El cambio de la zafra manual por la cosecha mecanizada y la producción de etanol 2G disminuyen la mano de obra y elevan los salarios y la calificación en el campo, según un estudio que se dio a conocer en el BBEST (foto: Léo Ramos/ Revista Pesquisa FAPESP)
El cambio de la zafra manual por la cosecha mecanizada y la producción de etanol 2G disminuyen la mano de obra y elevan los salarios y la calificación en el campo, según un estudio que se dio a conocer en el BBEST
El cambio de la zafra manual por la cosecha mecanizada y la producción de etanol 2G disminuyen la mano de obra y elevan los salarios y la calificación en el campo, según un estudio que se dio a conocer en el BBEST
El cambio de la zafra manual por la cosecha mecanizada y la producción de etanol 2G disminuyen la mano de obra y elevan los salarios y la calificación en el campo, según un estudio que se dio a conocer en el BBEST (foto: Léo Ramos/ Revista Pesquisa FAPESP)
Por Elton Alisson, desde Campos do Jordão (Brasil) | Agência FAPESP – Los cambios tecnológicos por los cuales ha pasado el sector brasileño de azúcar y alcohol durante los últimos años, tales como el reemplazo del cultivo y de la zafra manual por sus correspondientes mecanizados, y la producción de etanol de segunda generación (2G) –obtenido de la paja y del bagazo de la caña de azúcar–, han modificado el perfil de los trabajadores que se desempeñan en las refinerías de etanol.
Aunque las nuevas tecnologías agrícolas e industriales han contribuido para la disminución de la cantidad de trabajadores en el sector, también han dado origen, por otro lado, a un nuevo perfil de trabajadores, más escolarizados, mejor remunerados y menos susceptibles a sufrir accidentes laborales.
Estas constataciones surgen de un estudio realizado por investigadores del Laboratorio Nacional de Ciencia y Tecnología del Bioetanol (CTBE), del Centro Nacional de Investigaciones en Ingeniería y Materiales (CNPEM).
Los resultados de dicho estudio salieron publicados en International Journal of Life Cycle Assessment y se dieron a conocer en la Brazilian BioEnergy Science and Technology Conference (BBEST) 2017, que tuvo lugar en la ciudad de Campos do Jordão, en Brasil.
Este evento, organizado por el Programa FAPESP de Investigaciones en Bioenergía (BIOEN), reunió entre los días 17 y 19 de octubre a investigadores de Brasil y del exterior con el objetivo de debatir los avances de las investigaciones en el área de la bioenergía.
“Constatamos que se ha producido una disminución de la cantidad de trabajadores necesarios para producir etanol; pero, en contrapartida, ha habido una mejora en las franjas salariales y ha aumentado la participación de los trabajadores con mayor nivel de escolaridad en el sector”, declaró Alexandre Souza, investigador del CTBE, a Agência FAPESP.
Souza y sus colegas analizaron los impactos sociales de los cambios tecnológicos en el sector de azúcar y alcohol mediante el empleo de una herramienta de simulación computacional desarrollada en el CTBE y denominada Biorrefinería Virtual de Caña de azúcar (BVC), que permite prever la integración de nuevas tecnologías a la cadena productiva de la caña de azúcar y de otras biomasas en cada una de las etapas: agrícola, industrial y comercial.
Esta herramienta incluye un programa llamado CanaSoft, que simula actividades agrícolas mediante la incorporación de parámetros tales como los tipos de zafra y de cultivo, las etapas del transporte, las operaciones agrícolas, las maquinarias, los implementos, los agroquímicos, los fertilizantes y la cantidad de horas de trabajo necesarias para la producción del etanol.
Con base en ella y en datos del Registro Anual de Informaciones Sociales (RAIS) y del Registro General de Empleados y Desempleados (Caged, por sus siglas en portugués), que las centrales productoras suministran al Ministerio de Trabajo, sumados a datos estadísticos del Sistema Social Previsional, los investigadores evaluaron los efectos de los cambios tecnológicos agrícolas e industriales sobre la generación de empleos, los accidentes de trabajo y los perfiles salariales y educativos en tres escenarios de producción de etanol.
El primer escenario se caracteriza por la producción de etanol de primera generación (1G) con una una tecnología más desfasada, con cultivo semimecanizado y zafra manual, la cual, pese a haber sido abolida en casi un 90% de los cañamelares del estado de São Paulo, aún se aplica en el nordeste de Brasil y en áreas donde la operación de la zafra mecanizada se ve limitada en razón de la inclinación del terreno.
En tanto, el segundo escenario contempla la producción de etanol 1G con tecnología optimizada, caracterizada por el cultivo y la zafra de la cañamiel mecanizada, y la producción de electricidad con base en la quema de la biomasa. A su vez, el tercer escenario comprende la producción de etanol 1G integrado a la producción 2G.
Los resultados de los análisis indicaron que la mecanización de la zafra y la producción de etanol 2G generan una reducción de la cantidad de trabajadores, debido a la disminución de las necesidades de personal para realizar operaciones manuales tales como el plantío y la zafra, y una merma de caña destinada a la producción de etanol 2G, lo que posibilita un mayor rendimiento por hectárea. Asimismo, también se detecta una disminución de los accidentes de trabajo en el sector, derivada fundamentalmente de la mecanización.
"Estimamos que la disminución de los accidentes laborales en el sector se debe al hecho de que hay una menor cantidad de trabajadores que realizan las actividades, los cuales a su vez se encuentran mejor protegidos y ya no deben afrontar las condiciones del corte manual de la caña de azúcar", dijo Souza.
Perfiles salariales y educativos
Otros cambios promovidos por la transición tecnológica se concretaron en el perfil salarial de los trabajadores, según se indicó en el estudio. Mientras que en la producción de etanol 1G la mayoría de los trabajadores recibía un sueldo mensual equivalente a entre un salario mínimo y un salario mínimo y medio, con la mecanización se produjo un incremento de la proporción de trabajadores situados en la franja salarial de entre 2 y 3 salarios mínimos.
"Con la mecanización aumentó la participación de esas franjas salariales porque existe una exigencia de trabajadores más tecnificados como operadores de máquinas", explicó Souza. Ese aumento de la tecnificación también se vio reflejado en el nuevo perfil educativo de los trabajadores del sector.
El nivel de escolaridad de la mayoría de los trabajadores en el escenario de producción de etanol 1G era de enseñanza básica incompleta. En tanto, en el escenario de producción de etanol 1G optimizado o integrado al de segunda generación se registra un aumento de la proporción de trabajadores con la enseñanza media concluida.
"Este efecto de incremento de la escolaridad puede ser aún más positivo cuando el sector destina inversiones a la capacitación, para que los trabajadores que realizaban la zafra manual de la caña se conviertan en operadores de máquinas, por ejemplo, en lugar de reemplazarlos sencillamente", sostuvo Souza.
Puede leerse el estudio intitulado Social life cycle assessment of first and second-generation ethanol production technologies in Brazil (doi: 10.1007/s11367-016-1112-y), de Souza y otros, en International Journal of Life Cycle Assessment, en el siguiente enlace: link.springer.com/article/10.1007/s11367-016-1112-y.
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