El recomienzo en una nueva tierra depende de la reorganización psíquica y de la adjudicación de nuevos sentidos a la vida, afirmó Miriam Debieux Rosa, quien coordina un grupo de estudio en la USP, durante su conferencia en la FAPESP Week France (foto: Marcelo Camargo/ Agência Brasil)

La recepción de refugiados debe contemplar los factores psicológicos, sostienen investigadores en Brasil
16-01-2020
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El recomienzo en una nueva tierra depende de la reorganización psíquica y de la adjudicación de nuevos sentidos a la vida, afirmó Miriam Debieux Rosa, quien coordina un grupo de estudio en la USP, durante su conferencia en la FAPESP Week France

La recepción de refugiados debe contemplar los factores psicológicos, sostienen investigadores en Brasil

El recomienzo en una nueva tierra depende de la reorganización psíquica y de la adjudicación de nuevos sentidos a la vida, afirmó Miriam Debieux Rosa, quien coordina un grupo de estudio en la USP, durante su conferencia en la FAPESP Week France

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El recomienzo en una nueva tierra depende de la reorganización psíquica y de la adjudicación de nuevos sentidos a la vida, afirmó Miriam Debieux Rosa, quien coordina un grupo de estudio en la USP, durante su conferencia en la FAPESP Week France (foto: Marcelo Camargo/ Agência Brasil)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – Dos hermanos huyen de un ataque perpetrado en una aldea del Congo. Pierden a sus padres, a sus hermanos y a sus amigos durante un incendio; lo pierden todo. En la huida, terminan separándose y uno de los jóvenes logra llegar a Brasil. Con todo, y sumándose a los problemas que lo llevaron a la migración forzosa, en el nuevo país padece insomnio y crisis de angustia relacionadas con la imagen de su casa arrasada por el fuego. No encuentra una manera de reiniciar su vida.

Otro muchacho, un inmigrante proveniente de Angola, no le encuentra más sentido a la vida. Por cuestiones políticas, a sus padres, que eran profesores universitarios, los mataron. Y él se vio forzado a salir de su tierra natal para vivir en la capital paulista.

Las violencias y las humillaciones vividas por los refugiados están siendo objeto de estudios en el campo de la psicología política. “La inmigración forzosa [por motivos políticos, económicos, de guerra o climáticos] constituye un fenómeno que posee diversas facetas. Comprende aspectos sociales, políticos, legales, de relaciones internacionales y, también, cuestiones subjetivas y psíquicas. El recomenzar en una nueva tierra depende de cómo se concrete la reorganización psíquica relativa a las cuestiones del deseo, las angustias y la adjudicación de nuevos sentidos a la vida”, dijo Mirian Debieux Rosa, coordinadora del Laboratorio Psicoanálisis y Sociedad del Instituto de Psicología de la Universidad de São Paulo (USP) y de Veredas – Psicanálise e Imigração, un grupo que reúne una serie de investigaciones sobre las experiencias de intervención en instituciones que brindan acogida a esas poblaciones en la ciudad de São Paulo, en el estado de São Paulo, Brasil.

En su conferencia durante la FAPESP Week France, realizada entre los días 21 y 27 de noviembre de 2019, la investigadora afirmó que el tema de la inmigración y reasentamiento de refugiados y sus despliegues culturales, subjetivos y políticos se ha vuelto una prioridad en el mundo, y Brasil no es una excepción.

El sufrimiento sociopolítico

“La inmigración evoca un fenómeno que favorece el encuentro con la alteridad, con otras culturas y otros idiomas. Con todo, las actuales crisis y los conflictos políticos y económicos generan la inmigración forzosa de un gran contingente de personas, como así también políticas de cierre de fronteras. La creciente segregación y la discriminación contra los inmigrantes tiene consecuencias subjetivas, particularmente en lo que hace a la salud mental”, dijo la profesora.

De acuerdo con Debieux, la inseguridad y el miedo son afectos (el conjunto de las emociones que orientan los comportamientos) producidos por la gestión política y económica. Pero esos afectos manipulados políticamente inducen a la búsqueda de un culpable, un objeto imaginario a quien dirigir los discursos de odio, racistas y xenofóbicos.

“Esa gestión política de los afectos da origen a una política represiva y a una justificación para suspender los derechos humanos y las garantías constitucionales, con el fin presuntamente de garantizar la seguridad. En ese marco, el odio a los inmigrantes se convierte en una agenda política.”

Debieux explica que ser indeseable y objeto de odio en el discurso social (amén de las otras violencias del proceso migratorio) genera un sufrimiento sociopolítico que puede desorganizar psíquicamente al inmigrante. La profesora reunió 22 artículos de investigadores que abordan este tema en la compilación intitulada As escritas do ódio: psicanálise e política [Las escrituras del odio. Psicoanálisis y política], publicado por editorial Escuta.

Una psicoterapia no convencional

Las investigaciones y el trabajo de extensión universitaria del grupo Veredas se enfocan en los procesos de elaboración de las violencias que se sufren en las inmigraciones forzosas. Procuran desarrollar estrategias clínico-políticas para que los inmigrantes puedan “no solamente dar cuenta de una elaboración de las violencias sufridas sino también de vivir en una nueva tierra, con culturas y hábitos diferentes”, dijo.

