De 40 mil muestras de donantes extraídas en los estados brasileños de Río de Janeiro y Pernambuco durante la epidemia de 2012, aproximadamente el 0,5% estaba contaminado. Entre los infectados durante el procedimiento, no se detectó ningún caso grave (imagen: Bruce Wetzel y Harry Schaefer/ National Cancer Institute/ Wikimedia Commons)

El índice de transmisión del dengue por transfusión es del 37,5%, apunta un estudio
07-04-2016

De 40 mil muestras de donantes extraídas en los estados brasileños de Río de Janeiro y Pernambuco durante la epidemia de 2012, aproximadamente el 0,5% estaba contaminado

El índice de transmisión del dengue por transfusión es del 37,5%, apunta un estudio

De 40 mil muestras de donantes extraídas en los estados brasileños de Río de Janeiro y Pernambuco durante la epidemia de 2012, aproximadamente el 0,5% estaba contaminado

07-04-2016

De 40 mil muestras de donantes extraídas en los estados brasileños de Río de Janeiro y Pernambuco durante la epidemia de 2012, aproximadamente el 0,5% estaba contaminado. Entre los infectados durante el procedimiento, no se detectó ningún caso grave (imagen: Bruce Wetzel y Harry Schaefer/ National Cancer Institute/ Wikimedia Commons)

 

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – Un estudio publicado durante este mes de marzo en The Journal of Infectious Diseases indicó que durante una gran epidemia de dengue, entre las personas que se presentaron en distintos hemocentros para donar sangre, en promedio, el 0,51% estaban infectadas con el virus causante de la enfermedad (DEN), aunque no exhibiesen síntomas durante el procedimiento.

La investigación reveló también que el 37,5% de los pacientes que recibieron las bolsas de sangre contaminadas y eran susceptibles al virus (no habían sido previamente infectados) contrajo dengue, pero no se registró ningún caso severo de la enfermedad.

“A decir verdad, cuando comparamos a los pacientes que se infectaron durante la transfusión con aquéllos que no recibieron sangre contaminado [el grupo de control], no observamos una diferencia significativa con relación a la mortalidad o incluso a la gravedad de síntomas tales como fiebre, malestar, sangrado o plaquetopenia [la diminución de la cantidad de plaquetas en la sangre]. Son síntomas comunes tanto en portadores de dengue como en pacientes transfundidos en general”, comentó Ester Sabino, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FMUSP) y directora del Instituto de Medicina Tropical de São Paulo, en Brasil.

Esta investigación se realizó con el apoyo de la FAPESP en las ciudades de Río de Janeiro (estado de Río de Janeiro) y de Recife (en Pernambuco) durante la epidemia de dengue de 2012. El grupo pretende iniciar en poco tiempo más un estudio análogo para los virus causantes del zika y de la fiebre chikunguña.

Entre los meses de febrero y junio de 2012 –la época en que hubo una gran circulación del serotipo 4 del DEN–, se invitó a todos los donantes del Hemorio y del Hemope a participar en el estudio y a donar una muestra extra de sangre para su análisis en busca del ARN viral. Se extrajeron muestras de 39.134 donantes en total. El resultado dio positivo en el 0,51% de los casos.

“En Recife, hubo semanas en las cuales hasta el 2% de los donantes estaba infectado con el virus”, comentó Sabino.

Las bolsas de sangre contaminadas con el DEN-4 se les transfundieron a 22 receptores. De éstos, sólo 16 eran susceptibles a la enfermedad, pues no tenían marcadores de infección reciente por DEN-4. Al final, seis personas quedaron efectivamente infectadas, lo que resultó en un índice de transmisión transfusional del 37,5%.

Muestras sanguíneas de los receptores también habían sido extraídas antes de la transfusión para confirmar si el virus había sido adquirido durante el procedimiento. A los receptores se les realizó un seguimiento durante los 30 días posteriores a las transfusiones para observar los síntomas.

“Este estudio demostró que durante las grandes epidemias de dengue se producen muchos casos de transmisión transfusional. ¿Y por qué nadie se daba cuenta? Posiblemente porque el impacto clínico no es importante”, sostuvo Sabino.

