La práctica de meliponicultores de llevar colmenas de un lugar a otro hace que el perfil genético de las poblaciones de abejas manejadas se vuelva cada vez más uniforme en toda América (foto: Scaptotrigona hellwegeri/ Ricardo Ayala)

El transporte de colonias afecta la estructura genética de las abejas sin aguijón
10-11-2016

La práctica de meliponicultores de llevar colmenas de un lugar a otro hace que el perfil genético de las poblaciones de abejas manejadas se vuelva cada vez más uniforme en toda América

El transporte de colonias afecta la estructura genética de las abejas sin aguijón

La práctica de meliponicultores de llevar colmenas de un lugar a otro hace que el perfil genético de las poblaciones de abejas manejadas se vuelva cada vez más uniforme en toda América

10-11-2016

La práctica de meliponicultores de llevar colmenas de un lugar a otro hace que el perfil genético de las poblaciones de abejas manejadas se vuelva cada vez más uniforme en toda América (foto: Scaptotrigona hellwegeri/ Ricardo Ayala)

 

Por Elton Alisson  |  Agência FAPESP – El transporte no regulado de colonias de abejas sin aguijón (Apidae: Meliponini) a cargo de meliponicultores de América ha llevado a que el perfil genético de poblaciones de esos polinizadores claves para diversas especies de plantas y cultivos agrícolas se vuelva cada vez más uniforme.

Uno de los posibles impactos de esta homogeneización genética podrá ser la desaparición de poblaciones de abejas mejor adaptadas a ciertas condiciones climáticas y ambientales, según apunta un estudio internacional realizado por científicos de Brasil en colaboración con pares de Estados Unidos, Portugal y España.

Dicho estudio, que es el resultado de un posdoctorado y de una pasantía de investigación en el exterior, ambos realizados merced a una Beca de la FAPESP, salió publicado en la revista Molecular Ecology.

“Constatamos que la práctica no regulada y sin control de transportar colonias ha llevado a que las poblaciones de abejas sin aguijón de América se vuelvan más homogéneas genéticamente”, declaró Rodolfo Jaffé, investigador del Instituto Tecnológico Vale (ITV) de Brasil y primer autor del artículo, a Agência FAPESP.

Durante el estudio, los investigadores analizaron una serie de factores que hipotéticamente podrían influir sobre el flujo genético de las abejas sin aguijón, tales como la distancia geográfica entre las poblaciones, las prácticas de manejo de los meliponicultores, el tamaño de las abejas, las cambios en el uso de la tierra (el desmonte, por ejemplo) y las condiciones ambientales (tales como la temperatura, la elevación y las lluvias) de sus hábitats naturales.

A tal fin, analizaron datos de 135 poblaciones silvestres y manejadas de 17 especies de abejas sin aguijón, distribuidas en diversos biomas tropicales de toda América, para las cuales se encontraban disponibles en la literatura estimaciones de distancias genéticas entre poblaciones basadas en marcadores moleculares microsatélites.

Con base en los datos suministrados por esos marcadores microsatélites (pequeñas regiones del ADN que varían de un individuo a otro), estimaron el grado de aislamiento según la distancia geográfica –la diferenciación genética con relación a la distancia geográfica– de las poblaciones de las 17 especies de abejas.

Los resultados de los análisis indicaron que el aislamiento debido a la distancia geográfica de las poblaciones de las especies de abejas se vio afectado significativamente por el transporte de colonias a cargo de los meliponicultores.

Las especies de abejas sin aguijón manejadas exhibieron un menor aislamiento por distancia en comparación con las especies silvestres.

“Lo natural sería que, cuanto mayor sea la distancia entre las poblaciones de abejas manejadas, mayor también debería ser la diferenciación genética entre ellas. Pero no fue eso lo que constatamos”, afirmó Jaffé.

Los investigadores observaron ese patrón de menor diferenciación genética con relación a la distancia geográfica en las poblaciones manejadas de las 17 especies de abejas sin aguijón analizadas.