El trabajo encabezado por Debieux a lo largo de 15 años está registrado en el libro A Clínica Psicanalítica em Face da Dimensão Sociopolítica do Sofrimento [La clínica psicoanalítica ante la dimensión sociopolítica del sufrimiento], que contó con el apoyo de la FAPESP y fue ganador del premio Jabuti en 2018, la mayor distinción literaria de Brasil, en la categoría Psicología, Psicoanálisis y Comportamiento.

De acuerdo con Debieux, las intervenciones con personas que se vieron forzadas a migrar no siguen la misma línea de un psicoanálisis convencional. “La metodología se fue desarrollando en el transcurso del proyecto. Antes seguíamos el modelo tradicional de psicoanálisis, dándole prioridad a la elaboración del duelo, por ejemplo. Pero en procesos que abarcan situaciones de violencia producidas en las relaciones sociales vimos que el abordaje debía ser otro”, dijo.

De este modo, el equipo de investigadores empezó entonces a basarse en las intervenciones con migrantes y refugiados en los estudios científicos sobre los campos de concentración y las violencias de la guerra. “Y es así como establecimos una diferenciación entre el hecho violento y su dimensión traumática, dándole énfasis sobre todo al sujeto y no a la situación de violencia. Esto hace posible trabajar las cuestiones ligadas a la culpa y a la vergüenza y situar a la inmigración como una elección pautada en la historia personal, familiar y social. El sujeto puede entonces romper con el silenciamiento producido por la imposibilidad de construir una narrativa de sí mismo que incluya a los hechos vividos y, dentro de su propia historia y su deseo, encontrar aquello que lo enlaza en la nueva realidad”, dijo.

El recomienzo

Esa reorganización psíquica empieza al encontrar un punto de partida, y se concreta de las más diversas formas. El inmigrante angoleño, que no le veía más sentido a la vida, decidió volver a estudiar. Sus padres, docentes universitarios, valoraban los estudios, y ese retorno a la escuela era no solamente una forma de homenajearlos sino también el darle continuidad a su historia.

El joven congoleño solo empezó a salir de su letargo –un período al que los psicólogos llaman silenciamiento– cuando entendió que la causa principal de su angustia residía en no saber acerca del paradero de su hermano. “Durante el período de silenciamiento, el muchacho no lograba hablar sobre sí mismo, pues todo era muy doloroso y todos los acontecimientos aparecían desorganizados en su propia construcción de la historia”, dijo.

“Solamente cuando construyó ese punto de partida –que es la búsqueda de su hermano–, pasó a querer aprender portugués y a buscar gente y entidades que le ayudaran a entrar en contacto con el hermano, es decir: logró ponerse en movimiento. El sujeto se desplaza de esa posición de parálisis e impotencia para reorganizarse a partir de allí”, dijo.

De acuerdo con Debieux, la cuestión de la subjetividad es pensada como intersubjetividad, lo cual implica vérselas con el modo en que uno es visto en las relaciones sociales, en este caso, las relaciones en las cuales predominan los prejuicios, las discriminaciones y el odio dirigido a uno.

Mirar hacia dentro

Las investigaciones realizadas desde 2006 por el grupo Veredas generaron otros despliegues que van más allá del tema del refugio y la migración de un país a otro. Uno de estos consistió en establecer una correlación con los diversos tipos de migraciones internas que ocurrieron en Brasil, como los casos de poblaciones rurales que migraron a las ciudades o desde el norte y el nordeste del país hacia el sudeste y el sur.

“Al observar historias como la del joven congoleño y la del muchacho angoleño que fueron recibidos en Brasil y que, más allá de todas las dificultades, lograron restablecerse, resulta imposible no efectuar un paralelo. La no acogida de esas poblaciones rurales del norte y del nordeste de Brasil ha generado en el transcurso de nuestra historia una serie de oportunidades perdidas”, dijo Debieux.

De acuerdo con la investigadora, las oleadas de migrantes que no recibieron ninguna atención o acogida configuran exiliados en su propia patria. “Los procesos migratorios dilucidaron la importancia de la cultura y la religión como soportes sociales de los procesos psíquicos. Y también muestran los efectos de desarraigo de la violencia, y la desconsideración de esos aspectos en la recuperación en situaciones de pérdidas y duelos”, dijo.

Debieux remarca que, aunque esos migrantes nordestinos, norteños y de zonas rurales son brasileños, y por ende han permanecido en su propia patria, han sufrido descalificaciones intensas y desconsideraciones de su cultura de origen sumamente impactantes. “Esto desorganiza psíquicamente al sujeto y a sus propias comunidades, y sus posibilidades de entablar vínculos comunitarios en el nuevo lugar. Esto tiene que ver con un cierto manejo político y con el interés de mantenerlos en una posición de sumisión”, dijo.

Por último, para la investigadora, constituye una gran lección el hecho de que tantas personas, en el transcurso de los 15 años del Proyecto Veredas, hayan conseguido reestructurarse. “Parece increíble, pero logran restablecerse. Por cierto, este es uno de los despliegues de las investigaciones y de las intervenciones. Nos sorprendemos y aprendemos que, aun pasando por las situaciones más violentas y extremas, cuando existe un soporte social y psíquico, los sujetos reconstruyen sus historias”, dijo.

El simposio FAPESP Week France fue producto de una colaboración entre la FAPESP y las universidades de Lyon y de París, ambas de Francia. Lea otras noticias sobre este evento en el siguiente enlace: www.fapesp.br/week2019/france.
 

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