El 23 % del área correspondiente a la denominada Amazonia Legal Brasileña se encuentra deforestado en la actualidad, y la degradación cubre más de un millón de km² (foto: Ibama)
Un estudio de la Universidad de São Paulo muestra que la expansión de la ganadería, presionada por el aumento del consumo interno, fue el factor que más contribuyó para la eliminación o la degradación de la cobertura vegetal de la región. La producción agrícola ocupa el segundo lugar.
Un estudio de la Universidad de São Paulo muestra que la expansión de la ganadería, presionada por el aumento del consumo interno, fue el factor que más contribuyó para la eliminación o la degradación de la cobertura vegetal de la región. La producción agrícola ocupa el segundo lugar.
El 23 % del área correspondiente a la denominada Amazonia Legal Brasileña se encuentra deforestado en la actualidad, y la degradación cubre más de un millón de km² (foto: Ibama)
José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La Amazonia Legal Brasileña (ALB) –que abarca toda la parte de la cuenca amazónica situada en Brasil y vastas partes adyacentes del Cerrado, la sabana tropical brasileña, y que se extiende por nueve estados del país– suma más de 5 millones de kilómetros cuadrados (km2) y corresponde a casi un 60 % del territorio nacional. En la actualidad, el 23 % de esa área ha sido deforestado y más de un millón de km² están degradados, lo que pone a la región en riesgo de llegar a un punto de inflexión ecológica que podría hacer colapsar los ecosistemas y liberar miles de millones de toneladas de carbono en la atmósfera. Algunas áreas de la ALB, especialmente en las franjas del Cerrado y el llamado “Arco de la Deforestación”, se han convertido en emisoras netas de carbono. El mantenimiento del área preservada y la recuperación de fragmentos degradados constituyen necesidades urgentes que movilizan a distintos actores de la comunidad global.
La demanda extranjera de commodities es a menudo considerada como la motivación principal de la deforestación. Empero, si bien ésta constituye un factor sumamente relevante, los mercados domésticos ejercen una presión aún mayor. Esto fue lo que se constató en el marco de un estudio realizado por Eduardo Haddad y colaboradores, y publicado en la revista Nature Sustainability.
“La deforestación se analiza a menudo desde la perspectiva de la oferta. En otras palabras: cuáles sectores productivos están promoviendo el reemplazo de los bosques por otros usos de la tierra como la agricultura y la ganadería. La metodología que nosotros implementamos permite ver el fenómeno de la deforestación también desde la perspectiva de la demanda, al identificar las fuentes de estímulos económicos para que los sectores productivos tomen parte en el desmonte. Con base en este criterio, nuestro estudio demostró que el 83,17 % de la deforestación fue producto de demandas de fuera de la Amazonia y solamente un 16,83 % de demandas de la propia región. En la composición del 83,17 %, verificamos que el 59,68 % correspondió a demandas del resto de Brasil y un 23,49 % a demandas del comercio internacional”, informa Haddad.
El investigador es profesor titular de la Facultad de Economía, Administración, Contabilidad y Ciencia Actuarial de la Universidad de São Paulo (FEA-USP) y consultor de agencias internacionales de desarrollo tales como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Joint Africa Institute (JAI).
La metodología adoptada en el estudio se basó fundamentalmente en la denominada Matriz Insumo-Producto (MIP). Creada por el ruso naturalizado estadounidense Wassily Leontief (1906-1999), la MIP (Input-Output Matrix, en inglés) representa matricialmente las relaciones entre los diversos sectores de la economía, al registrar los flujos de bienes y servicios y hacer posible conocer los impactos que las alteraciones en un sector producen sobre los otros.
“En Brasil, la MIP más reciente la elaboró el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística [IBGE] en 2015. Debido a la complejidad matemática y a la restricción de acceso a los datos de millones de empresas y sus estructuras comerciales, no ha habido una actualización luego de ello. El empleo de datos de 2015 podría ser inadecuado de no ser por el hecho de que, desafortunadamente, la estructura de la economía brasileña ha cambiado muy poco desde entonces. La década de 2010 fue la peor en la serie histórica en 120 años del Producto Interno Bruto del país, con un crecimiento de tan solo un 0,3 % anual. Por eso utilizamos la MIP de 2015 adaptada para la Amazonia Legal Brasileña, combinada con datos sectoriales y regionales de deforestación y de emisiones de gases de efecto invernadero para medir los impactos directos e indirectos de la demanda doméstica e internacional de insumos y productos finales de la ALB, con un enfoque que recayó sobre los sectores intensivos en deforestación como la agricultura y la ganadería”, explica Haddad.
