Durante los últimos años, se han diseñado en Estados Unidos más de 3.000 prácticas de intervención de actividad física y nutrición basadas en evidencias (imagen: Freepik*)

Internacionalización
Ponen a prueba nuevas prácticas de intervención conductual en el ámbito de la salud
25-04-2024
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Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago creó un programa de estímulo al aprendizaje de las matemáticas a través de la actividad física. Y los resultados de este trabajo se conocieron durante la FAPESP Week Illinois

Internacionalización
Ponen a prueba nuevas prácticas de intervención conductual en el ámbito de la salud

Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago creó un programa de estímulo al aprendizaje de las matemáticas a través de la actividad física. Y los resultados de este trabajo se conocieron durante la FAPESP Week Illinois

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Durante los últimos años, se han diseñado en Estados Unidos más de 3.000 prácticas de intervención de actividad física y nutrición basadas en evidencias (imagen: Freepik*)

 

Por Elton Alisson, desde Chicago  |  Agência FAPESP – El concepto de “Una Salud” (One Health) –que pone de relieve la relación entre la salud humana, animal, vegetal y ambiental– ha venido ganando terreno en los debates científicos durante los últimos años. Investigadores brasileños y estadounidenses que desarrollan estudios mediante este abordaje dieron a conocer sus trabajos el pasado día 9 de abril en Chicago (Estados Unidos), durante la FAPESP Week Illinois.

Uno de los participantes en el panel fue Eduardo Esteban Bustamante, docente de la Universidad de Illinois en Chicago. Bustamante se refirió a las intervenciones conductuales que se han puesto a prueba para promover la actividad física y la adopción de una dieta sana, prácticas que, según el investigador, aún tienen escasa adhesión entre los estadounidenses, pese a sus evidentes beneficios.

“El porcentaje de estadounidenses que tienen en cuenta las recomendaciones nutricionales y de actividad física aún es muy bajo. Entre los niños de seis a 11 años, es del 49 % entre los chicos y de un 35 % entre las niñas. Pero, a medida que crecen, ese índice empeora y mucho: cae al 7 % y a un 4 % respectivamente en la franja situada entre los 16 y 19 años, y se estaciona en un 3 % y un 2 % a partir de los 60 años”, comentó Bustamante. Con relación a la dieta, la realidad no es mucho mejor. Poco más de un 10 % de los adultos estadounidenses de más de 18 años consumen como rutina frutas y vegetales”, señaló el investigador.

A los efectos de intentar modificar esta realidad, se han elaborado y puesto a prueba en el país programas de intervención conductual en el área de la salud. En los últimos años se han diseñado en Estados Unidos más de 3.000 prácticas de intervención de actividad física y nutrición basadas en evidencias. De dicho total, unas 200 se encuentran disponibles en repositorios públicos con el objetivo de que la población pueda aplicarlas, según se consigna en un estudio a cargo del investigador.

“Estas prácticas quedan disponibles en sitios web públicos. De este modo, la gente puede tener acceso a ellas y seguir correctamente las instrucciones para volverse más activas y comer más frutas y vegetales, por ejemplo”, dijo Bustamante.


Eduardo Esteban Bustamante durante su conferencia en la FAPESP Week Illinois (foto: Elton Alisson/Agência FAPESP)

Con todo, el problema radica en que el 90 % de esos programas de intervención de actividad física científicamente probados en Estados Unidos afrontan dificultades de difusión e implementación, que limitan sus potenciales impactos en la salud pública. Uno de los factores que contribuyen a ello es la falta de alineamiento con las expectativas de las personas y con los lugares en donde se planificó su implementación, sostuvo el investigador.

“He trabajado con algunos programas de intervención y uno de los problemas que detecté es que no se pensó en cuál era el público objetivo antes de empezar; y vimos que las personas no se comprometían para seguirlos. Necesitamos pensar en cómo comprometer al público objetivo, para que nuestras intervenciones se encajen de entrada y se alineen con sus objetivos”, afirmó.

