Dicha labor estuvo a cargo de científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, y se concretó con células de la garrapata estrella, el ácaro transmisor de la enfermedad (imagen: Laboratorio de Bioquímica e Inmunología de Artrópodos/ICB-USP)

Identifican una proteína que puede erigirse en blanco para una vacuna contra la fiebre manchada
08-06-2023
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Dicha labor estuvo a cargo de científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, y se concretó con células de la garrapata estrella, el ácaro transmisor de la enfermedad

Identifican una proteína que puede erigirse en blanco para una vacuna contra la fiebre manchada

Dicha labor estuvo a cargo de científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, y se concretó con células de la garrapata estrella, el ácaro transmisor de la enfermedad

08-06-2023
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Dicha labor estuvo a cargo de científicos de la Universidad de São Paulo, en Brasil, y se concretó con células de la garrapata estrella, el ácaro transmisor de la enfermedad (imagen: Laboratorio de Bioquímica e Inmunología de Artrópodos/ICB-USP)

 

Por Julia Moióli  |  Agência FAPESP – Una proteína existente en las células de la garrapata estrella, tal el nombre común del principal transmisor de la bacteria causante de la fiebre manchada o maculosa brasileña –también conocida como fiebre manchada de las Montañas Rocosas–, es esencial para la supervivencia de este arácnido durante su alimentación, lo que la erige en un prometedor blanco con la mira puesta en el desarrollo de una vacuna. Esta es la conclusión que surge de un estudio publicado en la revista Parasites & Vectors por científicos de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil. 

La fiebre manchada o maculosa brasileña es una enfermedad causada por la bacteria Rickettsia rickettsii, transmitida por la garrapata estrella (Amblyomma sculptum), que es común en la región del Cerrado –la sabana brasileña− y en áreas degradadas del Bosque Atlántico. Según datos del Ministerio de Salud de Brasil, durante los últimos tres años se registraron 160 casos por año en promedio en el país, con una letalidad de alrededor del 28 %.

Estudios anteriores del mismo grupo de científicos del Instituto de Ciencias Biomédicas de la USP (ICB-USP) ya habían demostrado que la bacteria Rickettsia rickettsii inhibe la apoptosis (es decir, la muerte celular programada, que mantiene la homeostasis y el control de la respuesta inmune en los organismos) de las células de la garrapata, con lo cual favorece su crecimiento. Esa “sobrevida” le da a la bacteria el tiempo necesario como para proliferar e infectar nuevas células.

En este nuevo trabajo, que contó con el apoyo de la FAPESP (proyectos 2013/26450-2, 2020/16462-7 y 2021/03649-4), la idea consistió en trabajar con garrapatas en las que se silenció la expresión génica de su principal proteína inhibidora de la apoptosis –llamada IAP, del inglés Inhibitor of apoptosis protein–, con el objetivo de menguar el crecimiento de la bacteria y hacer entonces que los arácnidos se volviesen más resistentes a la infección. Para eso, se reprodujo la alimentación de las garrapatas estrellas en el laboratorio, con sangre de conejos infectados y no infectados con Rickettsia rickettsii.
 
“Observamos que independientemente de la infección, las garrapatas se morían al alimentarse, lo que pone de relieve la importancia de la IAP para su supervivencia”, explica Andrea Cristina Fogaça, docente del Departamento de Parasitología del ICB-USP y coordinadora del estudio. “Esta información sugiere algo más interesante aún que el mero hecho de bloquear la infección: es posible contener y disminuir la densidad poblacional del hospedante.” 

Las tasas de mortalidad de las garrapatas estrellas durante el experimento si ubicaron arriba del 92 %. Estos resultados sugieren que la alimentación de estos ácaros, independientemente de estar infectados o no, genera radicales libres que activan la apoptosis. Con la IAP silenciada, las garrapatas no logran sobrevivir.

Con el enfoque puesto en el hospedante
 
La importancia de centrar los esfuerzos científicos en la garrapata estrella para elaborar una posible vacuna contra la fiebre manchada es sencilla: “Aparte de ser su transmisora, la garrapata funciona como un reservorio de Rickettsia rickettsii en el ambiente”, explica Fogaça. “Una vez infectada, la hembra puede transmitírsela a su prole y mantener así a la bacteria activa a través de generaciones consecutivas en las poblaciones de garrapatas.”

Los próximos pasos en tal sentido consistirán en confirmar que la alimentación sanguínea es efectivamente el factor que promueve la apoptosis mediante la producción de especies reactivas de oxígeno, como así también el potencial vacunal de la IAP e incluso expandir los experimentos a otras especies de garrapatas.

Amén de la importancia médica, debido a la disminución de la transmisión de la bacteria a los seres humanos, la investigadora pone de relieve el impacto económico que una vacuna con capacidad para menguar la densidad poblacional de garrapatas estrellas tendría para la ganadería. Por tratarse de una especie sin preferencia de alimentación determinada, este arácnido afecta también a otros animales que estén a su disposición, como en el caso del ganado, al provocarle anemia y marcas en su cuero. Pese a que aún no existen estimaciones de valores referentes a perjuicios para la actividad, ya hay informes de aumento de la infestación.

Puede leerse el artículo intitulado The survival of Amblyomma sculptum ticks upon blood-feeding depends on the expression of an inhibitor of apoptosis protein en el siguiente enlace: doi.org/10.1186%2Fs13071-023-05701-8

 

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