 
             
                            Palma patauá (Oenocarpus bataua) en una zona baja de la Amazonia Central: la especie será la próxima en la que los investigadores instalarán sensores para estimar el almacenamiento de agua (foto: Thaise Emilio/IB-Unesp)
Una familia de plantas puede almacenar hasta el doble de recursos hídricos que árboles como el ipé, el mogno o el eucalipto, según un estudio realizado en la Universidad Estadual Paulista; los resultados preliminares fueron presentados durante el Foro Brasil-Francia 2025 “Bosques, Biodiversidad y Sociedades Humanas”
Una familia de plantas puede almacenar hasta el doble de recursos hídricos que árboles como el ipé, el mogno o el eucalipto, según un estudio realizado en la Universidad Estadual Paulista; los resultados preliminares fueron presentados durante el Foro Brasil-Francia 2025 “Bosques, Biodiversidad y Sociedades Humanas”
 
                                Palma patauá (Oenocarpus bataua) en una zona baja de la Amazonia Central: la especie será la próxima en la que los investigadores instalarán sensores para estimar el almacenamiento de agua (foto: Thaise Emilio/IB-Unesp)
Por Elton Alisson | Agência FAPESP – Una de las familias de plantas más abundantes en la Amazonia, las palmeras (Arecaceae) tienen la capacidad de almacenar el doble de agua que los árboles dicotiledóneos – grupo de plantas como el ipé, el mogno y el eucalipto, con flores cuyas semillas contienen dos cotiledones, las primeras “hojas” del embrión que sirven como fuente de alimento. Sin embargo, la existencia de estas y de otras especies asociadas a climas húmedos está amenazada debido a los cambios que vienen ocurriendo en el ciclo hidrológico del bosque amazónico.
Estas constataciones surgen de estudios realizados por investigadores de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), campus de Rio Claro, en el marco del Centro de Investigación en Biodiversidad y Cambio Climático (CBioClima) – un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID, por sus siglas en portugués) de la FAPESP.
Algunos resultados preliminares de los trabajos en curso fueron presentados en una conferencia durante el Foro Brasil-Francia “Bosques, Biodiversidad y Sociedades Humanas”, realizado los días 1 y 2 de octubre en el auditorio de la Fundación.
Organizado por el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) de Francia, en París, por la Universidad de São Paulo (USP) y por la FAPESP, el objetivo del evento fue discutir la biodiversidad forestal, los ecosistemas y sus relaciones con las sociedades humanas, tanto del pasado como del presente.
“Las palmeras son grandes reservorios o cajas de agua del bosque”, afirmó Thaise Emilio, profesora de la Unesp, coordinadora del proyecto e investigadora asociada al CBioClima.
A pesar de ser solo una entre 171 familias de plantas arbóreas en la Amazonia, señala la científica, las palmeras son extremadamente dominantes en el bosque, tanto en el dosel como en el sotobosque.
Una de las hipótesis para explicar por qué dominan el paisaje amazónico es que pudieron haber sido domesticadas por las primeras poblaciones humanas que ocuparon y manejaron la Amazonia hace miles de años.
“Sin embargo, aún no se sabe si fueron los seres humanos quienes enriquecieron la Amazonia con palmeras o si decidieron vivir en el bosque precisamente por contar con estas plantas tan abundantes y útiles, de gran importancia económica”, reflexionó.
Aproximadamente el 75 % de la producción brasileña de productos forestales no madereros proviene hoy de palmeras, y el 50 % corresponde solo al açaí (Euterpe oleracea), subrayó la investigadora.

