El director del Deutsches Museum de Alemania se refiere a la importancia de esas instituciones en la constitución de una cultura científica y en la divulgación del conocimiento (foto: Samuel Antenor)
El director del Deutsches Museum de Alemania se refiere a la importancia de esas instituciones en la constitución de una cultura científica y en la divulgación del conocimiento
El director del Deutsches Museum de Alemania se refiere a la importancia de esas instituciones en la constitución de una cultura científica y en la divulgación del conocimiento
El director del Deutsches Museum de Alemania se refiere a la importancia de esas instituciones en la constitución de una cultura científica y en la divulgación del conocimiento (foto: Samuel Antenor)
Por Samuel Antenor
Agência FAPESP – El Deutsches Museum, fundado en 1903 en Múnich, la capital del estado alemán de Baviera, es uno de los museos de ciencia y tecnología más antiguos del mundo. Con sus 100 mil objetos y más de un millón de libros en un edificio de 73 mil metros cuadrados, es el mayor del continente europeo y reúne una vasta colección de ítems relacionados con descubrimientos e invenciones que se concretaron tanto en Alemania como en otros países.
Escenario de la FAPESP Week Munich, en octubre de 2014, en el Deutsches Museum exhibe actualmente la exposición Brazilian Nature – Mistery and Destiny, que puede verse hasta enero de 2015 en su biblioteca.
En entrevista concedida a Agência FAPESP, el director de la institución, Wolfgang Heckl, se refirió a la importancia de los museos para la Historia de la Ciencia y al rol que les cabe en la formación del público, para contribuir en la construcción de una cultura científica y en lo atinente al futuro de la divulgación del conocimiento.
Agência FAPESP – ¿Cuál es el rol de los museos de ciencia en lo que hace a la preservación de la memoria y a la difusión del conocimiento?
Wolfgang Heckl – Los museos de ciencia y de investigación científica como el Deutsches Museum de Múnich, muestran el futuro de la humanidad con base en la historia de la ciencia y la tecnología. Aportan a la educación de los jóvenes y al aumento del interés en estudiar ciencia o tecnología como una forma de contribuir con la riqueza de un país en distintos sentidos. El espacio del museo de ciencia se ha convertido en un lugar ideal para el diálogo de la historia con las futuras tecnologías abarcando a las ciudades y a las sociedades desde distintas ópticas.
Agência FAPESP – En el Deutsches Museum la colección tiene al lado una gran biblioteca. ¿La investigación científica constituye una parte importante de las actividades del museo?
Heckl – Sin lugar a dudas. En total tenemos más de 100 mil objetos, distribuidos en más de 50 galerías, pero tan sólo alrededor del 30% de esa colección, aproximadamente, se exhibe en forma permanente. Contamos por ejemplo con el primer coche del mundo, la primera foto y las maquinarias de Wilhelm Conrad Röntgen [el físico alemán que en 1895 descubrió los rayos X], la tabla de Otto Hahn [el químico alemán descubridor del uranio y de la fisión nuclear], el aparato de Arno Penzias y Robert Wilson [estadounidenses ganadores del Nobel de Física en 1978 por el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo de microondas, que permitió la observación del Big Bang]. Junto a esa preciosa colección contamos con una biblioteca que posee más de un millón de libros, el equivalente a más de cinco kilómetros de material sobre cultura científica. Algunas de nuestras exposiciones se basan en las investigaciones realizadas en el museo. Por ejemplo, las investigaciones en nanociencia se muestran en un centro destinado a las nuevas tecnologías [open lab]. Nuestra actual gran exposición, sobre el Período Antropoceno, se encuentra abierta al público desde el 6 de diciembre y se basa en los resultados de investigaciones realizadas en el Rachel Carson Research Center, un centro de investigación interdisciplinario a cargo de la Universidad Ludwig Maximilian [de Múnich] y del Deutsches Museum.
Agência FAPESP – Con base en su experiencia en el Deutsches Museum, ¿cómo analiza la relación del público con los museos de ciencia en términos de asiduidad e interés?
