Una colaboración internacional dio como resultado el mayor inventario sobre la ictiofauna de esa región. Estos datos ayudan en el análisis de riesgos de impactos relacionados con la construcción de hidroeléctricas e hidrovías, el desmonte, la minería y los cambios climáticos (foto: Felipe Rocha)

La riqueza de especies de peces en la cuenca amazónica sigue un patrón inesperado
22-11-2019
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Una colaboración internacional dio como resultado el mayor inventario sobre la ictiofauna de esa región. Estos datos ayudan en el análisis de riesgos de impactos relacionados con la construcción de hidroeléctricas e hidrovías, el desmonte, la minería y los cambios climáticos

La riqueza de especies de peces en la cuenca amazónica sigue un patrón inesperado

Una colaboración internacional dio como resultado el mayor inventario sobre la ictiofauna de esa región. Estos datos ayudan en el análisis de riesgos de impactos relacionados con la construcción de hidroeléctricas e hidrovías, el desmonte, la minería y los cambios climáticos

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Una colaboración internacional dio como resultado el mayor inventario sobre la ictiofauna de esa región. Estos datos ayudan en el análisis de riesgos de impactos relacionados con la construcción de hidroeléctricas e hidrovías, el desmonte, la minería y los cambios climáticos (foto: Felipe Rocha)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – La cuenca amazónica concentra la mayor diversidad de peces de agua dulce del mundo: son 2.257 especies descritas, o el 15% del total conocido por la ciencia para el hábitat de agua dulce en todo el planeta. Pero en el marco de un nuevo estudio, se ha descubierto que esa gran variedad de especies se encuentra distribuida de modo desigual en la Amazonia, y sigue un patrón completamente distinto al esperable.

Esta constatación estuvo a cargo de los científicos que integran el proyecto de colaboración internacional llamado Amazon Fish, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, cuyo objetivo consiste en construir la mayor base de datos de alta calidad sobre peces amazónicos.

De acuerdo con el modelo de distribución que desarrollaron los investigadores del Amazon Fish, la riqueza de especies se concentra al oeste de la cuenca (del lado de la cabecera) y, en menor proporción, al este (del lado de la desembocadura).

Este proyecto, encabezado por científicos del Institut de Recherche pour le Développement (IRD), de Francia, y del ERANet-LAC, cuenta con la colaboración de investigadores de los países que integran la cuenca amazónica (Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Bolivia) y también de Bélgica. Y sus resultados más recientes salieron publicados en la revista Science Advances.

“De acuerdo con el patrón clásico, la distribución de la riqueza de especies en los ríos se concentra cerca de la desembocadura, donde el caudal de agua es mayor y, por consiguiente, soportaría la presencia de una mayor cantidad de especies. Sin embargo, nuestros datos muestran una tendencia invertida de ese patrón en la cuenca amazónica. En la zona occidental (al oeste de la zona conocida como Arco do Purus, relativamente cerca de la ciudad de Manaos) se halla la mayor concentración de especies. Asimismo, demostramos que los peces no se encuentran distribuidos en forma igual en la cuenca y que los endemismos, por ejemplo, se concentran en la parte alta de las grandes cuencas, tales como las de los ríos [afluentes del río Amazonas] Negro, Madeira, Xingu y Tapajós, áreas con mayor cantidad de cascadas y fuertemente amenazadas por la construcción de hidroeléctricas”, dijo Gislene Torrente-Vilara, docente del Departamento de Ciencias del Mar de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil, e investigadora responsable de la Plataforma Amazon Fish, que cuenta con el apoyo de la FAPESP.

Río abajo

Este patrón inesperado de distribución sugiere que los procesos de surgimiento de nuevas especies fueron más intensos de un lado de la cuenca. Para confirmar las posibles hipótesis que explicasen la distribución de la variedad de peces en la región, el grupo analizó la diversidad de peces en 97 subcuencas que integran la cuenca amazónica y correlacionó esos datos con las variables históricas del clima y de la formación de la cuenca. Los investigadores también pusieron a prueba el patrón de aumento de la riqueza de especies con 15 familias de peces, de las cuales 14 (alrededor del 78% de las 2.257 especies) coinciden con ese modelo.

De acuerdo con el artículo, uno de los probables motivos del patrón inesperado de dispersión de especies reside en el hecho de que históricamente (a una escala de tiempo geológico) ha habido una mayor estabilidad climática, sobre todo durante eventos de los Últimos Máximos Glaciales (LGM, en inglés), en la zona oeste de la cuenca amazónica.

