En el marco de un seminario online organizado por la FAPESP, científicos de Nigeria, México, EE.UU. y Brasil analizan temas relacionados con la privacidad, la seguridad y también referentes a la conducta de la gente y a cómo la misma puede moldear la pandemia (imagen: Gobernación del Estado de São Paulo)
En el marco de un seminario online organizado por la FAPESP, científicos de Nigeria, México, EE.UU. y Brasil analizan temas relacionados con la privacidad, la seguridad y también referentes a la conducta de la gente y a cómo la misma puede moldear la pandemia
En el marco de un seminario online organizado por la FAPESP, científicos de Nigeria, México, EE.UU. y Brasil analizan temas relacionados con la privacidad, la seguridad y también referentes a la conducta de la gente y a cómo la misma puede moldear la pandemia
En el marco de un seminario online organizado por la FAPESP, científicos de Nigeria, México, EE.UU. y Brasil analizan temas relacionados con la privacidad, la seguridad y también referentes a la conducta de la gente y a cómo la misma puede moldear la pandemia (imagen: Gobernación del Estado de São Paulo)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Sin una vacuna disponible ni un tratamiento afianzado contra el COVID-19, surge un consenso en el área de salud pública acerca de la necesidad de testear, rastrear y aislar a las personas infectadas como forma de disminuir la propagación del virus para poder reabrir gradualmente la economía con alguna seguridad. En este campo, las tecnologías de rastreo de contagios despuntan como estrategias importantes en el enfrentamiento de la pandemia.
“En las actuales condiciones, se vuelve sumamente importante escuchar a los expertos de distintos países, sobre todo para comprender de qué manera la conducta de las personas puede moldear el avance de la pandemia. Esto se vuelve necesario incluso con la carrera hacia el desarrollo de nuevos fármacos y vacunas para el COVID-19, los cuales, en la mejor de las posibilidades, aún requerirán de meses hasta encontrarse disponibles”, dijo Luiz Eugenio Mello, director científico de la FAPESP, durante la apertura del seminario online intitulado “Contact tracing and lockdown easing plan: Effectiveness X Limitations”, el 3º FAPESP COVID-19 Research Webinars, realizado el día 1º de julio.
En el debate, científicos de Nigeria, México, Estados Unidos y Brasil plantearon los principales desafíos inherentes al uso de tecnologías para el rastreo del movimiento de la población y el monitoreo de personas que mantuvieron contactos con los infectados.
En Brasil, investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en asociación con la empresa InLoco, utilizaron datos de movilidad (suministrados voluntariamente por usuarios de celular) para mapear puntos críticos de transmisión del COVID-19 y también analizar los efectos del aislamiento social.
“Empezamos a seguir el movimiento desde el carnaval. Con los datos de los celulares fue posible notar cambios de patrones al comienzo de la cuarentena, como resultado del cierre de escuelas y la suspensión de las clases en las universidades. El monitoreo también permitió calcular otro dato importante: el porcentaje de aislamiento social necesario como para prevenir una curva de contagios sumamente acelerada y el eventual colapso del sistema de salud”, comentó Helder Nakaya, docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la USP.
En otro estudio, científicos de la USP, en asociación con el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), lograron verificar de qué manera se propagó la epidemia en el transcurso del tiempo por el estado de São Paulo. “El uso de estos datos y de otras informaciones puede facilitar el desarrollo de un plan, no solamente de lockdown o confinamiento total, sino también tendiente a elaborar estrategias orientadas hacia la reapertura”, dijo.
Para Leany Lemos, quien fue secretaria de planificación del estado de Rio Grande do Sul, donde coordinó el plan de distanciamiento, el enfrentamiento requiere no solamente de monitoreo y testeos (que no se encuentran ampliamente disponibles en Brasil), sino también de comunicación con los diversos sectores de la sociedad.
“En marzo instituimos seis protocolos basados en datos que iban más allá de la cifra de muertos y contagios. Contamos con la participación de la industria y de empresarios en esa iniciativa. Era necesario que todos entendiesen la necesidad de la cuarentena. También regionalizamos el plan de acción, creando 30 regiones de salud en el estado de acuerdo con la capacidad de atención hospitalaria y la cantidad de UTIs [unidades de terapia intensiva], y le comunicamos eso a la población”, dijo.
En la ciudad de México, investigadores observaron el aumento de movimiento en dos fechas festivas: el día del niño (que se celebra en abril) y el día de la madre (el segundo domingo de mayo). De acuerdo con Jorge Velasco Hernández, del Instituto de Matemática de la Universidad Nacional Autónoma de México, el mayor movimiento en esas fechas alteró la curva de contagios y, como consecuencia de ello, los planes de reapertura de la economía.
“Todos saben acerca de la importancia de coordinar la cuarentena para disminuir el movimiento de las personas y, por ende, los contagios. Sin embargo, esos días de festejos fueron completamente fuera de lo esperable, lo que provocó la postergación del plan de reapertura. La gente salió más de los hogares para comprar regalos, entregarles piñatas a los niños y visitar a sus madres. Se verificó que esos eventos atípicos deben tenerse en cuenta en la planificación de los gobiernos”, afirmó Velasco.
En Nigeria, datos cedidos por usuarios de celulares también sirvieron para monitorear el movimiento de la población durante la epidemia. Sin embargo, de acuerdo con Iniobong Ekong, comisionado en jefe para cibermedicina (eHealth) de la Secretaría de Salud y Desarrollo Humano de la capital federal Abuya, cuestiones ligadas a la privacidad de la población, que deben respetarse, han venido dificultando la implementación de una aplicación de rastreo de contactos para mapear el COVID-19 en el país.
“Existe un consenso global que indica que el monitoreo de los contactos de las personas constituye una manera eficiente para contener los avances del nuevo coronavirus. Pero en Nigeria tampoco estamos en condiciones de testear a toda la población, por eso no logramos rastrear a las personas que entran en contacto con los infectados. Por eso también hemos desarrollado estrategias tendientes a identificar hotspots. Así y todo, es necesario monitorear el movimiento sin infringir la privacidad de la gente”, dijo Ekong.
Para Pratik Sinha, docente de la Washington University St. Louis, en Estados Unidos, las grandes empresas de tecnología, tales como Google y Apple, por ejemplo, pueden ayudar en el suministro de soluciones innovadoras tendientes a afrontar los desafíos del rastreo de contactos. “El hecho es que aún no contamos con la adhesión necesaria de la población ni con la infraestructura necesaria como para llevar a cabo ese rastreo. Mi pregunta es la siguiente: ¿de qué manera las grandes empresas de tecnología podrían ayudar aportando soluciones innovadoras y cuáles son los riesgos para la seguridad digital y la privacidad de los implicados?”
Con todo, según los expertos, el rastreo por sí solo no evitaría la necesidad del aislamiento social. “En términos tecnológicos es perfectamente posible rastrear todos los casos de la enfermedad. Sin embargo, más allá del tema de la privacidad, estimo que se trata de implementar el empleo de estas tecnologías con el objetivo de evitar el aislamiento social. En este momento debe vérselas como herramientas importantes de planificación”, dijo Nakaya.
Y Sinha coincide. “En el estadio en que estamos seguramente es tarde para que estas estrategias se aborden desde el punto de vista individual. No contamos con test suficientes como para monitorear a la población. Lo que necesitamos ahora definitivamente es evitar aglomeraciones: no ir a los shoppings, por ejemplo”, dijo.
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