Durante la FAPESP Week Nebraska-Texas, que tuvo lugar en Estados Unidos, se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en Brasil (imagen: Wikimedia Commons)

Factores genéticos pueden determinar la gravedad de la infección por hantavirus
28-09-2017

Durante la FAPESP Week Nebraska-Texas, que tuvo lugar en Estados Unidos, se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en Brasil

Factores genéticos pueden determinar la gravedad de la infección por hantavirus

Durante la FAPESP Week Nebraska-Texas, que tuvo lugar en Estados Unidos, se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en Brasil

28-09-2017

Durante la FAPESP Week Nebraska-Texas, que tuvo lugar en Estados Unidos, se dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en Brasil (imagen: Wikimedia Commons)

 

Por Karina Toledo, desde Lubbock (EE.UU.)  |  Agência FAPESP – El síndrome pulmonar y cardiovascular por hantavirus (SPCVH), caracterizado por una neumonía grave y de rápida evolución, es una enfermedad viral transmitida fundamentalmente por roedores silvestres. 

Si bien el índice de letalidad del SPCVH supera el 40%, no todas las personas que entran en contacto con el patógeno que lo causa desarrollan los síntomas. De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo en la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP), de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, la explicación de esto puede relacionarse con factores genéticos.

Este tema fue abordado por el profesor Luiz Tadeu Moraes Figueiredo el pasado día 21 de septiembre, durante la FAPESP Week Nebraska-Texas.

El grupo de la FMRP-USP comparó datos genéticos de 27 personas que desarrollaron SPCVH con los de 90 individuos que nunca padecieron manifestaciones de la enfermedad, aunque sus resultados habían sido positivos en los test serológicos de hantavirosis (es decir que tenían anticuerpos contra el virus en la sangre).

En los casos fatales, los investigadores observaron que era más frecuente la presencia de una determinada variación en el gen que codifica la proteína TNF-α (factor de necrosis tumoral alfa, por sus siglas en inglés). Este polimorfismo, conocido como TNF-α-308, ha sido asociado en estudios de otros grupos a enfermedades autoinmunes. 

En tanto, en los pacientes asintomáticos, el grupo notó una mayor expresión del gen TGB-β (factor de crecimiento transformante beta), que codifica una citocina capaz de inhibir la respuesta inflamatoria.

“Estudiamos algunos casos fatales y observamos que el virus se aloja en el miocardio y también hay muchas moléculas inflamatorias en ese lugar –lo que puede explicar la concreción del shock [cuando el corazón pierde la capacidad de bombear sangre adecuadamente]. Parece producirse una tormenta de citocinas que deriva en una inflamación muy intensa y la regulación de esa respuesta inmunitaria se encuentra inhibida”, explicó Moraes Figueiredo.

En su presentación, el investigador informó que el hantavirus es originario de Asia y que habría llegado al continente americano hace alrededor de 500 años. Los principales reservorios del patógeno en Brasil son los pequeños mamíferos terrestres, particularmente los roedores silvestres. No obstante, el equipo de Figueiredo ha logrado aislar el virus también en murciélagos (lea más en: agencia.fapesp.br/25757).

“Pero no sabemos si los murciélagos son capaces de transmitirles la enfermedad a los humanos”, dijo.

Tal como explicó el investigador, la contaminación ocurre a través de la respiración de polvo contaminado por la orina, la saliva o excrementos de animales infectados. También se puede contraer la enfermedad por la mordedura de ratas, el consumo de agua y alimentos contaminados o el manipuleo de roedores infectados en laboratorio.

En Brasil, los principales afectados son los trabajadores rurales. El Ministerio de Salud posee en el país el registro de casi 2.000 casos de SPCVH, y de poco más de 700 muertes por la enfermedad. Las regiones con mayor cantidad de casos son el sur del país –fundamentalmente los estados de Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul–, el nordeste de São Paulo, la zona de Minas Gerais conocida como Triângulo Mineiro y la meseta central. 