Otro hallazgo del estudio tiene relación con el drenaje de las aguas. “La existencia de una diversificación más intensa en la parte oeste de la cuenca sugiere que el drenaje de las aguas puede considerarse lo suficientemente reciente como para que las especies no hayan tenido tiempo suficiente para colonizar todo el sistema río abajo”, dijo Torrente-Vilara.

De acuerdo con la dinámica de los ríos, estos nacen en áreas de mayor altura (en cadenas montañosas, por ejemplo) y drenan sus aguas hacia partes más bajas avanzado en dirección hacia el mar. Sin embargo, Torrente-Vilara destaca que, en la Amazonia, los ríos de aguas negras y de aguas claras en el escudo guayanés y en el escudo central amazónico corren hacia el canal del Solimões-Amazonas. En tanto, el río Solimões-Amazonas, que posee aguas blancas, tiene su origen en las cabeceras situadas en la región andina.

De este modo, la unión de los distintos tipos de aguas debería acumular especies y concentrar una mayor riqueza en la parte baja del sistema cercana al océano Atlántico. “Pero no fue eso lo que encontramos en nuestro estudio. El patrón que describimos referente a los peces de la Amazonia parecía ser contraintuitivo cuando lo comparamos con el que ha venido describiéndose en referencia a otras cuencas hidrográficas del mundo, pero cobró sentido cuando observamos el efecto de las variables históricas en los modelos”, declaró Torrente-Vilara a Agência FAPESP.

De acuerdo con la investigadora, también es necesario tener en cuenta otro factor histórico: la existencia del lago Pebas, formado hace aproximadamente 23 millones de años. “Originariamente, el río Amazonas [el Protoamazonas] tenía una ubicación completamente distinta a la que se observa en los días actuales, pues su drenaje corría en el sentido de la cuenca del Maracaibo, en Venezuela, al norte de la Amazonia. No existe un consenso acerca de cuándo se produjo la alteración de su curso en el sentido actual, pero se ha estimado que fue hace entre 9 y 2,5 millones de años. Los patrones que hallamos para la ictiofauna sugieren que este cambio en el curso del río es sumamente reciente para los patrones geológicos”, dijo.

A modo de comparación

Además de la compilación masiva tendiente a construir la base de datos y la colaboración de científicos de diversos países, este proyecto también generó resultados sorprendentes en el marco de expediciones que se llevaron a cabo para cubrir lagunas de muestreos en la cuenca, referentes a áreas acerca de las cuales existía escasa información –o ninguna− sobre la fauna de peces. “Durante una sola expedición de 18 días a la cuenca del río Javari, por ejemplo, inventariamos 430 especies, de las cuales 23 fueron nuevos registros para la ciencia”, dijo Torrente-Vilara.

De acuerdo con la científica, aparte de ser la mayor base de datos de peces amazónicos del mundo, el proyecto Amazon Fish constituye un hito histórico sobre los patrones naturales de distribución de la ictiofauna en la cuenca, y permitirá establecer comparaciones futuras sobre los efectos de los impactos antrópicos sobre la distribución de las especies, el endemismo y la conservación de los peces.

“Al recontar la historia y la formación de la cuenca desde el punto de vista de la ictiofauna, los datos actuales disponibles podrán ayudar a medir los impactos ocasionados por los efectos del desmonte, de la construcción de hidroeléctricas, de las hidrovías y de la minería, entre otros impactos antrópicos, como así también los relacionados con los cambios climáticos. La medición de los efectos del impacto de las acciones humanas implica conocer cómo eran el ambiente y su fauna antes de esos eventos”, dijo.

Puede leerse el artículo intitulado Unexpected fish diversity gradients in the Amazon basin (doi: 10.1126/sciadv.aav8681), de Thierry Oberdorff, Murilo S. Dias, Céline Jézéquel, James S. Albert, Caroline C. Arantes, Rémy Bigorne, Fernando M. Carvajal-Valleros, Aaike De Wever, R. G. Frederico, Max Hidalgo, Bernard Hugueny, Fabien Leprieur, Mabel Maldonado, Javier Maldonado-Ocampo, Koen Martens, Hernán Ortega, Jaime Sarmiento, Pablo A. Tedesco, Gislene Torrente-Vilara, Kirk O. Winemiller y Jansen Zuanon, en el siguiente enlace: advances.sciencemag.org/content/5/9/eaav8681

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