Con muestras recogidas entre cinco y 10 kilómetros continente adentro, se aplicó la resonancia de espín electrónico en un estudio que permitió refinar el modelo actual, que indica que el último máximo de elevación del nivel del mar se registró hace 120 mil años (conchas obtenidas en las perforaciones; foto: Renato Pereira Lopes/UFRGS)
Con muestras recogidas entre cinco y 10 kilómetros continente adentro, se aplicó la resonancia de espín electrónico en un estudio que permitió refinar el modelo actual, que indica que el último máximo de elevación del nivel del mar se registró hace 120 mil años
Con muestras recogidas entre cinco y 10 kilómetros continente adentro, se aplicó la resonancia de espín electrónico en un estudio que permitió refinar el modelo actual, que indica que el último máximo de elevación del nivel del mar se registró hace 120 mil años
Con muestras recogidas entre cinco y 10 kilómetros continente adentro, se aplicó la resonancia de espín electrónico en un estudio que permitió refinar el modelo actual, que indica que el último máximo de elevación del nivel del mar se registró hace 120 mil años (conchas obtenidas en las perforaciones; foto: Renato Pereira Lopes/UFRGS)
José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – El mapeo de las variaciones de la costa brasileña en función de los retrocesos y los avances del océano durante los ciclos glaciales e interglaciales cuenta en la llanura costera del estado de Rio Grande do Sul (en el sur de Brasil) con un lugar privilegiado de observación, debido a los depósitos de sedimentos producidos por las sucesivas transgresiones marinas, que también crearon en la zona un vasto sistema de lagunas.
Un estudio a cargo del investigador Renato Pereira Lopes, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), generó nuevos aportes para perfeccionar el modelo vigente, merced a la datación de un conjunto de 35 conchas marinas de la especie Amiantis purpurata, obtenidas en perforaciones de 20 metros de profundidad realizadas para la instalación de torres eólicas, y de otras siete conchas recogidas en un canal de irrigación.
La datación de los objetos se concretó en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (FFCLRP-USP), y estuvo a cargo del físico Oswaldo Baffa Filho y sus colaboradores; y contó con el apoyo de la FAPESP.
Y un artículo con los principales resultados de este estudio salió publicado en el Journal of South American Earth Sciences.
“Las dataciones obtenidas corresponden a las edades de los depósitos fosilíferos establecidas de acuerdo con el modelo vigente, de hace aproximadamente entre 220 y 120 mil años. Esta última, la más reciente, fue la última vez que, debido a la deglaciación, el mar se ubicó a mayor altura, entre cinco y siete metros por encima del nivel actual. Como la declividad del terreno es muy baja, cada metro de elevación correspondió a una intrusión de aproximadamente un kilómetro continente adentro”, le dice Pereira Lopes a Agência FAPESP.
“La presencia de conchas mucho más antiguas que los sistemas deposicionales indica que los depósitos marinos más antiguos ya existían en la llanura costera del Rio Grande do Sul y fueron totalmente erosionados y revueltos por transgresiones subsiguientes. Por otra parte, las edades más jóvenes, cercanas a los 100 mil años, indican que las elevaciones posteriores del mar, de menor amplitud, antes no reconocidas, también dejaron registros geológicos y fósiles en el área de estudio”, complementa el investigador de la UFRGS.
La datación por resonancia de espín electrónico no constituye precisamente una novedad. Pero es un método menos utilizado en las investigaciones geológicas realizadas en Brasil. “La datación por el decaimiento de carbono 14 es la técnica más conocida. Pero funciona bien únicamente en muestras con edades de hasta 60 mil años. Aplicamos una técnica alternativa, basada en el efecto de la radiación ionizante sobre distintos materiales”, afirma Baffa.
Y explica: “La radiación produce iones, tales como el CO2-, el SO2- y el CO33-, con uno o más electrones desemparejados. Cada electrón desemparejado posee un espín distinto de cero. Al elaborar una curva de crecimiento de la cantidad de espines, es posible determinar la cantidad de radiación recibida y, por ende, el iempo de exposición del material a la radiación”.
Puede accederse a la lectura del artículo intitulado Geological and taphonomic significance of electron spin resonance (ESR) ages of Middle-Late Pleistocene marine shells from barrier-lagoon systems of Southern Brazil, de Renato Pereira Lopes, Jamil Corrêa Pereira, Angela Kinoshita, Michelle Mollemberg, Fernando Barbosa Jr. y Oswaldo Baffa, en el siguiente enlace: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0895981120301188#!.
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