Los prototipos de esta tecnología se pusieron a prueba contra el hongo Phakopsora pachyrhizi, causante de la roya asiática (imagen: Divulgación Linax)

Sostenibilidad
Un fungicida a base de aceites esenciales combate las plagas de los cultivos de soja
05-10-2023
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Es una solución desarrollada por una startup paulista con el apoyo de la FAPESP, y consiste en una mezcla oleosa extraída de diferentes plantas y encapsulada en polímeros naturales que liberan la sustancia en forma lenta y prolongada

Sostenibilidad
Un fungicida a base de aceites esenciales combate las plagas de los cultivos de soja

Es una solución desarrollada por una startup paulista con el apoyo de la FAPESP, y consiste en una mezcla oleosa extraída de diferentes plantas y encapsulada en polímeros naturales que liberan la sustancia en forma lenta y prolongada

05-10-2023
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Los prototipos de esta tecnología se pusieron a prueba contra el hongo Phakopsora pachyrhizi, causante de la roya asiática (imagen: Divulgación Linax)

 

Por Rodrigo de Oliveira Andrade  |  Agência FAPESP – Investigadores de la empresa Linax, con sede en Votuporanga, en el interior del estado de São Paulo, Brasil, desarrollaron un fungicida a base de aceites esenciales con bajo impacto ambiental y un alto potencial económico contra las plagas que acometen a los cultivos de soja en el país.

Esta solución, elaborada en el marco de un proyecto apoyado por el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE), consiste en una mezcla de aceites extraídos de diferentes plantas. Y la misma se encapsula en polímeros naturales que liberan la sustancia en forma lenta y prolongada, ampliando su período de acción en los cultivos y disminuyendo el riesgo de que esas plagas desarrollen algún tipo de resistencia al producto.

Los prototipos de esta tecnología se pusieron a prueba contra el hongo Phakopsora pachyrhizi, causante de la roya asiática, una de las enfermedades más severas que inciden sobre los cultivos de soja en Brasil. El patógeno ataca a las hojas de la planta y afecta su capacidad de realizar la fotosíntesis y de formar granos sanos. De no controlársela adecuadamente, llega a inviabilizar hasta el 90 % de la plantación, generando pérdidas que pueden sumar miles de millones de reales.

La solución que Linax desarrolló exhibió un efecto equivalente al de los fungicidas más utilizados en el combate contra esta plaga en Brasil. “La aplicación conjunta de la mitad de la dosis de nuestra solución más la mitad de la dosis de los fungicidas convencionales exhibió una eficacia superior a la de los fungicidas convencionales aplicados en forma aislada”, le dijo a Agência FAPESP el ingeniero agrónomo Nilson Borlina Maia, socio propietario de Linax. “Esto significa que sería posible disminuir el uso de esos fungicidas convencionales, que son nocivos para la salud humana y animal y para el medio ambiente, al agregarles una dosis de nuestra solución a base de aceites esenciales”, sostiene.

Esta tecnología es el resultado de una asociación entre Linax y el grupo Santa Clara, una empresa de insumos agrícolas con sede en la ciudad de Ribeirão Preto, también en el interior de São Paulo. El referido grupo anunció recientemente la incorporación de la firma de Votuporanga a Santa Clara Agrociência, su spin-off enfocada en biodefensivos.

El fungicida de Linax saldrá al mercado este mismo año. Según Borlina Maia, la empresa pretende aplicar esta estrategia contra hongos que causan enfermedades en otros cultivos.

Y también trabaja en soluciones ambientalmente sostenibles con miras a ampliar la eficacia de los defensivos biológicos. “Estamos desarrollando un proyecto con la Unesp [la Universidade Estadual Paulista] para encapsular hongos y bacterias que se emplean en el control de plagas y enfermedades que afectan a los cultivos, de manera tal de protegerlos contra los rayos ultravioleta e incrementar su viabilidad y su eficacia”, afirma el ingeniero agrónomo.

Una historia de innovaciones

Linax posee un amplio historial de innovaciones basadas en aceites esenciales y polímeros naturales, muchas de ellas desarrolladas con el apoyo del PIPE y del Programa de Apoyo a la Investigación en Empresas (PAPPE), llevado adelante por la FAPESP en colaboración con la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), un organismo vinculado al ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil.

