Esta investigación fue la primera de este tipo con mujeres embarazadas brasileñas (foto: fezailc/Pixabay)

Salud
Existe un nexo entre la composición de la microbiota intestinal y los síntomas depresivos en el embarazo
19-12-2024
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En el marco de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, se demostró que en la medida en que las mujeres gestantes con indicios de depresión se trataban y mejoraban se incrementaba en el intestino la proporción de “bacterias buenas”

Salud
Existe un nexo entre la composición de la microbiota intestinal y los síntomas depresivos en el embarazo

En el marco de un estudio realizado en la Universidad de São Paulo, en Brasil, se demostró que en la medida en que las mujeres gestantes con indicios de depresión se trataban y mejoraban se incrementaba en el intestino la proporción de “bacterias buenas”

19-12-2024
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Esta investigación fue la primera de este tipo con mujeres embarazadas brasileñas (foto: fezailc/Pixabay)

 

Por Maria Fernanda Ziegler  |  Agência FAPESP – El embarazo es un período de intensa modificación corporal, metabólica y también de la microbiota, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino. Pero más allá de todos estos cambios, en un estudio realizado con 34 mujeres embarazadas brasileñas se constató que determinadas alteraciones en la composición de la microbiota están asociadas a la intensidad de los síntomas depresivos. Estos resultados se publicaron en el Brazilian Journal of Psychiatry.

En el referido trabajo, a cargo de investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, con el apoyo de la FAPESP, se observó que las mujeres con síntomas depresivos más intensos portaban una cantidad mayor de enterobacterias, microorganismos asociados a las vías proinflamatorias y a la modulación de importantes neurotransmisores. Cuando esas mujeres gestantes eran derivadas a la atención psiquiátrica y exhibían una mejoría con relación a los síntomas depresivos, el perfil de la microbiota seguía dicha evolución, al elevarse la proporción de bacterias del género Bifidobacterium (microorganismos simbiontes).

“La depresión es un tabú y más todavía cuando se produce durante el embarazo. Pero el hecho es que se trata de una enfermedad y hemos observado que la microbiota responde a este proceso. La composición microbiana de las mujeres embarazadas con síntomas depresivos es distinta a la que se observa en las mujeres gestantes sin síntomas. Y con el correr del tiempo detectamos que en la medida en que esas mujeres se van tratando psiquiátricamente, su microbiota va cambiando, y lo propio sucede en cuanto al análisis de los síntomas depresivos”, relata Carla Taddei, docente del Instituto de Ciencias Biomédicas de la USP (ICB-USP), investigadora colaboradora de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la misma universidad (FCF-USP) y autora sénior del artículo.

El trabajo, desarrollado por la alumna de doctorado Amanda Mota, es el primero que se lleva a cabo con mujeres embarazadas brasileñas. Los resultados convergen con los de estudios anteriores en los cuales se había investigado en otras poblaciones la relación entre las enfermedades psiquiátricas y la microbiota. El artículo científico aporta los primeros resultados de un estudio mayor, en cuyo marco se pretende analizar el papel de la microbiota en afecciones específicas del período gestacional como la preeclampsia. 

“Existen poquísimos estudios en Brasil que establecen un nexo entre la microbiota y afecciones intercurrentes durante el embarazo. Sin embargo, la identificación de estos parámetros y la realización del monitoreo del humor y de la salud de esa población es de suma importancia. Se sabe por ejemplo que las mujeres que padecen depresión posparto –se estima actualmente que este problema afecta hasta a un 20 % de las puérperas– ya exhibían síntomas durante la gestación. Es necesario prestarle atención a la depresión durante el embarazo, a los efectos de disminuir la incidencia de la depresión posparto, que comprende al bebé e implica una gran alteración hormonal, con la presión por el amamantamiento, el estrés y el cansancio físico, es decir, una serie de factores que tienden a agravar el cuadro de las mujeres que tienen una tendencia a la depresión”, comenta la investigadora.

La atención prenatal

Para la realización del estudio se contempló a voluntarias bajo seguimiento gestacional en el Hospital Universitario de la USP. Se las seleccionó mediante la aplicación un cuestionario sin efecto diagnóstico denominado escala de Edimburgo, que detecta la intensidad de los síntomas depresivos. También se les aplicaron pruebas en la microbiota en tres períodos distintos, entre el tercer trimestre del embarazo y el puerperio.

“Algunas de ellas, mujeres sanas con atención prenatal de bajo riesgo y que entrarían en el grupo de control de nuestro estudio, puntuaron con síntomas graves de depresión. Por supuesto que no es necesario salir a hacerle pruebas de la microbiota a todo el mundo. Esto carece aún de fundamento terapéutico. Pero lo que sí nos hizo cuestionar es si no sería interesante incluir efectivamente la escala de Edimburgo entre los cuidados médicos del control prenatal”, afirma la investigadora.

Según Taddei, pese a recomendársela, la investigación psiquiátrica durante el período gestacional y posparto aún se encuentra poco difundida. “Está todo muy subregistrado, pero algunos estudios estiman que se diagnostica a entre un 31 % y un 50 % de las mujeres con ansiedad y depresión durante ese lapso. Solamente el 14 % cuenta con el tratamiento adecuado y el 3 % exhibe remisión”, comenta.

Cabe recordar que los problemas en la salud materna pueden afectar el neurodesarrollo fetal y generar consecuencias, como el nacimiento de bebés prematuros y con bajo peso nutricional, además de un incremento del riesgo de compromiso del desarrollo psíquico, neurológico e intelectual de los bebés.

De acuerdo con la investigadora, la asociación entre la microbiota y la depresión gestacional ya era esperable y este trabajo ha demostrado que posiblemente se trate de una relación bidireccional, con un factor con influjo sobre el otro. "Existe el eje intestino-cerebro, una comunicación bidireccional entre el tracto gastrointestinal y el cerebro. Más allá de ello, en estudios anteriores ya se había demostrado que el estado psiquiátrico de la madre altera la colonización de la microbiota del bebé, lo cual sugiere una conexión entre el eje intestino-cerebro y la composición de la microbiota del recién nacido”, comenta.

Puede leerse el artículo intitulado Longitudinal Gut Microbiota Composition During Perinatal period in Women with Different Intensities of Depressive Symptoms en el siguiente enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39305521/.

 

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