El núcleo Santa Virgínia del Parque Estadual de Serra do Mar, en São Luiz do Paraitinga, un área focal del proyecto Conexión Bosque Atlántico (foto: Carlos Joly/Unicamp)

Bosque atlántico
Un proyecto impulsa la preservación de fragmentos remanentes de Bosque Atlántico en propiedades rurales
14-03-2024
PT EN

Los productores de la región conocida como Vale do Paraíba, en el estado de São Paulo, reciben incentivos económicos tales como pagos por servicios ambientales para adoptar prácticas de conservación y protección de la vegetación autóctona

Bosque atlántico
Un proyecto impulsa la preservación de fragmentos remanentes de Bosque Atlántico en propiedades rurales

Los productores de la región conocida como Vale do Paraíba, en el estado de São Paulo, reciben incentivos económicos tales como pagos por servicios ambientales para adoptar prácticas de conservación y protección de la vegetación autóctona

14-03-2024
PT EN

El núcleo Santa Virgínia del Parque Estadual de Serra do Mar, en São Luiz do Paraitinga, un área focal del proyecto Conexión Bosque Atlántico (foto: Carlos Joly/Unicamp)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – Durante los últimos cuatro años, la superficie cubierta por vegetación nativa amenazada de extinción a lo largo de 20.200 hectáreas distribuidas por los estados de São Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, en la región sudeste de Brasil, se redujo de 1.300 a 490 hectáreas, una disminución de casi un 38 %. Esta extensión se encuentra ocupada por 547 propiedades rurales situadas en el corredor sudeste del Bosque Atlántico, en la cuenca del río Paraíba do Sul. En tanto, el territorio cubierto por vegetación autóctona libre de amenazas en esas propiedades aumentó de 8.507 hectáreas en 2019 a 9.547 hectáreas en 2023, un incremento de más del 11 %.

Estos resultados se obtuvieron en el marco de un proyecto pionero ejecutado entre 2017 y 2023, que otorgó incentivos económicos a los productores rurales que adoptaron prácticas de conservación y protección del suelo en la gestión de sus propiedades.

Dicho programa, denominado Conexión Bosque Atlántico, apoyado por la FAPESP y ejecutado en São Paulo por la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística (Semil) y la Fundación Forestal, sirvió de laboratorio para poner a prueba distintos abordajes de aplicación de pagos por servicios ambientales (PSA) que se incorporarán a las políticas ambientales del estado paulista.

“El programa Conexión Bosque Atlántico constituye un ejemplo de cómo es posible observar una cadena como un todo, generar ingresos y empleos y, al mismo tiempo, preservar y recuperar la vegetación nativa, al convertir a los PSA en un instrumento aún mayor que como se los concibió inicialmente. Necesitamos dotar de escala extensiva a todo el estado de São Paulo a este mecanismo, que es muy potente”, dijo Natália Resende, secretaria de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística del estado paulista, durante un evento de presentación de los resultados del proyecto realizado en enero.

Esta iniciativa es el resultado de un pliego de concurso emitido en el año 2011 por el Global Environment Facility (GEF) –uno de los mayores financiadores de proyectos ambientales del mundo– orientado hacia la creación de un nuevo programa de preservación del clima mediante el otorgamiento de líneas de crédito enfocadas en la protección, la restauración y la gestión de áreas en el entorno de unidades de conservación. Otro objetivo de dicho pliego consistía en promover la alteración del uso del suelo en áreas rurales degradadas con miras a aumentar las existencias de carbono, mejorar la productividad rural y la infiltración de las aguas, contener los procesos erosivos y disminuir la velocidad de caudal de las aguas, de manera tal de contribuir para minimizar las inundaciones como las que ocurrieron en diciembre de 2010 en São Luiz do Paraitinga, en la zona de Vale do Paraíba.