La propia empresa nació de un proyecto apoyado por el PIPE-FAPESP que se puso en marcha en 2004 y que se orientaba a la extracción de aceite de linalool de las hojas de albahaca (Ocimum basilicum).

Esta sustancia se emplea ampliamente en la industria de perfumes: es el principal ingrediente del perfume francés Chanel nº 5. Por mucho tiempo se la extrajo de la madera del palo de rosa (Aniba rosaeodora), un árbol autóctono de la Amazonia, lo que casi llevó a la especie a su extinción.

Se estima que se habrían talado alrededor de 2.000.000 de árboles para la extracción del aceite de linalool hasta el año 2002, de manera tal que su área de existencia se ciñe actualmente a algunos pocos municipios del estado del Amazonas, tales como Parintins, Maués, Presidente Figueiredo y Novo Aripuanã.

La investigación que dio comienzo al proyecto y a la empresa empezó años antes, en 1998, cuando el científico inició un estudio comparativo con 18 plantas que contienen linalool, entre ellas el cilantro, el laurel, la canela y el naranjo, aparte de la albahaca. “El objetivo era encontrar una alternativa a la extracción del aceite del palo de rosa”, dice Borlina Maia.

Se descartó enseguida el laurel. “Pese a que exhibe un alto índice de ese aceite esencial, este árbol tarda mucho para llegar a su edad adulta, lo que inviabiliza su cultivo para su extracción comercial”, explica Borlina Maia. “A su vez, el cilantro y la canela no tenían linalool, mientras que el naranjo poseía un bajo índice de la sustancia”, compara.

Pese a no haber logrado encontrar una planta que poseyera un aceite tan rico en linalool como la madera del palo de rosa, que llega a un 90 %, Borlina Maia halló en la albahaca un aceite natural, factible económicamente y con capacidad para reemplazar al linalool natural en muchas fórmulas de cosméticos, perfumes y otros productos de higiene y belleza.

El proyecto, que en ese entonces contó con la colaboración y el apoyo del Instituto Agronómico de Campinas (IAC, vinculado a la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento del Estado de São Paulo), hizo posible la producción de plantines a gran escala, para que en poco tiempo se pudieran implementar cultivos factibles comercialmente con el objetivo de producir albahaca.

Para facilitar el trabajo de extracción de aceite esencial en el laboratorio, Borlina Maia desarrolló un minidestilador elaborado en acero inoxidable, que no libera residuos tóxicos que puedan comprometer la calidad del producto. “En los aparatos convencionales, hechos de vidrio y de difícil manipuleo, el trabajo de carga y descarga del material vegetal tarda una hora en promedio”, explica. “Con el minidestilador que creamos, esa misma tarea se lleva a cabo en alrededor de un minuto y la destilación se controla mediante un sistema eléctrico automatizado”, compara.

Esta novedad, que se presentó durante el 3º Simposio Brasileño de Aceites Esenciales, realizado en Campinas en noviembre de 2005, le abrió nuevos frentes de negocios a la empresa. “Pasamos a fabricar y a comercializar destiladores de aceites esenciales para laboratorios científicos, empresas de perfumería y productores rurales de pequeño, mediano y gran porte. Desde entonces hemos vendido más de 200 de esos aparatos”, afirma.

En 2020, Linax obtuvo recursos de la FAPESP y de la Finep a través del Programa PIPE-PAPPE Subvención para desarrollar un sistema de control automatizado de sus destiladores basado en programas de inteligencia artificial. “El sistema es capaz de controlar y monitorear todo el proceso de destilación de los aceites con un incremento de su eficiencia”, dice.

La empresa domina en la actualidad todas las etapas de la tecnología de producción de linalool, y ayuda a sus clientes en la producción de plantines de las variedades adecuadas, en el cultivo y en la cosecha de las plantas, y en la destilación para la obtención de un aceite con hasta un 95 % de pureza con el objetivo de hacer factible una producción económica, social y ambientalmente sostenible.

“Linax también ayuda a sus clientes en el dominio de la producción de otros aceites esenciales, que pueden emplearse en el desarrollo de nuevos productos que aún no existan en el mercado”, subraya Borlina Maia.

Esta estrategia, de acuerdo con el ingeniero agrónomo, brinda posibilidades concretas de beneficios a la agricultura familiar de la zona de Votuporanga, ayudando así a consolidar un nuevo segmento en el agronegocio: la explotación de aceites esenciales.

 

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