Raymond Schinazi, el científico estadounidense que ayudó a desarrollar fármacos contra los virus del sida y de la hepatitis B y C, destaca el potencial de Brasil para crear empresas innovadoras (foto: Emory University)

El gobierno, las empresas y los filántropos deben invertir en innovación
13-06-2019
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Raymond Schinazi, el científico estadounidense que ayudó a desarrollar fármacos contra los virus del sida y de la hepatitis B y C, destaca el potencial de Brasil para crear empresas innovadoras

El gobierno, las empresas y los filántropos deben invertir en innovación

Raymond Schinazi, el científico estadounidense que ayudó a desarrollar fármacos contra los virus del sida y de la hepatitis B y C, destaca el potencial de Brasil para crear empresas innovadoras

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Raymond Schinazi, el científico estadounidense que ayudó a desarrollar fármacos contra los virus del sida y de la hepatitis B y C, destaca el potencial de Brasil para crear empresas innovadoras (foto: Emory University)

 

Por André Julião  |  Agência FAPESP – Brasil cuenta con profesionales calificados, infraestructura y motivación económica y social como para brindar soporte a la creación de empresas innovadoras en el área sanitaria. Con todo, para ello debe contar con el aporte de recursos de los gobiernos, los filántropos y las grandes empresas.

Éste fue el análisis que efectuó el químico Raymond Schinazi, docente de la Emory University, en Estados Unidos, quien estuvo en Brasil para participar en el simposio Innovation in Drug Discovery and Development 2019, realizado el pasado 14 de mayo en el Instituto de Radiología (InRad) del Hospital de Clínicas, dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (HC-FM-USP). El científico es conocido por su contribución al desarrollo de fármacos contra el VIH, el virus causante del sida, y contra la hepatitis B y C; y por la creación de empresas farmacéuticas.

“Ustedes cuentan con grandes científicos, grandes mentes y bastante motivación, no sólo económica sino también para hacer el bien público. Vi los hospitales que han construido, los laboratorios, los equipamientos en los cuales han invertido. Creo en su país: más allá de la situación económica actual, se recuperará y tendrá mucho éxito”, declaró Schinazi a Agência FAPESP.

El simposio Innovation in Drug Discovery and Development y la visita del científico al país forman parte del proyecto intitulado Discussion of research projects involving chronic Hepatitis B and C antiviral treatment, que cuenta con el apoyo de la FAPESP y de la Emory University, en el marco del programa São Paulo Researchers in International Collaboration (SPRINT). 

Schinazi se volvió célebre por la creación de drogas análogas a nucleósidos y nucleótidos, enzimas que forman parte del ADN y del ARN. Las versiones sintéticas de estas enzimas se modifican de manera tal de hacer que los virus dejen de replicarse. Dos compuestos que el científico creó, el 3TC (también utilizado en el tratamiento de la hepatitis B) y el FTC, están presentes en algunos de los principales fármacos contra el virus del VIH, tales como el Combivir, el Trizivir, el Truvada y el Atripla.

“Schinazi es uno de los mayores ejemplos de innovación, y es por eso que resolvimos traerlo para incentivar a varias personas que trabajan acá”, dijo Suzane Kioko Ono, docente de la FM-USP y coordinadora del evento. Kioko Ono es colaboradora de Schinazi en el desarrollo de drogas contra la hepatitis B, una enfermedad que acomete 257 millones de personas en todo el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La investigadora integra el Centro de Innovación Tecnológica (Citic) del Instituto Central del Hospital de Clínicas, que apunta a implementar colaboraciones con el sector privado, atraer inversores y estimular emprendimientos con miras al desarrollo de productos innovadores y sistemas de base tecnológica en el área de la Salud.

Kioko Ono explicó que, en Brasil, las asociaciones con el sector privado pueden pensarse desde el comienzo de un proyecto, y comprenden desde la donación de reactivos hasta la utilización de laboratorios en común, tanto en la universidad como en la industria.

“En el caso específico de la hepatitis B, una vez identificado un compuesto que constituye un potencial antiviral, y luego de que los estudios in vitro y en animales comprueben que es seguro y que puede ensayárselo en estudios clínicos, la asociación con la industria farmacéutica resulta importante para la realización de estudios con voluntarios hasta la aprobación final”, explicó.

El descubrimiento de nuevas drogas

La colaboración entre universidades y empresas para el desarrollo de productos innovadores ha tenido avances. El Centro de Excelencia para el Descubrimiento de Blancos Moleculares (CENTD), un Centro de Investigación en Ingeniería (CPE) constituido por la FAPESP y GlaxoSmithKlein (GSK), con sede en el Instituto Butantan, tiene el objetivo de detectar blancos moleculares y vías de señalización implicadas en enfermedades de base inflamatoria.

Ana Marisa Chudzinski-Tavassi, coordinadora del CENTD, dio a conocer durante el simposio las líneas de investigación desarrolladas y su modelo de financiación.

“Nuestra estrategia apunta al uso de venenos y secreciones de animales como herramientas para el descubrimiento de nuevos blancos moleculares. Son sustancias sumamente interesantes y bastante complejas, y podemos encontrar en ellas proteínas e inhibidores, etc., especializados en blancos específicos. Son diversos los sistemas fisiológicos en los cuales esos venenos pueden aplicarse: el de coagulación, el sistema inmunológico y en reacciones locales; y trabajamos con todos ellos”, dijo.

En Estados Unidos, el desarrollo de proyectos de investigación en asociación comprende también la filantropía, aparte de las empresas, dijo Schinazi. Según el científico, este modelo podría aplicarse en mayor medida en Brasil.

“La filantropía es sumamente importante. Hay personas muy ricas en Brasil a quienes seguramente les agradaría ver su dinero ir más lejos. Visité el Hospital Albert Einstein y noté que sus equipamientos y sus laboratorios son mejores que los que se encuentran en algunos laboratorios estadounidenses, y todo gracias a las donaciones de familias ricas”, dijo.

No obstante, para el investigador, la financiación pública sigue siendo fundamental para mantener la investigación científica y el desarrollo de un país.

“En Estados Unidos contamos con los National Institutes of Health [NIH], que gastan miles de millones de dólares en investigación científica anualmente. Creo que es fantástico lo que el país ha hecho, y eso debe erigirse en modelo”, dijo. En 2019, los NIH percibieron un aumento de 2.000 millones de dólares en su presupuesto, que totaliza 39.100 millones de dólares para gastárselos este año.

También participaron en el Simposio Ricardo di Lazzaro y Pedro Henrique Camargo Penna, cofundadores de la startup de salud NAIAD, Dan Salazar, científico en jefe de la farmacéutica EMS, y Jaime Rabi, director de Microbiológica Química Farmacêutica.

“Este encuentro fue el puntapié inicial. Esperamos seguir adelante con este diálogo para obtener pronto más resultados”, dijo Kioko Ono.

 
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