“Lo que está en causa es la justicia social", afirmó Miguel de Barros (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
La 6ª Conferencia FAPESP 2024 trajo a São Paulo al intelectual Miguel de Barros para hablar sobre “Los cambios climáticos, la transición energética y la soberanía alimentaria en África: desafíos y alternativas”
La 6ª Conferencia FAPESP 2024 trajo a São Paulo al intelectual Miguel de Barros para hablar sobre “Los cambios climáticos, la transición energética y la soberanía alimentaria en África: desafíos y alternativas”
“Lo que está en causa es la justicia social", afirmó Miguel de Barros (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
Por José Tadeu Arantes | Agência FAPESP – Cualquier respuesta sustantiva a la crisis climática ha de pasar por el enfrentamiento de las enormes asimetrías entre el llamado norte global y el llamado sur global, y en el ámbito de los países del sur, de las lógicas neoliberales y neocoloniales: éste fue el hilo conductor de la conferencia intitulada “Los cambios climáticos, la transición energética y la soberanía alimentaria en África: desafíos y alternativas”, dictada por el sociólogo e investigador Miguel de Barros durante la 6ª Conferencia FAPESP 2024.
Nacido en Guinea-Bisáu en 1980 y activo desde sus 14 años en movimientos sociales, De Barros es cofundador del Centro de Estudios Sociales Amílcar Cabral (Cesac) y directivo de la organización no gubernamental Tiniguena. Miembro del Consejo para el Desarrollo de la Investigación en Ciencias Sociales en África (Codesria) y participante en diversas entidades, fue responsable de la elaboración de distintas políticas públicas en Guinea-Bisáu y en otros países de África que comprenden cuestiones tales como la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria, la inclusión de género, etc.
En el marco de una amplia exposición de datos cuantitativos, De Barros puso de relieve el contraste entre la riqueza de recursos naturales y la dramática condición socioeconómica de las poblaciones de África. “En el continente africano, el 80 % de las tierras que podrían servir para la agricultura aún está por explotarse. Y ese porcentaje corresponde a zonas con acceso al agua. Pero debido a cuestiones también ligadas a las formas de producción de energía del norte global, padecemos efectos muy prácticos relacionados con la productividad y el acceso a la tierra. En 2022, perdimos el 11 % del territorio donde sería posible la explotación agrícola. Se estima que, para 2050, perderemos un 18 %. Esto redunda en este momento en 200 millones de africanos que pasan hambre. Y en 2050 esa cifra podrá elevarse al 30 % de la población: 600 millones de personas estarán en una situación de inseguridad alimentaria, de incapacidad de producción y de control de lo que son sus sistemas alimentarios”, dijo.
Una de las consecuencias de esto, según el sociólogo, será el empobrecimiento aún mayor de las mujeres. “Porque en la agricultura africana, el 67 % es mano de obra femenina. Tanto en la conservación de los espacios como en la producción, en la transformación de los productos, en la salvaguardia de las semillas y en la elaboración de los alimentos, la mano de obra es esencialmente femenina. Pero lo más importante es que esa mano de obra femenina es decisiva no solamente en el mercado. Es también la que asegura la transmisión secular de los saberes y de las variedades más endémicas, que son las llamadas semillas criollas. En otras palabras: estamos plasmando una triple combinación, que es la disminución de la capacidad de producción, el empobrecimiento y el debilitamiento de aquello que es el activo humano en términos productivos”, afirmó.
De Barros recordó que el 57 % de la población africana no tiene acceso a la energía, mientras que el 69 % de toda la energía consumida en el mundo en el año 2022 se concretó en el norte global. “Un ciudadano francés o uno alemán consume nueve veces más energía que un ciudadano africano. Y cuando observamos en dónde se concentra ese consumo de energía, el mismo aparece asociado a tres sectores: la industria bélica, la conservación de alimentos y el abastecimiento energético para el esparcimiento. Mientras tanto, en África, solamente cuatro países tienen un 100 % de cobertura de energía. Hasta el año pasado eran tres. Ahora ha entrado uno más”, informó.