“También debemos dejar de pensar la nutrición y la actividad física como remedios, que solamente pueden beneficiar a la salud. Son actividades que transcurren en un contexto y podemos utilizarlas para alcanzar los objetivos que queramos, relacionados o no con la salud”, ponderó Bustamante.

Con base en esta constatación, el investigador y sus colaboradores empezaron a diseñar y a poner a prueba nuevos programas de intervención en actividades físicas en las escuelas y en las comunidades.

En uno de los proyectos, realizado en colaboración con la Universidad de California Irvine, por ejemplo, la actividad física se trabajó en las escuelas como un medio de aprendizaje de las matemáticas. Para ello, la cancha de baloncesto de una institución educativa fue rediseñada de manera tal de enseñarles allí fracciones y números decimales a los niños.

“El resultado de ello es que los niños, aparte de contar con todos los beneficios para la salud al estar haciendo una actividad física, están aprendiendo matemáticas de una manera mucho más envolvente”, afirmó.

En tanto, en el marco de otro proyecto, implementado en el Chicago Park District, uno de los mayores y más antiguos distritos de parques de Estados Unidos, el deporte y la recreación se han venido utilizando para desarrollar habilidades de comunicación, emocionales y de solución de conflictos entre jóvenes en situación de riesgo.

“El programa opera con jóvenes que se encuentran cursando la enseñanza media. Intentamos conseguirles trabajos durante el verano gracias a los cuales ellos se quedan en los parques trabajando durante ese período y los estimulamos a desarrollar habilidades conductuales a través de la actividad física”, explicó Bustamante.

Causas multifactoriales

Los nuevos abordajes de intervención conductual en el ámbito de la salud también son vitales para hacer frente a la epidemia de diabetes en Estados Unidos, sostuvo Marck Rosenblatt, rector de la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois.

“Una de cada diez personas tiene diabetes en Estados Unidos. Y las causas de esta enfermedad son multifactoriales. No se debe únicamente al hecho de que las personas no están tomando insulina y medicamentos para la hiperglucemia, sino también a que sus dietas son inadecuadas y no se ejercitan”, dijo.

“Será necesario implementar un abordaje polifacético para abordar este problema, que comprenda intervenciones en las escuelas. Estamos intentando trabajar con organizaciones locales en busca de mejorar la calidad de la alimentación y estimular la actividad física, al tiempo que estudiamos los fundamentos moleculares de la propia diabetes”, afirmó Rosenblatt.

De acuerdo con el investigador, los determinantes sociales de la salud componen un tema al respecto del cual la institución y el sistema de salud de Chicago se han abocado en gran medida con miras a entenderlo mejor e intentar intervenir.

“Es humillante la constatación de que solamente entre el 15 % y el 20 % de la salud de una persona aproximadamente está relacionado con soluciones que desarrollamos en nuestros hospitales y clínicas. La salud de la gente está más bien relacionada con su código postal, que se correlaciona con una serie de otros factores, tales como el nivel socioeconómico y el contexto social y comunitario”, sostuvo.

Los riesgos ambientales poseen un papel fundamental en el surgimiento de enfermedades degenerativas y en el cáncer, subrayó Leandro Colli, docente de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto, de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), apoyado por la FAPESP.

“Sabemos que la causa del cáncer no es genética únicamente. También existe una condición muy fuerte de los factores ambientales. Podemos intervenir en los factores genéticos de riesgo, pero también debemos mirar hacia el ambiente”, subrayó.

El investigador lleva adelante junto con colaboradores un proyecto orientado a la identificación en pacientes con cáncer de la firma mutacional, un concepto surgido en los últimos años con el cual es posible observar las mutaciones celulares e intentar recapitular su origen y los agentes que le dieron origen.

“Estamos poniendo en marcha un proyecto mediante el cual efectuamos un seguimiento de una serie de pacientes para intentar entender mejor los factores de riesgo de las mutaciones que dan origen al cáncer, tales como el tabaco, la exposición a la radiación solar y la quema de la caña de azúcar en la zona de Ribeirão Preto”, comentó Colli.

Más información sobre la FAPESP Week Illinois en el siguiente enlace: fapesp.br/week/2024/illinois.  

Imagen de Freepik

 

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