Existen pocos centros en Brasil que posean una estructura conveniente como para estudiar un microorganismo tan virulento. Entre ellos se encuentra el Centro de Investigaciones en Virología de la FMRP-USP, que construyó un laboratorio de nivel 3 de bioseguridad (el segundo en la escala de seguridad) con aportes de la FAPESP.

En 2006, los investigadores depositaron una solicitud de patente de una proteína antigénica de hantavirus –que activa la formación de anticuerpos específicos cuando se la introduce en el organismo–, elaborada en ese centro. Actualmente, dicha proteína se utiliza para efectuar el diagnóstico de la enfermedad. Pero la idea es crear una vacuna con base en ella.

El virus del Zika

La presentación de los hallazgos científicos más recientes sobre el virus del Zika en Brasil estuvo a cargo de Maurício Lacerda Nogueira, docente de la Facultad de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp), en el estado de São Paulo. Entre dichos descubrimientos, el investigador hizo referencia a un estudio realizado con 55 mujeres con diagnóstico confirmado de zika durante el embarazo.

Al contrario de lo que se observó en gestantes afectadas por el virus en la región nordeste del país o en Río de Janeiro, todas las mujeres bajo seguimiento en São José do Rio Preto siguieron con sus embarazos hasta el final. Los bebes nacieron vivos y no se registró ningún caso de microcefalia o de cualquier alteración neurológica grave (lea más en: agencia.fapesp.br/25527).

Según Lacerda Nogueira, inicialmente se pensó que una posible explicación para la aparición de cuadros más graves de zika en el nordeste de Brasil y en Río de Janeiro pudiera ser que la mayor parte de la población de esas zonas ya había tenido un contacto previo con el virus del dengue.

En efecto: estudios anteriores, realizados únicamente con células y con roedores, sugerían que la infección previa por dengue potenciaría el agravamiento del zika, debido a que facilita la multiplicación del virus.

“Pero no fue esto lo que observamos en nuestra población, que también vive en una zona endémica de dengue. En los individuos cuyos test serológicos daban resultados positivos tanto para dengue como para zika, no se registró un aumento de carga viral ni de citocinas inflamatorias en la sangre, ni tampoco manifestaciones más severas como las que se detectan en personas que adquieren dengue secundaria”, le comentó Lacerda Nogueira a Agência FAPESP (lea más en: agencia.fapesp.br/25622).

El grupo de la Famerp lleva adelante un seguimiento con un grupo de 1.000 personas de la población de São José do Rio Preto desde 2015, con el apoyo de la FAPESP. Los resultados más recientes del mismo se dieron a conocer en la revista Clinical Infectious Diseases.

“De entrada digo que ese resultado es sumamente positivo, pues sugiere que la vacuna contra el dengue no aumentaría el riesgo de manifestaciones severas del zika. Pero, para estar seguros, será necesario hacerles un seguimiento a largo plazo a esas personas. Al menos en el caso del dengue, sabemos que la diferencia de tiempo entre la primera y la segunda infección influye con respecto a la gravedad de los síntomas”, le comentó Lacerda Nogueira a Agência FAPESP.

Los peores cuadros, de acuerdo con el investigador, suceden cuando la segunda infección por dengue ocurre entre 9 y 18 meses después del primer contacto con el virus.

También durante el simposio realizado en Estados Unidos, Steve Presley, docente del Instituto de Salud Ambiental y Humana de la Texas Tech University (TTU) comentó que está haciéndose un rastreo en el estado de Texas con la intención de descubrir si los mosquitos de las especies Aedes albopictus y Aedes aegypti están volviéndose resistentes a los insecticidas que más se utilizan en esa zona.

“En caso de que surja un brote de chikunguña o de zika, debemos estar seguros de que estamos usando el producto adecuado para efectuar el control del vector”, dijo Presley.

En tanto, el profesor Jorge Salazar-Bravo, del Departamento de Ciencias Biológicas de la TTU, se refirió a la importancia de conocer la biología de las zoonosis, es decir, cómo se producen las interacciones entre los diversos patógenos y sus huéspedes. Este conocimiento, según sostuvo, puede predecir de dónde pueden surgir las nuevas enfermedades emergentes.

 

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