Thaise Emilio, profesora de la Unesp, coordinadora del proyecto e investigadora asociada al CBioClima: aunque es solo una de las 171 familias de plantas arbóreas de la Amazonia, las palmeras son extremadamente dominantes en el bosque, tanto en el dosel como en el sotobosque (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Resistencia a la sequía
Durante mucho tiempo se pensó que las palmeras eran extremadamente vulnerables a la sequía debido a su arquitectura hidráulica. Con el fin de avanzar en el conocimiento sobre esta cuestión, la investigadora inició en 2017 una colaboración con colegas del Soleil Sincrotrón, de París, y de la Universidad de Burdeos, en la cual analizaron la resistencia del xilema (tejido vascular responsable de transportar agua y sales minerales desde las raíces hacia el resto de la planta, especialmente las hojas) de las palmeras frente a la embolia inducida por la sequía.
Este fenómeno se caracteriza por la formación de burbujas de aire dentro de los vasos de la xilema, lo que interrumpe la columna de agua y el transporte del recurso hídrico y de nutrientes desde el suelo hasta las hojas. Ocurre cuando el estrés hídrico (la falta de agua) genera una presión negativa tan intensa que el agua líquida se convierte en gas, perjudicando la función de los vasos y pudiendo llevar a la muerte de la planta.
Por medio de diferentes técnicas, los investigadores cuantificaron la resistencia a la sequía de seis especies de palmeras pertenecientes a las dos subfamilias más ampliamente cultivadas: Arecoideae y Coryphoideae.
Las observaciones se realizaron en una de las líneas de haz del Soleil Sincrotrón, un acelerador circular de partículas cargadas (electrones) que genera una radiación llamada luz sincrotrón, la cual permite investigar la composición y la estructura de la materia a escala atómica y molecular.
“A través de las observaciones, constatamos que las palmeras son vulnerables a la sequía como cualquier otra angiosperma [plantas complejas que presentan raíz, tallo, hojas, flores, frutos y semillas] o gimnosperma [plantas terrestres con semillas pero sin frutos]. Sin embargo, a diferencia de otras plantas de regiones templadas, tienen más agua dentro de los troncos. De ese modo, logran movilizar una mayor cantidad de agua, y eso se convierte en su estrategia más importante para minimizar los riesgos de embolia”, explicó Emilio.
Más recientemente, al monitorear junto a colegas de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, la cantidad de agua almacenada por las palmeras, los investigadores constataron que, mientras los árboles dicotiledóneos almacenan como máximo un 50 % de su volumen de agua, las palmeras pueden retener hasta un 70 %, y durante las épocas secas llegan a reservar aún más que en las estaciones lluviosas.
“Esto tiene enormes impactos en la biodiversidad del bosque amazónico, que aún no han sido cuantificados”, afirmó la investigadora.
Al realizar trabajo de campo en la selva durante los períodos de sequía, es común observar únicamente palmeras con frutos, relató.
“Vemos que solo ellas producen frutos en esas épocas secas. Eso es muy importante para mantener la alimentación de los animales del bosque y de las poblaciones humanas que dependen de esos recursos. Y una de las hipótesis por las cuales son capaces de mantener este servicio durante los períodos de sequía es precisamente porque funcionan de manera diferente a otras plantas, logrando almacenar más agua.”
Este servicio ecosistémico prestado por las palmeras, sin embargo, está amenazado por el declive en la abundancia de especies de plantas asociadas a climas húmedos, debido a la intensificación del ciclo hidrológico, caracterizada por sequías y estaciones lluviosas más intensas. “Eso tendrá un impacto muy importante en la dinámica del bosque”, estimó Emilio.
En un estudio en curso, los investigadores están evaluando mediante modelización el riesgo de muerte de las palmeras en diferentes entornos —en regiones con niveles freáticos más superficiales o más profundos— y en años más secos o más húmedos. Resultados preliminares indicaron que podrían morir el doble que otras especies de árboles.
“La combinación de años lluviosos y secos está provocando un cambio en la dinámica y en las características de algunas regiones del bosque”, afirmó Emilio.
Colaboración Brasil–Francia
El evento formó parte de la Temporada Francia–Brasil 2025, una programación conjunta de actividades culturales, científicas y académicas promovidas para conmemorar los 200 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.
El encuentro reunió a científicos, artistas, gestores públicos, profesionales de museos, estudiantes y representantes de la sociedad civil en conferencias, mesas redondas y debates, además de visitas institucionales.
“Este evento es la segunda parte de un encuentro realizado en junio de este año en París, que integró la programación de la FAPESP Week en Francia. Nuestra experiencia en aquella ocasión fue muy intensa y productiva en diferentes áreas, incluyendo aeronáutica y espacial, medicina, innovación, sustentabilidad, biodiversidad y museología”, evaluó Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, durante la apertura del evento (lea más en: agencia.fapesp.br/54994).
Zago subrayó que la Amazonia Legal, compuesta por los nueve estados en donde el bioma amazónico ocurre en Brasil, ocupa aproximadamente 4 millones de kilómetros cuadrados (km²) del país, un área que corresponde a alrededor del 40 % del tamaño de Europa, y que esa inmensa selva también se extiende al territorio francés de Guayana Francesa.
“Tenemos, por tanto, brasileños y franceses, una responsabilidad compartida sobre este bosque, una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta. Por ello, su destino puede determinar, en gran parte, el destino de la humanidad”, afirmó.

De izquierda a derecha, Jônatas Trindade, subsecretario de la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística de São Paulo; Maria Arminda do Nascimento Arruda, vicerrectora de la USP; Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP; Alexandra Mias, cónsul general de Francia en São Paulo; Gilles Bloch, presidente del MNHN, y Flávia Teixeira, gerente de Medio Ambiente, Responsabilidad Social Corporativa y Transición Energética de la Fundación Engie (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
El presidente del MNHN, Gilles Bloch, señaló que “los desafíos ambientales compartidos por Francia y Brasil son muy serios, y la institución está fuertemente comprometida en abordarlos de manera decidida”.
“Este foro es bastante ambicioso y refuerza la tradición de colaboración existente entre nosotros y la USP. Todos los acuerdos que estamos firmando durante esta visita son un gran honor y facilitarán la práctica de acciones y la cooperación en un trabajo que necesita realizarse en red”, evaluó.
La vicerrectora de la USP, Maria Arminda do Nascimento Arruda, anunció durante su intervención un proyecto actualmente en ejecución para la construcción de la Plaza de los Museos de la USP, que reunirá los acervos de los museos de Zoología (MZ-USP) y de Arqueología y Etnología (MAE-USP).
“En Brasil, los museos de historia natural están íntimamente ligados al surgimiento de la investigación científica en el país. La Universidad de São Paulo posee acervos museológicos excepcionales y colecciones científicas y culturales entre las mayores del mundo. Tenemos un compromiso con nuestros museos y sus acervos, y por eso estamos construyendo un nuevo espacio con un proyecto notable del gran arquitecto Paulo Mendes da Rocha [1928–2021]. Este nuevo museo será una referencia para toda la ciudad, para el país y para el mundo”, destacó.
También participaron en la apertura del evento Alexandra Mias, cónsul general de Francia en São Paulo; Jônatas Souza da Trindade, subsecretario de la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística de São Paulo; Flávia Teixeira, gerente de Medio Ambiente, Responsabilidad Social Corporativa y Transición Energética de la Fundación Engie; el director-presidente del Consejo Técnico-Administrativo (CTA) de la FAPESP, Carlos Graeff; y el director administrativo de la institución, Fernando Menezes.
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