El virus ingresó al continente americano en 2013, ocasionando epidemias importantes inicialmente en diversos países de América Central y el Caribe. Desde entonces y hasta el año 2020, se confirmaron más de 900.000 casos de la infección en Brasil (foto: Aedes aegypti/CDC-Gathany/ Wikipedia)
En el marco de un estudio realizado en el interior del estado de São Paulo (Brasil), se descubrió que el virus causante de esta enfermedad, conocido por provocar epidemias masivas, también puede circular silenciosamente en una comunidad y provocar escasas infecciones durante años. El nuevo perfil de la afección refuerza la importancia de realizar trabajos de control con miras a poder anticiparse a las epidemias
En el marco de un estudio realizado en el interior del estado de São Paulo (Brasil), se descubrió que el virus causante de esta enfermedad, conocido por provocar epidemias masivas, también puede circular silenciosamente en una comunidad y provocar escasas infecciones durante años. El nuevo perfil de la afección refuerza la importancia de realizar trabajos de control con miras a poder anticiparse a las epidemias
El virus ingresó al continente americano en 2013, ocasionando epidemias importantes inicialmente en diversos países de América Central y el Caribe. Desde entonces y hasta el año 2020, se confirmaron más de 900.000 casos de la infección en Brasil (foto: Aedes aegypti/CDC-Gathany/ Wikipedia)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Conocido por provocar epidemias masivas –incluso más impactantes que las de dengue–, el virus del chikunguña puede también exhibir un perfil menos intenso. Un estudio realizado en Brasil por investigadores de la Faculdade de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp) demostró que el referido virus circuló por la ciudad del interior del estado de São Paulo que es sede de la referida casa de altos estudios en forma silenciosa durante años, provocando inicialmente pocos casos de la enfermedad, con un aumento gradual de la cantidad de infecciones. Este descubrimiento refuerza la importancia de implementar acciones de vigilancia epidemiológica para prever eventuales epidemias.
“La circulación críptica del virus del chikunguña puede preceder epidemias masivas, con exposición de gran parte de la población y un gran impacto sobre la salud pública y sobre la vida de las personas. Por ende, los resultados de nuestro estudio refuerzan la necesidad de realizar estudios epidemiológicos y genómicos, como así también de implementar el monitoreo de los mosquitos y la vigilancia epidemiológica. Así es como sería posible prepararse con antelación para la eclosión de una epidemia de chikunguña”, advierte Maurício Lacerda Nogueira, docente de la Famerp y autor del estudio publicado en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases.
Lacerda Nogueira remarca que el nuevo perfil de circulación del virus del chikunguña detectado en el estudio no minimiza su potencial como amenaza contra la salud pública. “El chikunguña continúa requiriendo la estructuración de una red sanitaria orientada hacia la atención de una enfermedad con graves consecuencias para la salud de los infectados. La fase crónica de esta infección, signada por dolores en las articulaciones, es sumamente incapacitante y puede persistir durante años. Al margen de ello, el riesgo de futuras epidemias sigue siendo alto: solamente hemos descubierto que pueden ser más previsibles”, dice el investigador.
En el marco de este estudio, apoyado por la FAPESP, fueron monitoreadas 341 personas residentes en el barrio de Vila Toninho, en São José do Rio Preto, durante cuatro años (entre 2015 y 2019).
Este trabajo forma parte de una investigación mayor, también apoyada por la FAPESP, en la cual se monitoreó mediante la extracción de muestras de sangre infecciones de dengue, zika y chikunguña en São José do Rio Preto. Asimismo, los investigadores utilizaron datos oficiales de la ciudad referentes a la presencia del virus en los mosquitos.
Una circulación silenciosa y subregistrada
De acuerdo con datos municipales, se confirmaron únicamente 41 casos de chikunguña entre los años 2015 y 2019 en São José do Rio Preto, una ciudad de 470.000 habitantes. Sin embargo, las muestras de sangre extraídas durante el estudio de la Famerp realizado en idéntico período mostraron que la proporción de casos de infección con el virus del chikunguña (seroprevalencia) aumentó del 0,35 % en el primer año al 2,3 % al cabo de tres años de seguimiento.
Asimismo, los investigadores analizaron 497 muestras de sangre extraídas de individuos con sospecha de dengue durante el brote del año 2019. De ese total de personas, el 4,4 % tenía la enfermedad o se habían infectado recientemente (IgM positivo), y en un 8,6 % de los casos ya habían estado expuestas al antígeno alguna vez durante sus vidas.
“Pretendíamos entender por qué aún no había hecho eclosión una gran epidemia de chikunguña en la ciudad, aun a sabiendas de la circulación del virus. Detectamos que, aparte de que la cantidad de infecciones no era tan masiva como lo fue en otros lugares, se trata de una enfermedad que está demasiado subregistrada. Esto sucede ya sea por el hecho de que existe un alto índice de casos asintomáticos, tal como lo detectamos en nuestro estudio, o debido a la posibilidad de confundir su diagnóstico con el del dengue”, le dice el investigador a Agência FAPESP.
Lacerda Nogueira explica que los síntomas de las fases agudas son muy parecidos en ambas enfermedades: fiebre alta, fatiga, dolor en el cuerpo y deshidratación. Solamente en el caso del dengue puede haber dolor detrás de los ojos.
La infección causada por el virus del chikunguña se caracteriza por la fiebre aguda asociada a los dolores articulares, que pueden variar de una artralgia leve (dolor solamente en una de las articulaciones) a una poliartritis intensa y debilitante que dura meses o incluso años. De acuerdo con estudios anteriores, las infecciones asintomáticas pueden representar hasta un 25 % de los casos.
El virus del chikunguña ingresó en el continente americano en el año 2013, ocasionando inicialmente epidemias importantes en diversos países de América Central y del Caribe. Desde ese entonces, en Brasil se confirmaron más 900.000 casos de esta infección hasta el año 2020.
En el segundo semestre de 2014, Brasil confirmó mediante métodos de laboratorio la presencia de la enfermedad en los estados de Amapá y Bahía. En 2023, hubo una gran dispersión territorial del virus, y actualmente todos los estados brasileños registran transmisión de este arbovirus.
“Constituye un gran error creer que una epidemia será igual en todos los países. Estudiamos casos de epidemias en Asia, en islas como Singapur. Pero sucede que Brasil es muy grande, tenemos varias arbovirosis circulando al mismo tiempo. Por ende, esto es algo más complejo de analizarse. Una sola epidemia puede a decir verdad estar compuesta por varias epidemias concomitantes. De allí una vez más la importancia de mantener una fuerte vigilancia sanitaria”, afirma.
Puede leerse el artículo intitulado Cryptic circulation of chikungunya virus in São Jose do Rio Preto, Brazil, 2015–2019 en el siguiente enlace: journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0012013.
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