Investigadores de la Peking University, entre ellos Shu Tao, estiman las emisiones mundiales entre 1960 y 2030 y el potencial cancerígeno de hidrocarburos aromáticos policíclicos (foto: H. Shimizu)

Expertos chinos desarrollan un modelo para el estudio de contaminantes
01-05-2014

Investigadores de la Peking University estiman las emisiones mundiales entre 1960 y 2030 y el potencial cancerígeno de hidrocarburos aromáticos policíclicos

Expertos chinos desarrollan un modelo para el estudio de contaminantes

Investigadores de la Peking University estiman las emisiones mundiales entre 1960 y 2030 y el potencial cancerígeno de hidrocarburos aromáticos policíclicos

01-05-2014

Investigadores de la Peking University, entre ellos Shu Tao, estiman las emisiones mundiales entre 1960 y 2030 y el potencial cancerígeno de hidrocarburos aromáticos policíclicos (foto: H. Shimizu)

 

Por Heitor Shimizu, desde Beijing

Agência FAPESP – Un grupo de investigadores de la Peking University, en China, ha logrado resultados importantes en el estudio de un tipo determinado de contaminantes: los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs).

Los HAPs se encuentran entre los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) más tóxicos, y se generan fundamentalmente debido a la quema incompleta de material orgánico y de combustibles tales como derivados del petróleo, carbón y madera. Se ha asociado en estudios a los HAPs con el riesgo de cáncer. A su vez, estos compuestos ingresaron en 2001 en la lista de la Convención de Estocolmo sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes.

“Es muy importante tanto para China como para los restantes países en desarrollo ampliar el conocimiento sobre los HAPs. Básicamente, estos contaminantes orgánicos son producidos por todo tipo de combustión, y por cualquier sustancia que se queme”, dijo Shu Tao, docente y director de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Peking University el jueves 17 de abril, durante el segundo día del Simposio Brasil-China para la Colaboración Científica – FAPESP Week Beijing, realizado en dicha universidad china. A raíz de su gran población y de la estructura energética de China, las emisiones de HAPs son más intensas todavía en el país.

Tao y su equipo desarrollaron un modelo informático capaz de calcular la emisión de los principales tipos de HAPs en China y en el mundo. Dicho modelo se vale de datos de diversas fuentes –incluso de informaciones meteorológicas, de salud pública y satelitales– y está constituido por una combinación de modelos menores, que evalúan el transporte de componentes a través de la atmósfera, la exposición de la población en el mundo y el riesgo de contraer cáncer, por ejemplo.

De acuerdo con el modelo del grupo de Tao, aunque la variabilidad espacial sea grande, el riesgo de contraer cáncer de pulmón es mayor en el este de China (más urbanizado e industrializado) que en otras áreas del país.

Los investigadores también evaluaron la susceptibilidad genética del riesgo de cáncer de pulmón, que está asociada con el polimorfismo de genes relacionados con el metabolismo de carcinógenos y con la reparación del ADN.

“Nuestro grupo estimó que el 1,6% de los casos de cáncer de pulmón en China se debe a la exposición a HAPs. Parece una cifra pequeña; sin embrago, para una gran población como la de China, es un total significativo”, dijo Tao.

En un artículo publicado en el periódico Environmental Science & Technology, Tao y su equipo analizaron las emisiones globales de 16 tipos de HAPs emanados por 69 diferentes tipos de fuentes.

El análisis a cargo de los investigadores señaló que, del total de emisiones de HAPs en todo el mundo –el período de estimación que se tomó en cuenta fue de 1960 a 2030–, el 6,19% puede clasificarse como referente a compuestos carcinogénicos, y el valor fue mayor en los países en desarrollo (un 6,22%) que en los países desarrollados (un 5,73%).

De acuerdo con el estudio, el potencial de daño a la salud debido a los HAPs es mayor en zonas con mayores emisiones de estos compuestos procedentes de fuentes antropogénicas.

La buena noticia es que las emisiones de HAPs debidas a la acción humana disminuirían. Simulaciones hasta el año 2030 apuntan hacia una merma en las emanaciones de estos contaminantes, tanto en los países desarrollados (entre el 46% y el 71%) como en los países en desarrollo (entre un 48% y 64% menos).

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