Una investigación indica que los obreros de más de 60 años no son menos productivos y que el mantenimiento de los mismos en el mercado no crea desempleo entre los jóvenes (foto: Wikimedia)
Una encuesta indica que los obreros de más de 60 años no son menos productivos y que el mantenimiento de los mismos en el mercado no causa desempleo entre los jóvenes
Una encuesta indica que los obreros de más de 60 años no son menos productivos y que el mantenimiento de los mismos en el mercado no causa desempleo entre los jóvenes
Una investigación indica que los obreros de más de 60 años no son menos productivos y que el mantenimiento de los mismos en el mercado no crea desempleo entre los jóvenes (foto: Wikimedia)
Por André Julião | Agência FAPESP – Una encuesta que se realiza cada dos años en 27 países de Europa y en Israel está haciendo caer por tierra algunos mitos con respecto al impacto del envejecimiento de la población sobre la economía.
Los resultados recabados desde 2004 muestran que los trabajadores mayores no son menos productivos y que su mantenimiento en el mercado no genera desempleo entre los jóvenes. Al mismo tiempo, la jubilación no necesariamente desemboca en una mejoría de la salud de las personas.
Axel Börsch-Supan, investigador del Instituto Max Planck para la Ley y la Política Social, dio a conocer estos datos durante su conferencia en el Frontiers of Science Symposium FAPESP Max Planck, organizado por el Instituto Max Planck y la FAPESP en noviembre pasado.
Börsch-Supan es el coordinador general de esta iniciativa denominada SHARE (Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa, por sus siglas en inglés) y compuesta por extensos cuestionarios, realizada con las mismas personas a lo largo del tiempo con el objetivo de entender de qué manera el trabajo, la salud y los ingresos se ven afectados por el aumento de la cantidad de personas de más de 65 años.
“El envejecimiento de la población constituye el desafío del siglo XXI. En 2050 habrá mucha más gente anciana que jóvenes en Europa. Esto genera todo tipo de problemas. Saldrá caro pagar las jubilaciones y los jóvenes de hoy serán quienes paguen esto, queriendo o no”, dijo el investigador. La estimación indica que a mitad de este siglo el 28% de la población europea tendrá más de 65 años. Actualmente esa franja corresponde al 23%.
En Brasil, la población con más de 60 años se triplicará en 2050, llegando al 29,3%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
“En Brasil se repite este mismo patrón, con más gente de mediana edad que en edades jóvenes, el cual que experimentará un crecimiento no tan acelerado y tan fuerte como en Europa, pero que también afecta al país en un grado significativo, más que a otros países como México”, dijo Börsch-Supan.
Este patrón se refleja en los costos previsionales, un tema que se discute desde hace algunos años en Brasil y que ha vuelto a la pauta recientemente. Para Antonio Carlos Campino, docente de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad de la Universidad de São Paulo (FEA-USP), este problema no existe únicamente en Brasil.
Campino citó un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el cual se afirma que un problema análogo existe en otros países de América Latina y el Caribe. “Lo que se gasta en jubilaciones se está convirtiendo en un problema importante para los gobiernos y para las finanzas públicas, de manera tal que se debe arribar de algún modo a una solución”, declaró a Agência FAPESP.
Según el investigador, los gastos con los más ancianos son mucho más altos que con los jóvenes. En 2015, Brasil gastó con éstos (las personas de 60 años o más) 3,8 veces lo que gastó con los jóvenes (de hasta 19 años). Mientras que con el primer grupo el costo fue de 19.705 reales per cápita, con los jóvenes fue de 5.136 reales per cápita.
“La consolidación de la educación primaria pública no se concretó antes de que la mayoría de la población mayor empezase a percibir su jubilación en Brasil”, dijo. De este modo, “el desarrollo económico basado en la sustitución de importaciones incrementó la importancia del sistema de seguridad social, al tiempo que escamoteó inversiones en educación y salud”, dijo Campino.
Los mitos del envejecimiento
La encuesta europea ya ha tenido siete ediciones y colecciona cifras impresionantes. Fueron 350 mil entrevistas, con 130 mil personas, en 39 idiomas distintos, sumadas a la extracción de 27 mil muestras de sangre.
“Debemos observar a los individuos a lo largo del curso de sus vidas. Esta investigación apunta a observar varias décadas de cambios. No se puede comparar sencillamente a los jóvenes de hoy en día con los ancianos también de hoy, pues provienen de distintos momentos de la historia. Basta con pensar que Brasil, por ejemplo, atravesó un gran cambio durante los últimos 50 años”, dijo Börsch-Supan.
Por eso en la SHARE se entrevista a las mismas personas repetidamente a medida que envejecen. Aparte de las condiciones económicas, se recaban detalles tales como los referentes a la red social familiar (con cuántas personas hablan), aparte de aplicarse test cognitivos y extraerse muestras de sangre.
Las mediciones son también acompañadas de datos referentes a la productividad de los trabajadores. Como esto es algo difícil de medir, algunas de las fuentes de los investigadores fueron observaciones recabadas por las propias empresas sobre los empleados. En total, se analizaron cinco millones de observaciones.
Una de las conclusiones indica que las personas de más edad cometen efectivamente más errores en sectores tales como los vinculados a la industria automotriz. Sin embargo, los errores que cometen los jóvenes son mucho más graves.
Un mito que cayó tierra a partir del análisis de las observaciones es el indica que el personal de más edad sería menos productivo. “Vimos que la productividad se mantiene bastante estable, quizá incluso con un leve aumento a medida que se envejece”, dijo Börsch-Supan.
Otro engaño reside en pensar que al mantener a los mayores trabajando durante más tiempo se les quita el empleo a los jóvenes. “En los países donde mucha gente se jubila tarde hay muy poco desempleo”, dijo el investigador, quien afirmó que ésa es una buena señal, pues las jubilaciones precoces les cuestan caras a las arcas públicas.
Puede pensarse también que el jubilarse dejaría a los trabajadores más sanos. Según Börsch-Supan, esto es verdad tan sólo parcialmente. “Pues no tiene sentido con respecto a académicos, por ejemplo, pero sí para quienes siempre han hecho trabajos pesados”, dijo.
Al mismo tiempo, las medidas de las capacidades cognitivas a lo largo de las siete ediciones del SHARE muestran que puede haber una merma después de la jubilación, sea cual sea el sector donde las persona trabajaron.
En Francia se registra una pérdida más significativa de la memoria entre jubilados que en Suecia y en Estados Unidos. Y los franceses se jubilan antes que los suecos y los estadounidenses.
“Si uno se queda nomás en casa viendo televisión, y estoy refiriéndome a un extremo, su capacidad cognitiva decae. Ésta es una razón por la cual hay que pensarlo dos veces antes de decir que la jubilación mejora la salud. Es más complicado que eso”, dijo Börsch-Supan.
El investigador hizo hincapié en la importancia de efectuar comparaciones internacionales con el fin de sacar conclusiones sobre las causas y los efectos de ciertas intervenciones en las leyes laborales y en las inversiones en salud y en jubilaciones.
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