De acuerdo con el sociólogo, los impactos adjudicados a los cambios climáticos no siempre derivan de factores puramente climáticos. “Lo que está en causa es la justicia social. De los diez países que más padecen la polución ambiental, siete son africanos. Y de los 54 países africanos, solamente siete cuentan con sistemas de monitoreo de la contaminación. ¿Por qué la polución ambiental es importante? Porque toda la tragedia del COVID mató en el mundo a 6,9 millones de personas. Pero la polución climática, sin mencionar los residuos, está matando en África a 9 millones de personas al año. Y nadie habla de ello”, puntualizó.
Y entrando en el terreno de los residuos, prosiguió: “Mauritania es el mayor depósito de los residuos de Microsoft. Posee puertos en los cuales en la actualidad ya no es posible pescar. En el delta del río Níger, a causa de la contaminación producida por Francia, la gente carece de acceso al agua potable, a la pesca y a la agricultura. Y ahora navegan sobre oleoductos de petróleo. Podemos ensanchar más aún esa base. Está una multinacional coreana, Daewoo, que compró el equivalente a 150 canchas de fútbol en Madagascar para la producción en monocultivo de agrocombustible y privatizó completamente la capacidad de Madagascar de producir alimentos y generar estabilidad económica. Esto desembocó en lo que hoy en día todo el mundo sabe: Madagascar como un país de inestabilidad, de golpes de Estado”.
Estos y otros datos derivaron en una crítica bastante enfática al modelo económico neoliberal y neocolonial, al cual atribuye la perpetuación de la desigualdad y de la explotación de los recursos africanos. De Barros argumentó que la crisis climática constituye a decir verdad una crisis de justicia social y económica, exacerbada por prácticas económicas e industriales insostenibles, que benefician al norte global en detrimento del sur. “En el modelo neocolonial, en el modelo neoliberal, África ha sido elegida como una reserva de materia prima, sin derecho a la transformación de esa materia prima, que tiene que ir a buscar esa materia prima como producto terminado en el norte global. Este modelo nos ha llevado al agotamiento del suelo debido a la sobreexplotación, a la pobreza debido al desplazamiento de personas, al régimen de monocultivo y no a la diversificación productiva. Y este modelo también está interfiriendo cada vez más en nuestro régimen alimentario”, consignó.
Al hacer hincapié en la importancia de la ética diplomática en la relación entre los países y en las soluciones basadas en la naturaleza en el contexto de cada país, De Barros sintetizó: “Quiero llamar la atención al respecto de que nos encontramos frente a una emergencia climática, estamos delante de una emergencia colonial. Esta emergencia colonial nos lleva a una situación de expropiación de nuestra capacidad endógena, pero también nos retira todos los mecanismos tendientes a contar con la posibilidad de combatir los fenómenos climáticos, por ejemplo. No podemos pensar que la misma conducta que llevó a esta destrucción será la solución de este problema. No son las tecnologías la solución del problema climático. Es el estilo de vida el elemento fundamental”.
Desde los 14 años, De Barros actúa en movimientos sociales (foto: Daniel Antônio/Agência FAPESP)
La 6ª Conferencia FAPESP 2024 contó con la coordinación del profesor Carlos Alfredo Joly, de la Universidad de Campinas (Unicamp), en tanto que la profesora Maria Hermínia Tavares de Almeida, del Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (Cebrap), ofició como moderadora. Participaron en la mesa de apertura el profesor Marco Antonio Zago, presidente de la FAPESP, y el profesor Fernando Ferreira Costa, coordinador de la comisión multidisciplinaria que organiza el ciclo de Conferencias FAPESP 2024.
Zago recordó que conoció a De Barros el año pasado en una reunión realizada en Portugal, y quedó impresionado con él como “un representante del África moderna, un intelectual del África moderna, que aborda los problemas de África que nosotros desconocemos”. Por eso lo invitó a traer estos temas al ciclo de Conferencias FAPESP 2024.
La 6ª Conferencia FAPESP 2024, “Los cambios climáticos, la transición energética y la soberanía alimentaria en África: desafíos y alternativas”, está disponible completa en este enlace: www.youtube.com/live/_WR-S_CRR7A.
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