Pareja de la especie de rana arborícola Scinax alcatraz desovando en agua acumulada en bromeliácea (foto: Kelly Zamudio)

Las ranas empezaron a reproducirse en tierra para disminuir la competencia sexual
13-10-2016
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Un estudio apunta que la selección sexual también puede haber contribuido para que estos anfibios hayan pasado a aparearse fuera del agua

Las ranas empezaron a reproducirse en tierra para disminuir la competencia sexual

Un estudio apunta que la selección sexual también puede haber contribuido para que estos anfibios hayan pasado a aparearse fuera del agua

13-10-2016
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Pareja de la especie de rana arborícola Scinax alcatraz desovando en agua acumulada en bromeliácea (foto: Kelly Zamudio)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – Entre los vertebrados terrestres, las ranas exhiben la mayor diversidad de estrategias reproductivas en tierra.

Hasta hace poco, la principal hipótesis esgrimida por los biólogos para explicar qué llevó a estos animales a dar ese paso evolutivo y empezar a reproducirse de manera tan variada en tierra sería la huida de los peces y otros predadores acuáticos, que se alimentan de sus huevos y sus renacuajos.

Una investigación realizada por científicos de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en sus campus de las localidades de Jaboticabal y Rio Claro (en São Paulo, Brasil), en colaboración con pares de la Cornell University y de la University of California en Berkeley, en Estados Unidos, apuntó que además de la selección natural, la selección sexual –a través de la cual algunas especies de animales desarrollaron características morfológicas y conductuales que las dotaron de mayores ventajas reproductivas que de supervivencia– también contribuyó para que las ranas empezaran a reproducirse en tierra.

Los descubrimientos de la investigación, realizada en el marco de un Proyecto Temático apoyado por la FAPESP, salieron publicados en la revista The American Naturalist.

“Detectamos que machos de algunas especies de ranas construyen madrigueras en tierra y atraen a las hembras para que pongan sus huevos y que ellos los fecunden en esos lugares más reservados”, declaró Cynthia Peralta de Almeida Prado, docente de la Unesp de Jaboticabal y una de las autoras del estudio, a Agência FAPESP.

“Esto redujo la competencia con otros machos oportunistas que intentan fertilizar los ovocitos de las hembras, lo que ocurre más a menudo en ambientes acuáticos”, sostuvo.

La investigadora y sus colaboradores ya habían observado en un estudio anterior que los testículos de los machos de especies de ranas arborícolas pertenecientes a la familia Hylidae –que abarca a 952 especies distribuidas por diversas regiones del mundo y que se reproducen en tierra– son menores y menos variables en términos de tamaño cuando se los compara con los de los que se reproducen en el agua.

Esto sería el resultado de la menor producción de esperma entre los machos que se reproducen en tierra, un ambiente menos competitivo desde el punto de vista de la fecundación de los huevos de las hembras.

“Esta constatación sugirió la hipótesis de que, además de la selección natural –que los llevó a huir de los predadores–, la selección sexual, mediante la competencia entre machos, podría haber inducido la evolución de la reproducción terrestre en esas especies, que empezaron a depositar sus huevos en sitios escondidos y protegidos contra los machos oportunistas”, dijo Peralta de Almeida Prado.

En tanto, en el marco de un proyecto que realizó recientemente, también con el apoyo de la FAPESP en la modalidad de Jóvenes Investigadores en Centros Emergentes, la investigadora reunió datos sobre el comportamiento y el tamaño de los testículos de machos de diversas especies de ranas que se reproducen en el agua y en tierra.

Durante ese estudio, Peralta de Almeida Prado observó que los machos de algunas especies de reproducción acuática enfrentaban una mayor competencia entre ellos para fecundar los huevos de las hembras que los que se reproducen en tierra.

Sucede que la concentración de machos en busca de hembras en lagos y lagunas, por ejemplo, es mayor que en tierra, y las desovas de las hembras en los ambientes acuáticos quedan más expuestas a la presencia de machos oportunistas.

Por eso los machos de ambientes acuáticos suelen “rodear” a las hembras que han terminado de poner sus huevos en un lago, por ejemplo, y así compiten por la fecundación.

“Este comportamiento, al cual lo denominamos poliandria [el apareamiento de una hembra con varios machos durante un mismo episodio reproductivo], ya había sido observado en otros grupos de animales”, afirmó.

Variaciones morfológicas

Con el objetivo de evaluar si la competencia por la fecundación de los huevos de las hembras podría influir sobre características morfológicas de los machos, la investigadora, en colaboración con colegas de la Unesp y de las universidades de Cornell y Berkeley, estudió los modos reproductivos y la variación del tamaño de los testículos de otras especies de ranas arborícolas de la familia Hylidae.

Los investigadores constataron que los testículos de los machos de las especies de ranas arborícolas que se reproducen en el agua también tenían un tamaño mayor en comparación con los de los que se aparean en tierra.

Una de las hipótesis para explicar esta variación morfológica indica que, en el agua, los machos precisan competir mucho más unos con otros para fertilizar los huevos de las hembras, produciendo así más esperma para ampliar su éxito reproductivo.

Los investigadores observaron también que algunas especies de ranas se aparean en el agua acumulada en el interior de bromeliáceas, por ejemplo. Y otras especies construyen nidos de barro en forma de volcanes para aparearse.

“Las ranas presentan una de las mayores variedades de estrategias reproductivas, y muchas de ellas aún no han sido descubiertas. Asimismo, Brasil posee la mayor diversidad de sapos y ranas del mundo, y el estudio de la biología de estas especies, algunas amenazadas de extinción, es sumamente importante para avanzar en el conocimiento de la evolución de los comportamientos”, afirmó.

Suscriptores de la revista The American Naturalist pueden leer el artículo intitulado “Polyandry, predation, and the evolution of frog reproductive modes” (doi: 10.5061/dryad.v67g3), de Zamudio, Peralta de Almeida Prado y otros, ingresando en el siguiente enlace: journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/687547.

 

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