“Esto indica que es muy probable que los melipolinicultores estén transportando colonias de una región a otra, y que esta práctica haya causado la homogeneización del perfil genético de esas abejas”, estimó Jaffé.

Impactos

De acuerdo con el investigador, el transporte de colonias de abejas sin aguijón es una práctica común entre los melipolinicultores y se la recomienda en casos de áreas deforestadas que hayan perdido sus poblaciones naturales de abejas.

En tanto, en el caso de áreas preservadas, la recomendación apunta a mantener la dinámica natural de las poblaciones de abejas existentes y no introducir abejas de otras regiones.

“La práctica de transporte de colonias de abejas sin aguijón es delicada, debería estar regulada y controlada”, afirmó Jaffé. “Puede permitirse el transporte de colonias dentro del área de distribución natural de una especie, siempre y cuando las colmenas sean sanas y se evalúen las poblaciones previamente”, señaló.

De acuerdo con el investigador, uno de los posibles impactos causados por el transporte no controlado de colonias de una región a otra es la introducción de enfermedades en lugares donde no existían.

Otro problema es la pérdida de poblaciones de abejas hasta ahora aisladas, que estaban adaptadas a las condiciones climáticas y ambientales de sus hábitats naturales, y que pueden desaparecer con la llegada de nuevas poblaciones.

“La introducción de abejas de un determinado lugar en otro mediante el transporte de colonias ha provocado la pérdida de la diferenciación genética que existía entre las abejas de esos dos lugares distintos”, apuntó Jaffé.

Dispersión limitada

Se estima que las abejas sin aguijón son particularmente susceptibles a la degradación ambiental en razón de su limitada dispersión.

Las colonias hijas de las abejas sin aguijón se establecen cerca de las colonias madres porque dependen de recursos de las segundas durante sus estadios iniciales de desarrollo.

La dispersión limitada de ese grupo de abejas, que son esenciales para la reproducción de muchas especies de plantas y polinizadores críticos de diversos cultivos agrícolas, las vuelve particularmente sensibles a los cambios en el uso de la tierra, tales como aquéllos provocados por el desmonte, explicó Jaffé.

“Si un área de bosque primario es talada, las abejas que habitaban en dicho lugar tendrán dificultades para desplazarse hacia otra región y encontrar otro hábitat en razón de su dispersión limitada”, estimó el investigador.

En estudios anteriores se estimaba que la degradación de los hábitats naturales también podría dificultar el flujo de genes de las abejas sin aguijón y derivar en un agotamiento de la diversidad genética, con el consiguiente aumento del riesgo de extinción de poblaciones de esos animales. Y que la topografía, la temperatura y los niveles de precipitación también podrían tener influjo sobre los patrones de diferenciación genética de las poblaciones de abejas.

Con todo, los científicos verificaron durante este estudio que los factores ambientales y el desmonte no tuvieron efectos sobre la diferenciación genética de las especies de abejas analizadas.

“Esas especies de abejas sin aguijón están logrando dispersarse y mantener el flujo genético a través de diferentes gradientes altitudinales, estándares de temperatura y de precipitaciones y en áreas deforestadas”, afirmó.

Esta constatación sugiere que para asegurar la conservación de esas especies de abejas sin aguijón no es tan importante mantener la conectividad entre las poblaciones, toda vez que ya están conectadas, aun en áreas deforestadas. Pero sí lo es el promover el mantenimiento y la recuperación de ambientes “amigables” con los polinizadores –donde existan recursos suficientes para el establecimiento de las colmenas y la alimentación de las abejas–, apuntó Jaffé.

“Dado que esas abejas logran dispersarse a través ambientes heterogéneos, requieren de ambientes con recursos suficientes como para establecer sus nidos, y necesitan flores para alimentarse con su néctar”, afirmó.

Puede leerse el artículo intitulado “Beekeeping practices and geographic distance, not land use, drive gene flow across tropical bees” (doi: 10.1111/mec.13852), de Jaffé y otros, en la revista Molecular Ecology, en el siguiente enlace: onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/mec.13852/abstract;jsessionid=6ABAA791F75815FE8EA88AF8AEC8DAC7.f01t02.

 

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