No obstante, la investigadora ponderó que la cantidad final de pacientes contaminados en el estudio fue pequeña; por ende, no se puede desestimar la posibilidad de que surjan casos graves al analizar una población mayor.

Según datos que constan en el artículo, los primeros casos de transmisión transfusional de dengue se registraron en 2002, en tres receptores de Hong Kong, en China. En 2008, se reportaron otros dos casos en Singapur. Pero, hasta el momento, sólo en Puerto Rico se detectó un caso que resultó en fiebre hemorrágica del dengue (FHD).

Un estudio pionero

El estudio, realizado en colaboración con Brian Custer y Michael Busch, ambos del Blood Systems Research Institute (BSRI), de Estados Unidos, también contó con financiación de los National Institutes of Health (NIH). Se trata del mayor mapeo sobre transmisión transfusional del dengue realizado hasta ahora en el mundo, y fue el primero en estimar el índice de transmisibilidad (del 37,5%) en estos casos.

Por este motivo, se lo destacó en el editorial de la revista, en un texto escrito por José Eduardo Levi, jefe del Departamento de Biología Molecular de la Fundación Prosangre/ Hemocentro de São Paulo.

“La transmisión ocurrió independientemente de la carga viral (del donante), y, lo que es más interesante: los tres componentes que usualmente se obtienen de la sangre donada (plasma, hematíes y plaquetas) fueron capaces de transmitir el DEN-4”, comentó Levi.

El editorialista afirmó también que resulta intrigante el hecho de que un pequeño volumen de virus inoculado por la saliva del mosquito en la piel humana sea mucho más perjudicial que entre 200 y 300 mililitros de virus presentes en una bolsa de sangre de un donante infectado.

“Esto sugiere que la cantidad de virus es menos importante que el modo de presentársele el patógeno al sistema inmunológico. Se ha demostrado que la estructura de la partícula viral se modifica de acuerdo con la temperatura corporal, que es distinta en mosquitos y en humanos. Asimismo, la saliva del mosquito, que es el vehículo a través del cual se inyectan en la piel las partículas víricas, tiene importantes propiedades inmunomoduladoras y antigénicas que no se encuentran presentes en la transmisión transfusional”, explicó Levi.

El científico añadió también que la replicación inicial del virus en las células de la epidermis (queratinocitos y células de Langerhans) podría brindar acceso al tejido linfoide y a la médula ósea, los sitios en donde ocurre la replicación viral intensa.

Medidas de prevención

En Brasil, la actual rutina de los bancos de sangre incluye test destinados a la detección del Sida (virus VIH), la hepatitis C (virus VCH), la hepatitis B (virus VHB), el virus linfotrópico de células T humano (HTLV), la sífilis (bacteria Treponema pallidum) y la enfermedad de Chagas (protozoo Trypanosoma cruzi).

Según Sabino, a los arbovirus tales como los causantes del dengue, el zika y el chikunguña, actualmente sólo se los puede detectar con test moleculares tipo PCR, que son más caros que los test serológicos, destinados a la búsqueda de anticuerpos. Para la investigadora, aún no existen evidencias consistentes de que sea necesario tamizar a los donantes de sangre con respecto a la presencia del DEN.

En el editorial, Levi afirmó que, cuando se los investiga más profundamente, los casos de transmisión transfusional pueden causar enfermedad sintomática, por eso deben implementarse medidas de prevención efectiva, al menos en los casos de una fracción de donantes más vulnerables.

Los investigadores también comentaron la posibilidad de implementar en un futuro técnicas de inactivación viral para tratar toda la sangre donada con fines de transfusión.

“Con la popularización de los métodos de secuenciación, ha quedado demostrado que los seres humanos albergan un verdadero viroma en su organismo. Nuestro plasma carga innumerables virus distintos: algunos no causan enfermedades y otros no sabemos todavía qué pueden causar. Las técnicas de inactivación viral actualmente disponibles sólo pueden utilizarse en el plasma y en las plaquetas, pero no sirven para los glóbulos rojos. Además, elevan considerablemente el costo del procedimiento”, comentó Sabino.

 

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