En un estudio realizado en São Paulo, se analiza la prevalencia de aquellos factores que elevan las probabilidades de padecer manifestaciones graves, tales como la edad avanzada, las enfermedades crónicas, la obesidad y el tabaquismo, entre otros. La proporción de los más susceptibles llega al 80% entre personas con baja escolaridad (foto: Paulo Humberto/ Wikimedia Commons)
En un estudio realizado en São Paulo, se analiza la prevalencia de aquellos factores que elevan las probabilidades de padecer manifestaciones graves, tales como la edad avanzada, las enfermedades crónicas, la obesidad y el tabaquismo, entre otros. La proporción de los más susceptibles llega al 80% entre personas con baja escolaridad
En un estudio realizado en São Paulo, se analiza la prevalencia de aquellos factores que elevan las probabilidades de padecer manifestaciones graves, tales como la edad avanzada, las enfermedades crónicas, la obesidad y el tabaquismo, entre otros. La proporción de los más susceptibles llega al 80% entre personas con baja escolaridad
En un estudio realizado en São Paulo, se analiza la prevalencia de aquellos factores que elevan las probabilidades de padecer manifestaciones graves, tales como la edad avanzada, las enfermedades crónicas, la obesidad y el tabaquismo, entre otros. La proporción de los más susceptibles llega al 80% entre personas con baja escolaridad (foto: Paulo Humberto/ Wikimedia Commons)
Por Karina Toledo | Agência FAPESP – Más del 50% da población adulta brasileña –u 86 millones de personas– presentan al menos uno de los factores que incrementan el riesgo de padecer manifestaciones graves de COVID-19, según se sugiere en un estudio realizado en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Si se considera únicamente a los adultos con menos de 65 años, la proporción de personas susceptibles a padecer complicaciones en caso de infectarse con el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) sigue siendo alta: del 47%.
Para arribar a esta conclusión, los investigadores incluyeron en el análisis tanto los factores de riesgo que se consignaban en los estudios iniciales referentes a la enfermedad en países asiáticos como los que se detectaron en trabajos más recientes realizados en Europa y Estados Unidos.
“Inicialmente se incluyó en el grupo de riesgo a las personas con edad igual o superior a 65 años, portadores de afecciones crónicas [cardiovasculares, diabetes, hipertensión y enfermedad pulmonar obstructiva crónica] y a los pacientes con cáncer diagnosticados durante los últimos cinco años. Con todo, en los últimos estudios se propusieron nuevos factores de riesgo: pacientes sometidos a diálisis u otros tratamientos de enfermedad renal crónica, obesidad, asma moderada o grave y tabaquismo”, explica Leandro Rezende, docente del Departamento de Medicina Preventiva de la Escuela Paulista de Medicina, de la referida universidad (EPM-Unifesp), y coordinador de la investigación, cuyos resultados se publicarán en breve en la Revista de Saúde Pública.
Para estimar la dimensión del grupo de riesgo para COVID-19 en Brasil, los investigadores de la Unifesp se valieron de datos de 51.770 participantes en la Investigación Nacional de Salud (PNS, en portugués) realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en el año 2013. Se trata de una encuesta a nivel nacional en la cual se recabaron datos tales como peso, altura, circunferencia de la cintura y presión arterial en más de 80 mil domicilios, aparte de extraerse muestras de sangre y de recolectarse muestras de orina para la realización de análisis de laboratorio de una parte de los entrevistados.
“Desafortunadamente, ese es el estudio más reciente que reúne toda la información necesaria para la realización de nuestro trabajo. En 2019 se puso en marcha una nueva edición de la PNS, que aún no ha culminado. Cabe remarcar que la falta de inversión pública en investigaciones abarcadoras como esta dificulta la realización de estudios precisos que sirvan como base para la implementación de políticas públicas en una situación de crisis como la actual”, dice Rezende.
Según el investigador, al compararse los datos de la PNS con los de mapeos más recientes, como el estudio Vigitel (Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades Crónicas no Transmisibles del Ministerio de Salud) de 2018, realizado en las capitales de los estados brasileños y en el Distrito Federal, se nota que la prevalencia de diabetes (del 6,9% en 2013 al 7,7% en 2018) e hipertensión (del 21,5% entre los varones al 22,1%) varió poco entre la población brasileña durante los últimos años, en tanto que la cantidad de fumadores disminuyó de un 14,4% a un 12,1%. Por otra parte, hubo un aumento considerable en la proporción de obesos (del 17,5% al 19,8%) y de personas con enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento.
“El tamaño del grupo de riesgo estimado en nuestro estudio posiblemente está subestimado, lo cual vuelve más necesario aún el mantenimiento de las medidas de distanciamiento físico. Al menos hasta que los estudios de seroprevalencia [para estimar la fracción de la población que ya ha sido infectada y que ha desarrollado anticuerpos contra el nuevo coronavirus] indiquen que es segura la flexibilización”, sostiene Rezende.
Desigualdades
Entre los adultos que terminaron únicamente la primera etapa de la enseñanza fundamental, que representan en la investigación a la parte de la población con menor nivel socioeconómico, la presencia de factores de riesgo para COVID-19 grave fue dos veces más frecuente que entre los adultos con nivel superior completo.
“Aunque la desigualdad social en el país es un hecho conocido, nos sorprendieron los números. Puede incluirse en el grupo de riesgo a alrededor del 80% de los adultos con baja escolaridad, en tanto que entre las personas con nivel superior dicha proporción es del 46%”, comenta el investigador. “La prevalencia de enfermedades es mayor precisamente en la parte de la población más vulnerable, que vive en lugares donde el distanciamiento físico resulta difícil, existen relaciones laborales más frágiles y hay un menor acceso a los servicios de salud. Es preocupante.”
Al analizar por separado los datos de los estados, los investigadores observaron que la proporción de la población situada en el grupo de riesgo es mayor en Rio Grande do Sul (un 58,4%), en São Paulo (un 58,2%) y en Río de Janeiro (un 55,8%). En tanto, los estados con menor proporción fueron Amapá (un 45,9%), Roraima (un 48,6%) y Amazonas (un 48,7%).
“Existen dos posibles explicaciones para esta diferencia. Una está relacionada con la mayor expectativa de vida en los estados del sur y del sudeste, donde el nivel socioeconómico de la población es más alto y, por ende, hay más ancianos. La otra tendría que ver el menor acceso al diagnóstico médico en el norte y en el nordeste, que podría haber sesgado los datos referentes a la prevalencia de enfermedades tales como diabetes e hipertensión, que suelen ser asintomáticas al principio”, dice.
De todos modos, Rezende considera que los indicadores de los estados pueden resultar útiles para orientar a los gestores públicos en sus estrategias de prevención y control de la epidemia. “Las cifras actuales instan, por ahora, a persistir en las medidas de distanciamiento físico en casi todo Brasil”, afirma.
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