Muriquí del norte descansando en Minas Gerais. Proyecciones consideran únicamente los cambios climáticos, lo que puede ocultar un riesgo aún mayor cuando se tienen en cuenta amenazas como la fragmentación de los bosques (foto: Bart vanDorp/Wikimedia Commons)
El estudio prevé que las dos especies de muriquí quedarán restringidas principalmente a regiones costeras de la Mata Atlántica, con poblaciones seriamente en riesgo en el interior
El estudio prevé que las dos especies de muriquí quedarán restringidas principalmente a regiones costeras de la Mata Atlántica, con poblaciones seriamente en riesgo en el interior
Muriquí del norte descansando en Minas Gerais. Proyecciones consideran únicamente los cambios climáticos, lo que puede ocultar un riesgo aún mayor cuando se tienen en cuenta amenazas como la fragmentación de los bosques (foto: Bart vanDorp/Wikimedia Commons)
Por André Julião | Agência FAPESP – El muriquí del norte (Brachyteles hypoxanthus) y el muriquí del sur (B. arachnoides), las dos especies del mayor género de primates de las Américas, tendrán una reducción de hábitat hasta 2090 estimada en un 44 % y 61 %, respectivamente, según un estudio publicado en el Journal for Nature Conservation con apoyo de la FAPESP. En el estado de São Paulo (Brasil), el muriquí del norte deberá perder toda su área climáticamente adecuada hacia finales de siglo.
Las cifras reflejan únicamente el efecto de los cambios climáticos sobre las especies hasta el fin del siglo, sin considerar otros factores que también amenazan a los primates y sus hábitats, como la deforestación, la fragmentación de los bosques y la caza. Ambos muriquís, endémicos de la Mata Atlántica, están clasificados como “En Peligro Crítico” de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) (lea más en: agencia.fapesp.br/53173).
“Solo el cambio climático no llevará a los muriquís a la extinción, según nuestras proyecciones. Pero cerca de la mitad del área actual climáticamente favorable para ellos podría desaparecer, lo cual es bastante preocupante si se considera que existen otros factores que ya ejercen presión sobre estas especies”, explica el autor del estudio, Tiago Vasconcelos, investigador del Programa de Posgrado en Biociencias de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), campus de Bauru.
El trabajo forma parte de un proyecto apoyado por la FAPESP en el marco del Programa de Investigaciones sobre Cambios Climáticos Globales (PFPMCG).
Las proyecciones se realizan con programas informáticos especiales para ese fin, a partir de datos como la distribución actual y la información climática relevante para los requerimientos fisiológicos de las especies. De esta forma, los datos del clima actual se utilizan para caracterizar las preferencias de las especies, que luego se proyectan en diferentes escenarios futuros de cambio climático para las próximas décadas – como lluvias, meses más cálidos, días más secos, entre otros factores.
Desafío en el interior
Estudios de otros investigadores ya habían señalado pérdidas de áreas climáticamente adecuadas para las dos especies de muriquí hacia finales del siglo. Sin embargo, Vasconcelos destaca la magnitud de las pérdidas a corto y mediano plazo, más específicamente para los años 2030, 2050, 2070 y 2090.
“Otros autores ya habían sugerido la reducción de áreas adecuadas para ambas especies hasta 2050 y 2090, pero nosotros conseguimos señalar la pérdida gradual que ocurrirá a lo largo de todo el siglo”, explica el investigador, actualmente profesor sustituto en el Departamento de Biología y Zootecnia de la Facultad de Ingeniería (FEIS) de la Unesp, campus de Ilha Solteira.
En 2023, por ejemplo, un artículo señalaba que las áreas previstas para ser perdidas por el muriquí del sur estarían en bosques semideciduos (que pierden parte de sus hojas en la estación seca del año) en el interior de los estados de Paraná y São Paulo. Vasconcelos obtuvo resultados similares en el estudio actual, pero añade que esas áreas se reducirán aún más, de forma continua, a lo largo de las décadas siguientes hasta el fin del siglo. Además, habrá un desplazamiento del área de ocurrencia de la especie en dirección noreste.
“Ese desplazamiento no ocurrirá con un aumento de áreas adecuadas, como se prevé que suceda con algunos grupos de animales. Por el contrario, con la pérdida significativa de áreas en el oeste de su distribución actual, las poblaciones que permanezcan deberán restringirse a la parte oriental”, aclara.
Para el muriquí del norte, el trabajo de Vasconcelos muestra patrones similares de pérdida de áreas climáticamente adecuadas a lo largo de las décadas, con una reducción acelerada entre 2070 y 2090. La mayoría de las pérdidas de esta especie también deberá ocurrir en el interior, pero en el este y sur del estado de Minas Gerais y en la parte central y occidental del estado de Río de Janeiro. El estado de São Paulo, a su vez, deberá perder toda el área climáticamente adecuada para la especie en 2090. Ese año quedarán para el muriquí del norte dos grandes extensiones territoriales climáticamente apropiadas: una que abarca la población del norte, en el estado de Bahía y el noreste de Minas Gerais, y otra en el estado de Espírito Santo, con una extensión menor en el norte de Río de Janeiro.
Para ambas especies, las grandes áreas climáticamente adecuadas que concentrarán la mayor parte de la población hacia finales del siglo se ubican a lo largo de la costa, asociadas con bosques ombrófilos (tipo de vegetación costera o ribereña que se da en lugares de alta pluviosidad).
“Los cambios climáticos deben imponer desafíos particularmente difíciles para las poblaciones de ambas especies en áreas del interior, asociadas con bosques semideciduos.”
Muriquí del sur en el Parque Estadual Carlos Botelho, en São Paulo. Junto con el muriquí del norte, la especie deberá estar cada vez más restringida a los bosques costeros a lo largo del siglo (foto: Leonardo Desordi Lobo/Wikimedia Commons)
Soluciones
El investigador enfatiza que las proyecciones consideran únicamente los cambios climáticos, lo que puede ocultar un riesgo aún mayor cuando se tienen en cuenta amenazas que pueden actuar de forma sinérgica, como la continua pérdida de hábitat y la fragmentación de los bosques. Cuando se combinan con la reducción de áreas climáticamente adecuadas, estas tendencias podrían llevar al aislamiento de poblaciones de muriquí y a la interrupción del flujo génico entre ellas, afectando el mantenimiento de poblaciones viables. Esto podría reducir aún más el área de distribución de las especies. De hecho, las extinciones locales ya documentadas ocurrieron en zonas degradadas de bosques semideciduos.
Por ello, el autor concluye el estudio recomendando precisamente enfocar los esfuerzos de conservación en esas poblaciones del interior, además de advertir sobre la necesidad de comprender mejor cómo esas poblaciones responderán efectivamente a los cambios climáticos en las próximas décadas.
A mediano y largo plazo, el estudio señala la importancia de concentrar los esfuerzos en garantizar la protección de las dos especies de muriquí en los bosques ombrófilos de la costa, identificando los mejores lugares para implementar corredores ecológicos y conectar las poblaciones que actualmente están desconectadas.
“De esa forma, las especies tendrían la oportunidad de mantener el flujo génico y persistir como poblaciones saludables en este siglo”, concluye.
El artículo Predicted losses over the 21st century in climatically suitable areas of threatened Muriquis (Primates, Brachyteles) in the Brazilian Atlantic Forest hotspot puede leerse en: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1617138125001967.
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