La investigación seleccionó juguetes destinados a niños de 0 a 12 años y consumidos por distintos grupos socioeconómicos; las compras se realizaron en tiendas populares y centros comerciales de la ciudad de Ribeirão Preto, en el estado de São Paulo (imagen: Mateus André/Freepik)
El análisis de 70 productos plásticos infantiles comercializados en Brasil reveló contaminación química en gran parte de las muestras, con niveles hasta 15 veces superiores a lo permitido; bario, plomo, cromo y antimonio fueron los más encontrados
El análisis de 70 productos plásticos infantiles comercializados en Brasil reveló contaminación química en gran parte de las muestras, con niveles hasta 15 veces superiores a lo permitido; bario, plomo, cromo y antimonio fueron los más encontrados
La investigación seleccionó juguetes destinados a niños de 0 a 12 años y consumidos por distintos grupos socioeconómicos; las compras se realizaron en tiendas populares y centros comerciales de la ciudad de Ribeirão Preto, en el estado de São Paulo (imagen: Mateus André/Freepik)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en colaboración con la Universidad Federal de Alfenas (Unifal), identificaron altos niveles de sustancias tóxicas en juguetes plásticos comercializados en Brasil. El estudio analizó 70 productos de fabricación nacional e importados y es el más amplio realizado en el país sobre contaminación química en productos infantiles. Los resultados fueron publicados en la revista Exposure and Health.
El análisis, apoyado por la FAPESP (21/03633-0 y 23/11634-2), reveló que gran parte de los juguetes no cumple con las normas de seguridad del Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología (Inmetro) ni con las de la Unión Europea. El caso más grave encontrado involucra al bario: el 44.3 % de las muestras superó el límite permitido, con concentraciones hasta 15 veces superiores al valor reglamentario. La exposición al bario puede causar problemas cardíacos y neurológicos, como arritmias y parálisis.
También se detectaron niveles elevados de plomo, cromo y antimonio. El plomo, que puede provocar daños neurológicos irreversibles en niños, problemas de memoria y disminución del coeficiente intelectual (CI), apareció por encima del límite en el 32.9 % de las muestras, con concentraciones casi cuatro veces mayores que las permitidas. El antimonio (que puede causar daños gastrointestinales) y el cromo (carcinogénico) presentaron irregularidades en el 24.3 % y el 20 % de los juguetes, respectivamente.
“Estos datos revelan un escenario preocupante de contaminación múltiple y falta de control. Por eso, en el estudio sugerimos medidas más estrictas de fiscalización, como análisis de laboratorio regulares, trazabilidad de los productos y certificaciones más exigentes, especialmente para los artículos importados”, afirma Bruno Alves Rocha. El trabajo es resultado de su investigación de posdoctorado, financiada por la FAPESP y recientemente concluida durante su período como profesor visitante en la Unifal.
En el estudio, los juguetes fueron seleccionados para representar distintas franjas socioeconómicas, con compras realizadas en tiendas populares y centros comerciales de Ribeirão Preto. “Se eligieron juguetes destinados a niños de 0 a 12 años, muchos de los cuales tenían tamaño y forma que facilitan la exploración oral —es decir, que pueden llevarse a la boca—, lo que aumenta el riesgo de exposición a sustancias tóxicas”, explica Rocha a la Agência FAPESP.
La identificación y cuantificación de las sustancias se realizaron mediante espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS), técnica que permite detectar metales y diversos no metales en concentraciones muy bajas. La investigación también empleó procesos de análisis conocidos como digestión ácida asistida por microondas, que permiten simular la liberación de sustancias químicas por el contacto con la saliva de los niños.
A partir de este análisis se identificaron 21 elementos con potencial tóxico: plata (Ag), aluminio (Al), arsénico (As), bario (Ba), berilio (Be), cadmio (Cd), cerio (Ce), cobalto (Co), cromo (Cr), cobre (Cu), mercurio (Hg), lantano (La), manganeso (Mn), níquel (Ni), plomo (Pb), rubidio (Rb), antimonio (Sb), selenio (Se), talio (Tl), uranio (U) y zinc (Zn).
Con los ensayos de bioaccesibilidad (digestión ácida), los investigadores pudieron establecer dos escenarios de exposición a las sustancias tóxicas: uno normal, basado en valores medianos, y otro de alta exposición, basado en los valores máximos. “La exposición varía según las concentraciones de los elementos tóxicos, pero también puede variar mucho de un niño a otro, dependiendo del tiempo que pasa jugando con el objeto o llevándolo a la boca”, comenta el investigador.
Las tasas de extracción —la liberación de sustancias por contacto con el jugo gástrico— variaron entre 0.11 % y 7.33 %, lo que indica que solo una pequeña fracción de los contaminantes totales se libera bajo condiciones que simulan la exposición oral. “Aunque este sea un aspecto positivo, el hallazgo no elimina las preocupaciones en materia de seguridad, especialmente considerando las altas concentraciones totales detectadas en muchas muestras”, señala Rocha.
El estudio también ayudó a mapear la cadena de producción de los juguetes e identificar posibles fuentes de contaminación. “Encontramos correlaciones entre níquel, cobalto y manganeso, lo que sugiere un origen común en el proceso de fabricación. Los juguetes de color beige presentaron concentraciones más altas de metales, posiblemente relacionadas con el proveedor de la pintura, una pista relevante para futuras acciones de fiscalización”, afirma.
Además de los elementos tóxicos, el grupo de investigadores ya había investigado en estudios anteriores la presencia de sustancias capaces de interferir en el sistema hormonal, como bisfenoles, parabenos y ftalatos, conocidos como disruptores endocrinos.
“Este no es el primer estudio con resultados tan alarmantes, lo que refuerza la necesidad de acciones urgentes para proteger la salud de los niños”, concluye Rocha.
El artículo Potentially Toxic Elements in Brazilian Toys: A Bioaccessibility-Based Childhood Health Risk Assessment puede consultarse en: link.springer.com/article/10.1007/s12403-025-00731-2.
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