La conferencia tuvo lugar el 30 de mayo en la sede de FAPESP (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
En la 4ª Conferencia FAPESP 2025, la exvicepresidenta del IPCC afirmó que el sector de energías renovables crece más rápidamente que el de los combustibles fósiles. Y aseguró no perder la esperanza de que se logre limitar el aumento de la temperatura media global a 1.5 °C respecto a los niveles preindustriales
En la 4ª Conferencia FAPESP 2025, la exvicepresidenta del IPCC afirmó que el sector de energías renovables crece más rápidamente que el de los combustibles fósiles. Y aseguró no perder la esperanza de que se logre limitar el aumento de la temperatura media global a 1.5 °C respecto a los niveles preindustriales
La conferencia tuvo lugar el 30 de mayo en la sede de FAPESP (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – La transición energética no está alineada con la meta de contener el aumento de la temperatura global en 1.5 °C; los combustibles fósiles siguen dominando la matriz energética de las principales economías del mundo, que también son las mayores emisoras de gases de efecto invernadero. Por ello, cada año se vuelve más difícil alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Estas duras constataciones fueron presentadas por la investigadora Thelma Krug durante la cuarta Conferencia FAPESP 2025: “Contribuciones para la COP30: Transición Energética”, celebrada el 30 de mayo.
Krug fue vicepresidenta del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 2015 y 2022 y forma parte del Consejo Superior de FAPESP. Doctora en estadística espacial por la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, participó en la Coordinación de Observación de la Tierra del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y actualmente dirige el Departamento de Políticas para el Combate a la Deforestación del Ministerio de Medio Ambiente.
Cabe recordar que el Acuerdo de París, ratificado en 2015 por 194 países y la Unión Europea (Estados Unidos se retiró en enero de este año, ya bajo el segundo gobierno de Donald Trump), estableció el objetivo de limitar, hasta finales de este siglo (2100), el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 °C respecto a los niveles preindustriales, con esfuerzos para restringir ese aumento a 1.5 °C.
A pesar de los poco alentadores datos que presentó, Krug se definió como “optimista” y afirmó que “no pierde la esperanza de que se cumplan las metas de París”. Un indicio en esa dirección es el crecimiento del sector de energías renovables en el suministro total de energía primaria de los países del G20. “En 2023, hubo un récord en la implementación de nueva capacidad instalada de energía renovable. Teníamos 308 GW en 2022 y pasamos a 473 GW en 2023. Del total de renovables añadidas, el 63 % ocurrió en China, el 15 % en la Unión Europea y el 7 % en Estados Unidos”, dijo.
La investigadora señaló una desaceleración en el uso de energías fósiles frente a una aceleración en el uso de renovables. Sin embargo, la predominancia de los combustibles fósiles sigue siendo abrumadora. “Prácticamente el 80 % del consumo global de energía se concentra en los países del G20, que dependen de los combustibles fósiles para más del 70 % de su generación de energía primaria”, informó.
Con miras a alcanzar la meta de 1.5 °C, el Primer Balance Global del Acuerdo de París, de diciembre de 2023, instó a los países participantes a triplicar la capacidad instalada de energías renovables, duplicar la tasa de mejora en eficiencia energética y alcanzar emisiones netas cero de gases de efecto invernadero hacia mediados de siglo.
“Un análisis reciente indica que triplicar la capacidad instalada de energía renovable es una meta ambiciosa, pero alcanzable. Dada la implementación récord anual que está ocurriendo, especialmente con el creciente uso de la energía fotovoltaica, y su competitividad frente a los combustibles fósiles, pronto será mucho más ventajoso adoptar energías renovables que mantener una matriz energética basada en fósiles”, argumentó Krug.
Según la investigadora, la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará en Brasil en noviembre de este año en Belém, capital del estado amazónico de Pará, será un momento crucial para que los países evalúen sus ambiciones en energías renovables y actualicen sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), compromisos voluntarios presentados por cada país en el marco del Acuerdo de París para combatir el cambio climático. “No todo está perdido. El IPCC afirmaba en su informe sobre mitigación que ya disponemos hoy de tecnologías que permiten reducir, hasta 2030, a la mitad las emisiones de 2019. El problema no es la inexistencia de esas tecnologías, sino las barreras para su implementación: barreras financieras, de capacitación, políticas, que necesitan ser superadas”, subrayó Krug.
Al final de su intervención, la investigadora enfatizó: “El tiempo es corto. La ventana se está cerrando. Ya hemos superado momentáneamente los 1.5 °C. Esto no significa que fracasamos. Significa que necesitamos actuar. Urgentemente”.
La 4ª Conferencia FAPESP 2025, “Contribuciones para la COP30: Transición Energética”, fue inaugurada por el profesor Oswaldo Baffa Filho, coordinador de la Comisión Organizadora de las Conferencias y Escuelas Interdisciplinarias FAPESP, y contó con la participación del profesor Gilberto Jannuzzi, de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp). “Un asunto del que aún no se habla mucho y que tiene grandes implicaciones para la transición energética es el de los minerales críticos. Este tema ha cobrado relevancia recientemente porque hay una carrera internacional. Solo puedo tener más energía solar o eólica si también tengo los minerales necesarios para fabricar baterías, los componentes del coche eléctrico, y así sucesivamente. Brasil tiene minerales críticos, Sudamérica tiene minerales críticos, y necesitamos desarrollar rápidamente más ciencia e ingeniería en torno a estos materiales”, evaluó Jannuzzi.
También participaron como panelistas los profesores André Furtado, de Unicamp, y Helder Queiroz, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Gilberto Jannuzzi y André Furtado participaron en el debate moderado por Sabine Righetti (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Furtado destacó el papel de los biocombustibles en la transición energética brasileña. “El sector de los biocombustibles será el componente central de esa transición. Tendrá que haber etanol de segunda generación y otras formas de biocombustibles basados en residuos. Eso requiere muchas inversiones en investigación y desarrollo, que aún no están disponibles”, dijo. Por su parte, Queiroz señaló que la transición energética no será homogénea en el mundo, ni siquiera dentro de un mismo país. “No existirá una única transición energética. Las soluciones deben ser halladas por todos, pero serán distintas en los niveles nacionales – e incluso subnacionales”, enfatizó.
La cuarta Conferencia FAPESP 2025 “Contribuciones para la COP30: Transición Energética” fue moderada por Sabine Righetti, asesora de la Coordinación General – Ciencia en los Medios de FAPESP, y puede verse en su totalidad en: www.youtube.com/live/EOxAGZv6Jmk.
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