En un workshop internacional realizado en la FAPESP se presentaron estudios en marcha con la intención de sentar las bases de una futura colaboración (foto: Eduardo Cesar)
En un workshop internacional realizado en la FAPESP se presentaron estudios en marcha con la intención de sentar las bases de una futura colaboración
En un workshop internacional realizado en la FAPESP se presentaron estudios en marcha con la intención de sentar las bases de una futura colaboración
En un workshop internacional realizado en la FAPESP se presentaron estudios en marcha con la intención de sentar las bases de una futura colaboración (foto: Eduardo Cesar)
Por Karina Toledo
Agência FAPESP – En un escenario de globalización y cambios climáticos, las llamadas enfermedades tropicales olvidadas están dejando de constituir un problema restringido a los países pobres o en desarrollo. A medida que los patógenos y sus vectores se adaptan y se expanden por el planeta, más personas entran en la zona de riesgo y se vuelve más urgente la necesidad de hallar nuevos tratamientos, menos tóxicos y con mayor eficacia.
El tema fue debatido por científicos de diversos países durante los días 13 y 14 de noviembre, en la sede de la FAPESP, en el marco del workshop “Frontiers in Science on Neglected Diseases”.
El evento, organizado por la FAPESP en colaboración con la Royal Society of Chemistry (RSC), del Reino Unido, y las organizaciones Drugs for Neglected Diseases iniciative (DNDi) y Medicines for Malaria Venture (MMV), tuvo como objetivo no solamente promover el intercambio de información sobre investigaciones en marcha sino también sentar la bases para una futura colaboración destinada a acelerar el desarrollo de nuevos medicamentos.
De acuerdo con Alejandra Palermo, gerente de innovación de la RSC, la entidad suscribió hace alrededor de un año un acuerdo con la DNDi y la MMV para apoyar el descubrimiento de nuevas drogas en un modelo open science (acceso abierto), cuyo foco principal lo constituyen el paludismo, la enfermedad de Chagas y la leishmaniasis. Según Palermo, existe interés en incluir a Brasil en la asociación.
“Cuando hablamos de expandir nuestra red de colaboración, debemos contemplar a Brasil, pues el país cuenta con una comunidad fuerte en el área de Química y porque muchas de las enfermedades sobre las cuales estamos hablando son endémicas en el país. La RSC puede brindar acceso a nuestra red de colaboración y herramientas y software que facilitan el intercambio de conocimientos. Y los investigadores brasileños podrán tener la oportunidad de trabajar con la orientación y la colaboración de la DNDi y de la MMV, que son organizaciones sin fines de lucro cuyo objetivo consiste en desarrollar drogas accesibles para los más pobres”, dijo Palermo.
Durante la abertura del evento, el director de Descubrimientos y Desarrollo Preclínico de la DNDi, Robert Don, explicó que la organización es una asociación público privada creada hace 11 años y que cuenta actualmente con una red de 130 asociados en investigación y desarrollo en todo el mundo.
“Nuestra sede se encuentra en Ginebra (Suiza), pero tenemos oficinas regionales en diversos lugares. Concretamos colaboraciones con científicos a nivel local e internacional y los ponemos a trabajar juntos en el desarrollo de nuevos productos para enfermedades olvidadas”, dijo Don.
Hasta el momento, la entidad ha puesto a disposición dos nuevos tratamientos para el paludismo, uno para la enfermedad del sueño (tripanosomiasis africana), uno para la leishmaniasis visceral, una combinación de drogas contra la leishmaniasis visceral específica para Asia y un tratamiento pediátrico con dosis adaptada para la enfermedad de Chagas. Otros 12 compuestos químicos se encuentran en fase de desarrollo.
La DNDi también mantiene un programa en colaboración con la Universidad de Campinas (Unicamp) intitulado Lead Optimization Latin America Project (LOLA), abocado a seleccionar y perfeccionar compuestos químicos principalmente contra el mal de Chagas y la leishmaniasis.
