Las raíces y los voluminosos sistemas subterráneos de estas plantas les permiten almacenar carbono en forma eficaz (foto: Camarea ericoides / Alessandra Fidelis)

Cambios climáticos
Las plantas herbáceas no graminoides son fundamentales para la preservación del Cerrado
13-02-2025
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Estas especies vegetales, menos estudiadas que las gramíneas y los árboles, tienen una enorme importancia para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono, la regeneración luego de trastornos ambientales y la provisión de servicios ecosistémicos tales como alimentos y medicamentos en el bioma de sabana brasileño

Cambios climáticos
Las plantas herbáceas no graminoides son fundamentales para la preservación del Cerrado

Estas especies vegetales, menos estudiadas que las gramíneas y los árboles, tienen una enorme importancia para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono, la regeneración luego de trastornos ambientales y la provisión de servicios ecosistémicos tales como alimentos y medicamentos en el bioma de sabana brasileño

13-02-2025
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Las raíces y los voluminosos sistemas subterráneos de estas plantas les permiten almacenar carbono en forma eficaz (foto: Camarea ericoides / Alessandra Fidelis)

 

Por José Tadeu Arantes  |  Agência FAPESP – Cuando se piensa en el bioma brasileño del Cerrado, las imágenes que se vienen a la mente corresponden a sabanas con árboles tortuosos de pequeño o mediano porte o pastizales abiertos con gramíneas ondulantes y árboles solitarios. Sin embargo, un grupo de plantas menos conocidas, las herbáceas no graminoides, cumple un papel fundamental en el mantenimiento de este tipo de bioma y en la vida de sus habitantes animales y humanos.

Éste es el tema de un artículo publicado en la revista Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics. En el referido estudio de revisión, elaborado en el marco de una colaboración internacional de científicos, se investigó el rol ecológico de estas plantas en sabanas y praderas. Y el mismo muestra que las herbáceas no graminoides son esenciales allí para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono, la regeneración luego de trastornos ambientales y la provisión de servicios ecosistémicos tales como alimentos y medicamentos.

Según lo explica la investigadora Alessandra Fidelis, del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (IB-Unesp), una de las autoras del estudio, con el apoyo de la FAPESP, estas plantas suelen dejarse de lado en los estudios que priorizan las gramíneas y los árboles. “Muchas de estas plantas poseen estructuras subterráneas especializadas, como los rizomas y xilopodios, que las vuelven increíblemente resilientes a las sequías, a la herbivoría y a los incendios frecuentes, características que constituyen una impronta de ambientes como el Cerrado”, dice.

El Cerrado alberga por ejemplo especies como las siemprevivas, las orquídeas terrestres y el oro vegetal, algunas de las cuales florecen inmediatamente después del fuego, y generan así paisajes lozanos en períodos posteriores a los incendios. Estas plantas componen hasta un 70 % del estrato herbáceo en algunas áreas y son fundamentales para la regeneración del ecosistema. Asimismo, sus raíces y sus voluminosos sistemas subterráneos les permiten almacenar carbono de manera eficaz, un aspecto crítico en el actual contexto de emergencia climática.

“Se estima que la biomasa subterránea de las herbáceas no graminoides del Cerrado supera a la biomasa situada por encima del suelo hasta una vez y media. Esta capacidad de retención de carbono se ve amplificada por la longevidad de sus estructuras, que pueden durar muchos años, lo que dota de estabilidad al ecosistema”, informa Fidelis.

Aparte de sostener la biodiversidad, estas herbáceas constituyen una fuente de alimentos y medicamentos. Comunidades tradicionales utilizan sus raíces y sus hojas como parte de la dieta o en preparados medicinales. La mandioca, si bien está domesticada, es un ejemplo de planta con raíces nutritivas que se encuadra en esta tradición. Otros ejemplos incluyen a la marcela, conocida por sus propiedades antiinflamatorias, y al oro vegetal, que se utiliza en la elaboración de artesanías sostenibles.