Las alteraciones en el uso de la tierra
La Amazonia ha venido pasando por enormes transformaciones en el transcurso del último medio siglo. Las innovaciones técnicas, las inversiones en infraestructura y los cambios políticos han facilitado la expansión del cultivo de la soja desde la región central del Cerrado hacia vastos segmentos de la ALB. La producción local de soja, que era inferior a las 200 toneladas en 1974 y representando tan solo un 0,02 % del monto nacional, llegó a 50 millones de toneladas en 2022, un 41,5 % del total brasileño. Igual de vertiginosa ha sido la expansión de la ganadería: de 8.900.000 cabezas de gado en 1974 (un 9,5 % del hato brasileño) a 104.300.000 cabezas en 2022 (un 44,5 % del total).
“La expansión de la ganadería obedeció fundamentalmente al incremento del consumo de carne, productos lácteos y cuero en otras regiones del país. Impulsado por el aumento de los ingresos medios per cápita y por la rápida urbanización, el consumo de carne en Brasil ha venido aumentando por encima del promedio global después de la década de 1960. De 1.400.000 hectáreas deforestadas por la ganadería, el 61,63 % apuntó a contemplar directa o indirectamente la demanda interna de fuera de la Amazonia y un 21,06 % la demanda internacional. La deforestación a causa de actividades agrícolas muestra un patrón distinto, con un 58,38 % vinculado con la exportación y un 41,62 % con el mercado interno”, informa Haddad.
En el estudio se pone de relieve que, pese a afectar a diferentes biomas de la Amazonia Legal, la deforestación que se ha concretado hasta ahora en Brasil se ha concentrado geográficamente en esa zona. En 2015, la ALB respondía por el 65,7 % del total del desmonte acumulado en el país. La ganadería fue la principal causa inmediata (un 93,4 % del total regional), seguida por la producción agrícola, principalmente de soja, maíz y algodón (un 6,4 %), y por la minería (un 0,2 %). La construcción de infraestructura y el proceso intensivo de urbanización también forman parte de los factores antrópicos directamente relacionados con la eliminación o la degradación de la cobertura vegetal original de la Selva Amazónica y del Cerrado.
“Las actividades ilegales, como la apropiación o acaparamiento de tierras, son muy relevantes en este contexto. Un estudio reciente demostró que la mitad del desmonte de la ALB en las últimas dos décadas se ha concretado en tierras públicas ocupadas ilegalmente por apropiadores. Las disputas legales se han extendido durante décadas y no impiden que la mayoría de las áreas ilegales o de deforestación ilegal en propiedades privadas participen tanto en el mercado de tierras como en el proceso de producción”, añade Haddad.
El estudio al que aquí se alude demuestra que la demanda económica originada en la zona centro-sur más desarrollada de Brasil impone una presión aún mayor sobre el desmonte en la Amazonia que las exportaciones. Este conocimiento es sumamente relevante en lo que concierne a orientar políticas públicas y acciones de la sociedad civil orientadas hacia la preservación o la regeneración. Y como las alteraciones en el uso de la tierra provocadas por la ganadería y la agricultura siguen erigiéndose como las principales fuentes de emisiones de dióxido de carbono (CO₂) en Brasil, el control de la deforestación y de la degradación se erige como un imperativo para que el país pueda cumplir sus metas de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Aparte de Haddad, participaron en el estudio Inácio Fernandes de Araújo Junior, Rafael Feltran Barbieri, Fernando Salgueiro Perobelli, Ademir Rocha, Karina Simone Sass y Carlos Afonso Nobre.
El grupo contó con el apoyo de la FAPESP en el marco medio de dos proyectos (14/50848-9 y 21/12397-9).
Puede accederse a la lectura del artículo intitulado Economic drivers of deforestation in the Brazilian Legal Amazon en el siguiente enlace: www.nature.com/articles/s41893-024-01387-7.
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