Heckl – Teniendo en cuenta los desafíos de la humanidad y del planeta con energía, biodiversidad, envejecimiento de la sociedad y desarrollo sostenible, entre otros temas, el público se ha venido mostrando más interesado aún en aprender sobre ellos en instituciones consideradas independientes, tales como los museos de ciencia, lo cual puede volverlos capaces de actuar políticamente en esas áreas. No es por otro motivo que recibimos alrededor de un millón y medio de visitantes por año, y la mitad de ese público proviene de otros países. Se trata de una de las mayores frecuencias entre los museos del mundo.
Agência FAPESP – ¿Existe algún proyecto o servicio del Deutsches Museum en otros países? ¿Cómo puede tener acceso a su colección un público más amplio?
Heckl – El proyecto del Google Cultural Institute permite que, aunque se encuentre alejado, el público tenga acceso al museo, a cualquier hora y desde cualquier lugar. Es un complemento importante a nuestras actividades de divulgación de la ciencia.
Agência FAPESP – ¿Cómo analiza la laguna existente entre países como a Alemania, con un vasto historial de divulgación científica, y otros en los cuales todavía existe un largo camino por recorrerse en términos de cultura científica?
Heckl – Culturas diferentes no necesariamente resultan en diferentes características de investigación científica y divulgación. No existe ninguna diferencia en principio, toda vez que la ciencia es universal. Brasil por ejemplo, exhibe un gran desempeño en términos de producción científica, considerando que instituciones como la FAPESP iniciaron sus actividades hace poco más de medio siglo. Y el país tiene una importancia excepcional cuando se trata de temas tales como preservación, restauración y sostenibilidad de las selvas, de los recursos naturales. En ello la educación científica cumple un rol destacado, pues ayuda a desarrollar acciones responsables, no impulsadas por el dinero sino por demandas reales de la sociedad, con respeto y responsabilidad para con la humanidad y para con el futuro.
Agência FAPESP – El Deutsches Museum inauguró recientemente la exposición Brazilian Nature, en cartelera hasta enero de 2015. ¿Cuál es la importancia de una muestra como ésa para el museo?
Heckl – Existe una importancia que tiene que ver con poner de relieve la antigua ligazón en ciencia existente entre ambos países. Carl Friedrich Philipp von Martius, naturalista nacido en Baviera, viajó por Brasil entre 1817 y 1820 recolectando ejemplares y analizando la flora brasileña. Parte de ese trabajo puede verse en la exposición, que en el Deutsches Museum se incrementó con algunos libros originales, tales como el de Joseph Jacob von Plenck sobre la flora brasileña, que está considerado como la base de la aplicación farmacéutica de las plantas y que, junto a otros, se ubica entre los más valiosos de nuestra biblioteca. Con todo, lo más importante es que existe una complementariedad institucional entre la FAPESP, la organizadora de la exposición, y el Deutsches Museum, que permite que nuestros visitantes tengan acceso a un maravilloso mundo imaginario de la naturaleza brasileña con base en la investigación científica, cosa que los hace pensar en la fragilidad de nuestro planeta, en los distintos ecosistemas y hábitats. Ésa es la mayor relevancia de esta exposición.
Agência FAPESP – Fuera del espacio del museo, ¿cuál es la percepción de la gente con respecto a los temas relacionados con la ciencia en su cotidianidad?
Heckl – Aunque la gente se dé cuenta de la importancia de la contribución de la ciencia para la supervivencia en un planeta con más de 7 mil millones de habitantes, la cultura científica debe reforzarse constantemente mediante la colaboración entre museos de ciencia, escuelas y universidades. Las decisiones políticas se basan en cuestiones científicas, en cuestiones en las cuales el conocimiento acumulado genera nuevas concepciones. Y esto sucede porque la competencia global gana en calidad cuando existe la inteligencia suficiente como para incorporar cultura técnico-científica en la mentalidad y en los hábitos de los ciudadanos.
Agência FAPESP – ¿Cómo fue a su formación y como lo llevó a la dirección del Deutsches Museum?