La medicina tradicional reconoce también las propiedades del Eryngium pristis (língua-de-tucano), utilizado como diurético y en el tratamiento de llagas de la boca y de la garganta; la Vernonia ferruginea (assa-peixe), depurativa y diurética; la Anemopaegma arvense (catuaba), tonificante del sistema nervioso y estimulante sexual; la Camarea affinis (pé-de-perdiz), para inflamaciones uterinas y el parto; la Gomphrena officinalis (paratudo), para la fiebre, la gripe y el asma, y el Sisyrinchium vaginatum (capim-rei, chancalagua), para la fiebre y los resfríos. Entre las fructíferas, cabe destacar a la Annona warmingiana (araticum-rasteiro), la Pradosia brevipes (fruta-do-tatu), el Ananas ananassoides (ananás, piña de jardín) y la Bromelia balansae (gravatá).

“En África, los análisis de ADN realizados en excrementos de grandes herbívoros revelaron que los mismos comen muchas de estas plantas, incluso para automedicarse. Los estudios sugieren que animales tales como los elefantes y los antílopes ingieren estas especies para aliviarse de enfermedades o contrarrestar parásitos, un comportamiento que también se observa entre ciertos primates”, señala Fidelis.

Como todo en el Cerrado, las herbáceas no graminoides afrontan serias amenazas a causa del desmonte, la conversión de tierras para la agricultura y la invasión de especies exóticas. Actividades como el arado profundo pueden destruir sus estructuras subterráneas e inviabilizar la regeneración natural. “Estas plantas son sumamente resilientes al fuego y a la herbivoría, pero extremadamente sensibles a los trastornos que revuelvan el suelo”, afirma Fidelis.

Cabe recordar que el 46 % de la vegetación original del Cerrado se ha perdido por la acción de la agricultura, lo que afecta profundamente a la biodiversidad local. Asimismo, las prácticas de manejo inadecuadas, como los incendios descontrolados y la introducción de especies invasoras como las gramíneas africanas agravan sobremanera el panorama.

En este contexto, las prácticas de manejo adaptativo, como las quemas controladas, pueden ayudar a preservar estas especies. “En el Cerrado, la aplicación de quemas prescritas promueve la floración rápida de especies tales como algunas siemprevivas y canelas-de-ema [Vellozia], por ejemplo, lo que favorece la regeneración del ecosistema”, puntualiza la investigadora.

En el estudio también se pone de relieve la necesidad de integrar a estas plantas en proyectos de restauración. Actualmente, muchas iniciativas se enfocan únicamente en las gramíneas y en los árboles, y omiten a las herbáceas no graminoides. “La restauración activa, con el plantío de especies autóctonas, la siembra directa y translocación de suelos ricos en semillas y estructuras subterráneas puede constituir una estrategia eficaz, aunque onerosa. Por este motivo, el hecho de evitar la conversión de áreas naturales sigue siendo todavía la mejor forma de preservar esos ecosistemas”, pondera Fidelis.

Existe también un elemento extra que ha venido conquistando la atención en los proyectos de paisajismo sostenible: la utilización de estas plantas en el ámbito urbano. Especies autóctonas como las orquídeas terrestres están siendo incorporadas a las áreas verdes y hacen así su aporte al mantenimiento de los polinizadores y a la promoción de una estética más congruente con el contexto natural.

Si bien aún son poco estudiadas, las herbáceas no graminoides constituyen una pieza clave en los mosaicos de las sabanas tropicales. No solamente sostienen comunidades biológicas complejas, sino que también ofrecen servicios esenciales para la humanidad. “Esperamos que este estudio llame la atención al respecto de la importancia de este grupo de plantas y fomente nuevas investigaciones. La integración entre el conocimiento científico y los saberes tradicionales es fundamental para asegurar su conservación y la de los ecosistemas a los que les dan sustento”, culmina diciendo Fidelis.

Puede accederse a la lectura del estudio intitulado Past, Present, and Future of Forbs in Old-Growth Tropical and Subtropical Grasslands en el siguiente enlace: www.annualreviews.org/content/journals/10.1146/annurev-ecolsys-102722- 022331.

 

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