Imagen: Unnawave
Dispositivo desarrollado con apoyo de la FAPESP tiene una precisión superior a la de las evaluaciones realizadas por médicos con el dermatoscopio
Dispositivo desarrollado con apoyo de la FAPESP tiene una precisión superior a la de las evaluaciones realizadas por médicos con el dermatoscopio
Imagen: Unnawave
Por Roseli Andrion | Agência FAPESP – Con más del 31 % del total de casos de tumores malignos en Brasil, el cáncer de piel es el tipo más común de la enfermedad tanto en el país como en el mundo. A pesar de esta alta incidencia, aún existen dificultades en el diagnóstico. Esto se debe a que el principal instrumento para evaluar las lesiones es el dermatoscopio —un dispositivo similar a una lupa— sumado a la experiencia del profesional.
Para detectar el cáncer de piel de forma rápida, precisa y, sobre todo, accesible, la startup brasileña UnnaWave, con sede en São José dos Campos, en el estado de São Paulo, está desarrollando un dispositivo autónomo de uso no invasivo con termografía infrarroja. Fernando Malheiros, ingeniero mecánico responsable del proyecto y especialista en modelos computacionales de tejidos biológicos, cuenta que el dispositivo busca detectar el cáncer de piel mediante el procesamiento matemático de imágenes captadas por cámaras de alta definición.
El investigador, que desarrolló modelos computacionales de tejido biológico durante su maestría y doctorado, se ha convertido en una de las principales referencias mundiales en el uso de esta técnica. “Tengo artículos publicados que van desde propiedades mecánicas del tejido hasta cómo se comporta en términos de energía y emisión de energía en temperatura”, explica. “A partir de eso, comencé a crear modelos matemáticos del cáncer de piel en colaboración con el Hospital de Amor, de Barretos [interior del estado de São Paulo]”.
Al inicio del trabajo, el objetivo de Malheiros era determinar la posibilidad de usar estos modelos para diferenciar el tejido canceroso del sano. “Quería saber si, después de crear el modelo matemático y físico del comportamiento del cáncer de piel, sería capaz de diferenciarlo de la piel sana”, explica.
La respuesta vino a través de la termografía infrarroja, una técnica que utiliza una banda de frecuencia específica para analizar la emisión de calor de los tejidos. El investigador explica que el aparato capta señales de la lesión en la piel y las procesa matemáticamente para acentuar la diferencia entre el tejido sano y el canceroso. “Luego, el sistema informa si existe indicio de cáncer de piel.”
Ensayos clínicos
En la fase inicial de los ensayos clínicos, se evaluaron 101 lesiones. Los participantes son pacientes que ya habían sido examinados y derivados para pequeñas cirugías. “Ellos ya tienen una lesión sospechosa de cáncer y son evaluados con el dispositivo. Luego, esa lesión se remueve y se envía a biopsia. Después, el resultado se compara con la evaluación hecha con el dispositivo.”
Los resultados con el aparato presentan una precisión superior a las evaluaciones realizadas por médicos con el dermatoscopio. “Con el nuevo dispositivo, nuestra precisión es de aproximadamente el 90 %”, afirma Malheiros. “Eso representa un avance significativo en relación con el método tradicional, que tiene una tasa de acierto del 76 %.”
Actualmente, el proyecto se encuentra en la segunda fase de ensayos clínicos, y las investigaciones se concentran principalmente en el melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel. “El melanoma afecta al melanocito, que produce la melanina, y es más agresivo y más raro. La letalidad del melanoma, lamentablemente, es muy alta cuando el diagnóstico es tardío.”
Lo que diferencia la técnica desarrollada por Malheiros es la capacidad de detectar el melanoma de forma precoz al diferenciarlo de un lunar común, un gran desafío para los dermatólogos. “El melanoma y el lunar son idénticos en términos de características visuales”, señala. “Por eso, la detección temprana es crucial, ya que este tipo se infiltra en el tejido y hace metástasis muy rápidamente: 30 o 90 días es un período de tiempo muy largo.”
El dispositivo creado por UnnaWave presenta diferenciales importantes. Uno de ellos es la capacidad de estimar el borde de la lesión: algo crucial para el tratamiento del cáncer de piel. “Si retiro una extensión suficiente de piel, resuelvo el problema, pero si solo retiro parte de la lesión, eso se convierte en un problema. Entonces, ofrecer una perspectiva plana de la lesión es muy útil para la toma de decisiones del médico.”
Otra ventaja significativa es la detección en pieles oscuras. Según Malheiros, el dermatoscopio utiliza luz visible, lo que dificulta el diagnóstico en pacientes con fototipos 5 y 6, ya que no hay suficiente contraste entre el lunar y la piel. “Nuestro sensor trabaja en una banda de frecuencia no visible y, por tanto, tiene efectividad y comportamiento iguales para cualquier tipo de piel.”
Ciencia con propósito
Según el investigador, el proyecto trasciende el aspecto comercial. “El cáncer es el mayor miedo de la humanidad”, justifica. “Una encuesta de 2019 de Datafolha [instituto de investigación vinculado al periódico Folha de S.Paulo], que entrevistó a 2,074 personas de todo el país, señaló que el mayor miedo del 27 % de los brasileños era tener cáncer. El segundo en la lista era el desempleo, con un 14 %. Cuando elegí en qué investigar, pensé en el área médica, para que fuera algo que perdure más allá de mi vida.”
En la salud pública, la tecnología puede tener un impacto bastante significativo. “Mucha gente pasa desapercibida con el cáncer de piel porque actualmente hay solo 14 mil dermatólogos en Brasil. No es posible tener un especialista en cada centro de salud”, señala Malheiros. “Además, quien ya tuvo una lesión tiene grandes posibilidades de desarrollar otra en un plazo de hasta cinco años. Y el cáncer de piel es acumulativo, es decir, cuanto más tiempo vive una persona, más probabilidades tiene de desarrollar lesiones cutáneas. Por eso, la tendencia es que los números sigan creciendo. Es vital, entonces, que nuevas herramientas de diagnóstico se vuelvan más accesibles, principalmente en áreas donde los dermatólogos son escasos.”
En este contexto, un protocolo que utilice un dispositivo autónomo y accesible sería útil para el diagnóstico precoz y en masa, especialmente en regiones con menor acceso a especialistas. “El costo del tratamiento de un cáncer de piel es muchas veces mayor que el de la prevención. Si en un grupo de 50 mil personas encuentro un melanoma, ya vale la pena por el costo de tratar una metástasis recurrente. Así que tratar de forma temprana es mucho más barato y eficaz.”
Con el crecimiento poblacional global, los diagnósticos de cáncer en general tienden a aumentar. Así, la lógica de la prevención se vuelve aún más relevante. “Los avances han creado tratamientos sofisticados contra el cáncer, como las terapias moleculares dirigidas, pero pueden costar cientos de miles de dólares por dosis. Creo que incluso las aseguradoras de salud prestarán más atención a la prevención en los próximos años”, reflexiona el investigador.
El proyecto de Malheiros cuenta con el apoyo del programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE, por sus siglas en portugués), de la FAPESP. Él continúa perfeccionando el dispositivo y espera, al final de este ciclo, contar con un prototipo funcional del aparato. Con ello, en el futuro, la herramienta podrá estar presente en centros de salud de todo el país para ayudar a diagnosticar la enfermedad de forma precoz y, así, aumentar las posibilidades de cura completa de los pacientes.
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