Paul Willis, director de la MMV, sostuvo que la organización, también con sede en Suiza, recibe donaciones de gobiernos, empresas y fundaciones tales como Bill y Melinda Gates y Welcome Trust para operar en investigaciones que pueden llevarse adelante en colaboración con la academia o con la industria.
“Nuestra misión consiste en salvar vidas desarrollando nuevas drogas para tratar la malaria. Y la concretamos descubriendo compuestos, desarrollando medicamentos y haciendo que queden accesibles para la gente necesitada. Hemos colaborado con más de 300 asociados de todo el mundo”, afirmó.
“Esta reunión es sumamente importante en lo que hace a lidiar con el problema de la malaria. Estimo que, con la ciencia existente en Brasil, el acceso a los parásitos, la voluntad política, el apoyo y la financiación, podemos juntos hacer una gran aporte en el combate contra el paludismo”, afirmó Jeremy Burrows, jefe del Departamento de Descubrimiento de Drogas del MMV.
Internacionalización
Durante la apertura del encuentro, el director científico de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz, afirmó que el evento estaba alineado con la estrategia de la Fundación de fomentar conexiones entre investigadores de São Paulo y de otros lugares del mundo.
“Queremos aprender acerca de las oportunidades en ese campo, y en algún momento del futuro podremos considerar la posibilidad de contar con un programa conjunto con las organizaciones que se encuentran aquí para financiar investigaciones relacionadas con enfermedades olvidadas”, dijo.
A juicio de Walter Colli, coordinador adjunto de la FAPESP para el área de Ciencias de la Vida y uno de los organizadores del evento, los científicos británicos tienen una gran experiencia en el desarrollo de sustancias químicas que atacan a los parásitos, en tanto que los grupos brasileños conocen bien sus mecanismos básicos de funcionamiento.
“Los grupos de Brasil, entre los cuales me incluyo, procuran estudiar el funcionamiento de los parásitos con la esperanza de que, al conocer su metabolismo, podamos diseñar una droga más eficaz para combatirlo. Pero nunca lo hemos logrado. Ellos [los grupos internacionales] lo están logrando, entonces debemos absorber ese conocimiento”, dijo Colli, quien también es profesor de la Universidad de São Paulo (USP).
En su exposición, el químico británico Simon Campbell –miembro de la MMV y de la RSC– destacó que el proceso de desarrollo de nuevas drogas es sumamente multidisciplinario y defendió la necesidad de concentrar a los expertos de áreas tales como Química Sintética, Química Medicinal, Biología y Medicina Traslacional en un mismo lugar. Según Campbell, es necesario evitar la tentación de crear redes virtuales de colaboración, pues de esa manera el trabajo y el conocimiento se dispersan.
“Existen grandes oportunidades para Brasil en el área de enfermedades olvidadas. Hay una gran comunidad científica, hay conocimiento sobre las enfermedades, sobre los pacientes y sobre los desafíos. Existe financiación en el país, y buenos laboratorios. Es necesario invertir en el desarrollo de la Química Sintética y Medicinal para traducir el conocimiento de la Biología en nuevas drogas. Los académicos que no tienen experiencia en el desarrollo de drogas pueden aprender mediante la colaboración con entidades tales como la MMV”, afirmó.
“En el mundo actual, cualquier persona puede infectarse con cualquier enfermedad. No estamos únicamente tratando pacientes en una zona distante, sino también a la gente expuesta en el seno de nuestra sociedad. Necesitamos drogas más eficaces y, lo que es aún más importante, con menos efectos colaterales. Porque, de lo contrario, no existe adhesión al tratamiento”, dijo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades olvidadas afectan a más de 1.000 millones de personas en el mundo, constituyen una importante causa de mortalidad y morbilidad y representan un 10,5% del costo global de las enfermedades. De las 17 enfermedades olvidadas listadas por la OMS, el 14 se encuentran presentes en Brasil.
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