Heckl – Obtuve mi doctorado en Física en 1988, en la Universidad Técnica de Múnich, donde desde 2009 estoy a cargo de la cátedra Oskar von Miller de Ciencias de la Comunicación. Tuve el privilegio de hacer un posdoctorado en IBM con el ganador del Nobel de Física [1986] Gerd Binnig, y mi habilitación en el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica con el vencedor del Premio Nobel de Física [de 2005] Ted Hänsch. En 1993 me convertí en profesor de Física de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich [LMU, por sus siglas en alemán], en donde, a propósito, tuve el placer de colaborar con físicos brasileños, siendo incluso anfitrión de varios posdoctorandos de Brasil en la institución. En 2004 obtuve el Premio Comunicador de la Sociedad Alemana de Financiamiento de la Investigación Científica y el Premio Europeo Descartes de Comunicación Científica para el Público. En esa trayectoria, bastante ligada con la ciencia, fui elegido director general del Deutsches Museum, el mayor museo de ciencia y tecnología de Europa y el museo más visitado de Alemania.
Agência FAPESP – En 2013 usted publicó en Alemania un libro sobre la reutilización y la recuperación de productos como una forma de concientizar y sensibilizar al público, especialmente a los más jóvenes, con relación al consumismo y al agotamiento de los recursos del planeta.
Heckl – Escribí un libro sobre “la cultura de la reparación” [“Die Kultur der Reparatur” es el título original en alemán], que muestra las actividades de nuestro museo en cursos referentes a la importancia de arreglar productos y extender su vida útil, destinados al público infantil, y los problemas ocasionados por el consumo en gran escala de los recursos naturales. Estamos tan sólo empezando a abordar estas cuestiones en nuestra comunicación en el Deutsches Museum. El tema es discutido también en nuestra actual gran exposición, sobre el período Antropoceno, es decir, acerca de cómo la acción humana ha transformado el planeta, lo que muestra la necesidad cada vez mayor de que la gente aprenda a vivir con base en la sostenibilidad, el reciclado y la reparación.
Agência FAPESP – ¿Qué espacio ocupan dentro de la comunicación de la ciencia el concepto de controversia –según el cual la ciencia no se basa en verdades sino en paradigmas que pueden rebatirse o reemplazarse– o la cuestión de la obsolescencia programada?
Heckl – La obsolescencia programada de productos, como así también el movimiento “hágalo usted mismo” y la economía compartida, son temas presentes en el cotidiano de la gente y en su relación con los bienes de consumo; por eso también los describo en mi libro. Por ejemplo, los electrodomésticos considerados vetustos pueden repararse innumerables veces y puede usárselos nuevamente. Eso era algo perfectamente normal hace algunas décadas, pero dejó de serlo en virtud del uso de nuevos materiales y del consiguiente abaratamiento de los productos, lo que llevó a que la cultura de fabricar o reparar algo por cuenta propia se tornara cada vez menos común. No obstante, existe actualmente una nueva visión sobre el significado de ser consumidor y propietario de productos que, al reparárselos, siguen manteniéndonos satisfechos. A decir verdad, la vida cotidiana de las cosas es el resultado de ideas que tienen un costo e interfieren en la autonomía del consumidor, en el medio ambiente y en la conservación de los recursos naturales. La gente debe entender que el crecimiento económico y el incremento de la producción industrial pura y simplemente no constituyen la solución. Debe existir un equilibrio entre los recursos y las reales necesidades de producción. Y en esa ecuación, la necesidad de arreglar bienes y productos es cada vez mayor.
Agência FAPESP – ¿Existe un público interesado en revisar sus valores, abierto a esa discusión?
Heckl – Sí. En Alemania ya se han vendido 25 mil copias del libro, que ahora se publicará en Corea del Sur. Son países con economías fuertes, pero bastante distintos entre sí. Nuestra intención es publicar el libro también en países de Latinoamérica, pues la cultura de la reparación de bienes, objetos y productos de consumo está ganando cada vez más terreno en lugares en los cuales existe una conciencia ambiental y sensibilidad para equilibrar el crecimiento con la sostenibilidad. Y la cultura de la ciencia, del conocimiento, tiene cada vez más espacio en las sociedades, independientemente del nivel de desarrollo económico de los países. Sin embargo, para que esa cultura cobre fuerza, la divulgación del conocimiento, que se hace en museos de ciencia a través de otras iniciativas, resulta cada vez más importante. Por eso el rol del museo no es únicamente el de preservar la historia, sino también el de despertar la capacidad humana de transformar y de preservar con base en aquello que ya se conoce.
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