la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, la sostenibilidad oceánica, la reducción de riesgos de desastres naturales, la ciencia en el Ártico y los caminos tendientes a alcanzar las 17 metas de desarrollo sostenibles propuestas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para 2030, que incluyen educación de calidad, agricultura sostenible, erradicación de la pobreza y del hambre y disminución de las desigualdades, entre otras.

“Procuramos entender las prioridades de cada agencia de fomento en lo que atañe a los cambios ambientales globales e identificar a aquéllas que efectivamente se beneficiarían merced a una colaboración internacional. Una vez definido el tema, conformamos un panel de expertos nominados por las agencias participantes en las convocatorias para realizar una evaluación colectiva de los proyectos remitidos. Esto constituye un gran avance en el modelo de colaboración internacional, pues los grupos de investigación deben redactar solamente una propuesta, que pasa por un solo proceso de revisión por pares”, explicó Uhle.

Para que se los acepte, los anteproyectos deben abarcar al menos a otros dos otros socios internacionales y ser de naturaleza transdisciplinaria, es decir, deben reunir a investigadores de las Ciencias Naturales y de las Ciencias Sociales, como así también a los más diferentes stakeholders, los cuales, dependiendo del proyecto, pueden ser políticos y autoridades locales, empresarios, agricultores, organizaciones no gubernamentales e instituciones de investigación, entre otros.

“En caso de que tenga un proyecto seleccionado, el investigador será financiado por la agencia de fomento de su país o de su estado. Por ende, el dinero no cruza las fronteras”, dijo Uhle.

Para Gilberto Camara, miembro de la coordinación del Programa FAPESP de Investigaciones en Cambios Climáticos Globales (PFPMCG) y copresidente del consorcio junto a Uhle, el Belmont Forum es un “experimento en marcha” para hacer ciencia global.

“Es un experimento de transferencia de poder. Este acuerdo global sería inviable si cada agencia tuviera que juzgar todos los proyectos por separado. Por eso coincidieron en algo sin precedentes: las decisiones se toman en forma colectiva. Pero cada financiador tiene la libertad de decidir si adhiere y cuánto invertirá. Es un resultado colectivo de decisiones individuales”, dijo Camara.

Desde el año 2012, la FAPESP ha participó en ocho llamados a la presentación de propuestas emitidos en el marco del consorcio, y ha apoyado proyectos destinados a analizar la vulnerabilidad de poblaciones en escenarios extremos y fortalecer las acciones de adaptación, a evaluar los impactos de la producción de caña de azúcar en el uso del suelo y la seguridad alimentaria, a disminuir la vulnerabilidad de las comunidades costeras, a mejorar la gobernanza de recursos hídricos en la Amazonia y en muchos otros temas.

Hasta el día 1º de diciembre se encuentra abierta una convocatoria de la FAPESP con el Belmont Forum para el desarrollo y la aplicación de escenarios de la biodiversidad y servicios ecosistémicos a escalas espaciales con relevancia para múltiples tipos de decisiones y consideraciones sobre las múltiples dimensiones de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos en escenarios de biodiversidad.

“Al participar en el consorcio, la FAPESP apunta a expandir el conocimiento brasileño –y en particular el del estado de São Paulo– referente a este desafío único en la historia de la humanidad. Es sumamente importante saber qué puede suceder con la Amazonia, con la agricultura en el Cerrado, con el suministro de agua de São Paulo, con nuestras fuentes de energía y con nuestras ciudades costeras. Sale muy caro permanecer en la ignorancia. La investigación científica siempre se paga por sí misma”, dijo Camara.

La idea es que los proyectos que cuentan con apoyo produzcan resultados que sirvan como herramientas para la toma de decisiones relacionadas con la mitigación y la adaptación a los cambios ambientales globales.

“Pero sólo lograremos transformar la sociedad si es que ésta desea transformarse. Existen muchas formas de ‘cortar la torta’, muchas formas de entender los cambios globales. Por eso debemos mantenernos abiertos. Nuestro enfoque no consiste en hacer política sino en hacer ciencia que puede servir de base para la elaboración de políticas públicas”, dijo Camara.

Una mayor presencia en América

José Goldemberg, presidente de la FAPESP, subrayó que la Fundación logró alcanzar en los últimos años un equilibrio entre el apoyo a la ciencia y el diseño de políticas públicas. Como ejemplo de ello mencionó la zonificación económica y ecológica del estado de São Paulo, realizada en el marco del programa BIOTA/ FAPESP, en la cual se delimitaron las áreas donde podrían instaladas centrales de caña de azúcar en el estado sin efectos sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

“El etanol ha permitido mejorar la calidad del aire en São Paulo. Contamos con un parque automovilístico de siete millones unidades sólo en la capital del estado, y el aire está menos contaminado que en Ciudad de México o en Pekín”, dijo Goldemberg.

Uno de los objetivos de la reunión plenaria de este año consistió en ampliar la participación de organizaciones del continente americano en el Belmont Forum. A tal fin, tuvo lugar el pasado día 6 de noviembre, en la sede de la FAPESP, el Americas Regional Info Day. Representantes de agencias de fomento de la investigación científica de países que aún no integran el consorcio, tales como Canadá, Chile y Paraguay, tomaron parte en el encuentro para discutir las diversas posibilidades de cooperación y colaboración.

“Aplicamos esta estrategia en diversas regiones. Se realizó el Info Day en Europa y en el Sudeste Asiático, y en diciembre habrá uno en África. Aquí en el encuentro de São Paulo estamos negociando con el Instituto Interamericano de Investigación del Cambio Global [IAI, por sus siglas en inglés] la creación de un consorcio de financiadores de la investigación científica de América Latina para trabajar en colaboración con el Belmont Forum”, dijo Uhle.

También quedó definido que el IAI, con sede en Montevideo, Uruguay, será la sede de la secretaría del Belmont Forum, que antes estaba en la Agence Nationale de la Recherche (ANR), de Francia.

“Es difícil dirigir un programa de cooperación internacional en una estructura nacional como la ANR. Pero hemos tenido la suerte de atraer a algunas organizaciones internacionales como el IAI que pueden ayudarnos a hacerlo”, dijo Uhle.

Para Marcos Regis da Silva, director ejecutivo del IAI, el continente americano constituye un ambiente propicio para el desarrollo de proyectos multinacionales.

“Somos pacíficos y también somos mucho más homogéneos culturalmente que otras regiones del globo. Además, nuestros recursos ambientales son inmensos. La preservación de dichos recursos y, al mismo tiempo, el combate contra la pobreza, constituyen las principales prioridades de nuestra región”, dijo Da Silva.

 

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