Carlos Joly, a la sazón director del Departamento de Políticas y Programas Temáticos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI), profesor emérito de la Universidad de Campinas (Unicamp) y uno de los idealizadores del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA-FAPESP), propuso que el organismo remitiese una propuesta de proyecto a esa convocatoria enfocada en la zona de Vale do Paraíba.

“La idea fue que, de lograr demostrar que era posible promover la conservación y la restauración de servicios ecosistémicos en esa región, este modelo de programa podría replicarse en cualquier otro lugar”, explicó Joly.

Con base en esta idea, en 2012 el MCTI y el estado de São Paulo, a través de Semil, la Fundación Forestal y la FAPESP, decidieron proponer un proyecto que aunase la mitigación de los cambios climáticos y el apoyo a la biodiversidad en una misma acción enfocada en el corredor sudeste del Bosque Atlántico, con la zona de Vale do Paraíba como territorio.

La Semil y la Fundación Forestal se propusieron trabajar directamente con los productores rurales en la región mediante la concesión de PSA, de Certificación Orgánica, Agroecológica y Forestal (Cert) y la inducción de la Cadena de Valor Sostenible (CVS) en municipios con una considerable área de pasturas degradadas y en la zona de amortiguación del Parque Estadual Serra do Mar en dos de sus núcleos (Santa Virgínia e Itariru), en la Estación Ecológica de Bananal y en el área de protección ambiental de São Francisco Xavier, un distrito del municipio de São José dos Campos. En tanto, la FAPESP financió la concreción de proyectos de investigación sobre diversos temas, como de qué manera sostiene los servicios ecosistémicos en áreas de conservación la coexistencia entre humanos y fauna.

“Nuestro objetivo de crear un proyecto de restauración y conservación en São Paulo que sirviera de ejemplo se plasmó efectivamente. El proyecto Conexión Bosque Atlántico implicó a las personas, aportó grandes beneficios ambientales y les cambió la vida a muchos pequeños productores de la zona”, evaluó Joly.

A los estados de Río de Janeiro y de Minas Gerais, por ser también integrantes de la cuenca del rio Paraíba do Sul, se los invitó a participar en la elaboración y en la implementación del proyecto. Cada uno de ellos propuso implementar acciones específicas tendientes a promover la conservación de la biodiversidad y la recuperación de las existencias de carbono en áreas frágiles.

“Con este proyecto fue posible aplicar herramientas de incentivo económico para que las propiedades rurales pasasen a administrarse adoptando prácticas de conservación y protección del suelo, promoviendo la restauración ambiental y contribuyendo a la protección de los hábitats, la coexistencia con la fauna nativa, la fijación de carbono y el mantenimiento de la biodiversidad protectora contra las plagas de los cultivos. De este modo, fue posible convertir a los productores rurales en proveedores de servicios ambientales”, afirmó Luiza Saito, coordinadora de Conexión Bosque Atlántico.

Distintas modalidades

Se invirtieron en total 31,5 millones de dólares, de los cuales 16,56 millones de dólares correspondieron únicamente a São Paulo. Y se firmaron más de 1.700 contratos que beneficiaron a más de 950 productores de 20 municipios del estado de São Paulo, distribuidos por la zona de Vale do Paraíba y otras dos regiones: Vale do Rio Ribeira do Iguape y Baixada Santista. Entre los municipios pueden mencionarse Aparecida, Cachoeira Paulista, Cruzeiro, Guaratinguetá, Lorena, Paraibuna, São Luiz do Paraitinga y Taubaté.

Uno de los principales instrumentos adoptados en el programa fue el PSA, mediante el cual los productores rurales se hicieron acreedores a recursos de acuerdo con los servicios ambientales prestados a partir de la preservación y la restauración de la vegetación autóctona, sumadas a las técnicas sostenibles aplicadas en el área. Fueron seleccionados en total 939 proyectos, que abarcaron 11.972 hectáreas.

Para liberar los recursos, los técnicos participantes en el proyecto evaluaron aspectos tales como las modificaciones en el uso de los suelos mediante la implementación de mejoras en sistemas de producción agropecuaria más sostenibles, el incentivo a la adopción de prácticas conservacionistas en las propiedades, tales como el saneamiento rural, el compostaje, el cercado para la concreción de la regeneración natural y los bebederos para el ganado fuera de los cuerpos de agua, entre otros apartados.

“Tras adherir al proyecto, los productores rurales solamente recibieron PSA en caso de haber concretado efectivamente alguna mejora en la propiedad. También recibieron por el servicio ambiental que ya prestaban antes de que se pusiera en marcha el proyecto. De allí en adelante solamente reconocimos eventuales nuevos servicios ambientales que empezaron prestar”, explicó Helena Carrascosa, responsable de la unidad de gestión de proyectos de la Semil.

Mediante el incentivo al manejado adecuado de las pasturas, con apacentamiento rotatorio, diversificación de plantas forrajeras e introducción de árboles autóctonos en el sistema, fue posible lograr una gran reducción del área de pasturas degradadas en la zona.

“Durante el primer año del proyecto observamos ya que el área con manejo rotatorio pasó a ser mayor que la de pasturas degradadas. Cabe esperar que esta tendencia se mantenga y que las pasturas degradadas puedan incluso desaparecer”, dijo Carrascosa.

La extensión de 4.260 hectáreas ocupada por pasturas representa un 25 % de la superficie total de los inmuebles rurales participantes en el PSA de uso múltiple. Con todo, en los municipios de São Luiz do Paraitinga y Natividade da Serra, la participación llega respectivamente al 35 % y al 41%.

Si bien la producción agropecuaria es un sector que emite gases de efecto invernadero (GEI) y contribuye al empobrecimiento ecológico del hábitat, por un lado, los productores rurales se ubican entre los primeros que sufren los impactos del desequilibrio climático, por otro. Por eso a los productores rurales les compete cumplir un rol central en el proceso de mitigación y adaptación a los cambios climáticos, según ponderan investigadores participantes en el proyecto.

“El proyecto realza el papel central del productor en este proceso, al invertir en capacitación y asistencia técnica en las propiedades”, dijo Carrascosa.

El acceso al mercado

Los productores rurales también se capacitaron para obtener la certificación de productos, de manera tal de poder acceder al mercado de productos orgánicos.

Las certificaciones aseguran el empleo de prácticas sostenibles en el cultivo y en el manejo. En el cómputo general, fueron 155 certificaciones en ocho municipios que totalizan 4.360 hectáreas de superficie certificada.

“Este es el primer grupo que se conoce de pequeños productores con certificación para la conservación del Bosque Atlántico. Ya existen experiencias similares para la Amazonia, pero este es el primer grupo que se ha movilizado para contemplar todos los estándares de certificación para la conservación del Bosque Atlántico sin estar asociado a una cadena productiva”, dijo Claudette Hahn, coordinadora de este componente del proyecto.

Otro instrumento empleado en el proyecto fue el de Cadenas de Valor Sostenible (CVS), orientado a incentivar el cultivo y el procesamiento de productos típicos del Bosque Atlántico, tales como frutas autóctonas, miel de abejas, leche y hortalizas provenientes de sistemas agroforestales (SAF).

En total 202 propiedades se vieron beneficiadas, de las cuales 73 ligadas a frutas, 41 productoras de leche, 30 especializadas en miel y más 18 olerícolas (productoras de leguminosas).

 

  Republicar
 

Republicar

The Agency FAPESP licenses news via Creative Commons (CC-BY-NC-ND) so that they can be republished free of charge and in a simple way by other digital or printed vehicles. Agência FAPESP must be credited as the source of the content being republished and the name of the reporter (if any) must be attributed. Using the HMTL button below allows compliance with these rules, detailed in Digital Republishing Policy FAPESP.