La rapidez en la selección de proyectos y la capacidad de movilización de recursos y colaboraciones internacionales sitúan a estas instituciones en un papel protagónico para dar respuesta a los desafíos que plantea el COVID-19 en el continente americano, de acuerdo con los participantes en el encuentro del GRC (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)

El Global Research Council debate el rol de las agencias científicas de fomento durante la pandemia
07-01-2021
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La rapidez en la selección de proyectos y la capacidad de movilización de recursos y colaboraciones internacionales sitúan a estas instituciones en un papel protagónico para dar respuesta a los desafíos que plantea el COVID-19 en el continente americano, de acuerdo con los participantes en el encuentro del GRC

El Global Research Council debate el rol de las agencias científicas de fomento durante la pandemia

La rapidez en la selección de proyectos y la capacidad de movilización de recursos y colaboraciones internacionales sitúan a estas instituciones en un papel protagónico para dar respuesta a los desafíos que plantea el COVID-19 en el continente americano, de acuerdo con los participantes en el encuentro del GRC

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La rapidez en la selección de proyectos y la capacidad de movilización de recursos y colaboraciones internacionales sitúan a estas instituciones en un papel protagónico para dar respuesta a los desafíos que plantea el COVID-19 en el continente americano, de acuerdo con los participantes en el encuentro del GRC (foto: Léo Ramos Chaves/Pesquisa FAPESP)

 

Agência FAPESP – La celeridad en la selección de proyectos y la capacidad para movilizar diligentemente recursos financieros, humanos y de infraestructura de investigación científica en sus respectivos países convierten a las agencias de fomento científico y tecnológico en artífices fundamentales a la hora de hacer frente a los retos económicos, sociales y de salud pública que impone el COVID-19 en el continente americano, la región del mundo más afectada por la pandemia.

Este fue el análisis que realizaron los participantes en el encuentro regional de América del Global Research Council (GRC), un organismo que reúne a los jefes de las principales agencias de fomento de la investigación científica del mundo con el objetivo de promover y compartir datos y las mejores prácticas en pos de una colaboración de alta calidad.

La reunión online, organizada por la FAPESP, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de Paraguay, tuvo lugar entre los días 9 y 11 de diciembre y congregó también a otros integrantes de agencias de fomento de la investigación científica de América, Europa, Oriente Medio y África.

“Dos días después de que se diagnosticara en Brasil el primer caso de COVID-19 de América Latina, el genoma del nuevo coronavirus estaba completamente secuenciado [labor a cargo investigadores del Instituto Adolfo Lutz y de las universidades de São Paulo (USP) y de Oxford (Reino Unido)]”, dijo Marco Antônio Zago, presidente de la FAPESP.

“Esto se concretó porque los laboratorios de São Paulo estaban preparados y la investigación en virología también está organizada robustamente en el estado con el apoyo de la FAPESP”, afirmó Zago.

También al comienzo de la pandemia de COVID-19 en Brasil, la FAPESP emitió una convocatoria rápida que ofreció recursos adicionales para que los científicos que ya cuentan con su apoyo reorientasen parte de sus esfuerzos de investigación hacia la comprensión del SARS-CoV-2 y el tratamiento de la enfermedad, destacó Luiz Eugênio Mello, director científico de la Fundación.

“Estamos orgullosos de haber evaluado y aprobado los primeros proyectos seleccionados en el marco de esa convocatoria en tan solo cuatro días tras su remisión”, dijo Mello.

La FAPESP también lanzó al principio de la pandemia una convocatoria especial, en el marco del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE), para apoyar a micro y pequeñas empresas y startups dispuestas a aplicar o escalonar procesos o productos innovadores relacionados con la enfermedad, a ejemplo de kits de diagnóstico y ventiladores pulmonares.

Asimismo, la Fundación creó e implementó un repositorio de información clínica para servir de base en investigaciones sobre el COVID-19, denominado COVID-19 Data Sharing/BR, que alberga datos abiertos y anonimizados de más de 332 mil pacientes, de los cuales más de 10 mil estuvieron internados, y los resultados de 9,5 millones de análisis clínicos y de laboratorio.

“La percepción acerca de la necesidad de colaborar, modificar y redefinir aspectos propietarios del conocimiento y la tecnología se incrementó durante la pandemia, y esto genera una serie de desafíos asociados con las iniciativas de acceso abierto”, subrayó Mello.

En tanto, la National Science Foundation (NSF), de Estados Unidos, movilizó recursos de su propio presupuesto y de dotaciones suplementarias obtenidas en el marco de la Ley de Ayuda contra el Coronavirus, Auxilio y Seguridad Económica (Cares Act), para apoyar a una amplia gama de áreas de investigación que ayudasen al país a combatir el COVID-19 y recuperarse de la crisis por él provocada. A tal fin, se aplicaron diversos mecanismos de financiación que incluyeron al Rapid Response Research (Rapid) –un proceso de otorgamiento rápido de recursos para acelerar descubrimientos críticos en situaciones de urgencia grave–, según comentó Joanne Tornow, directora asistente para ciencias biológicas de la agencia estadunidense.

Antes de la pandemia de COVID-19, Estados Unidos empleó el Rapid para hacerle frente a crisis causadas por huracanes, por el virus del Ébola y por derrames de petróleo, afirmó Tornow.

“Mediante este mecanismo de financiación, fue posible apoyar la construcción del panel de COVID-19, desarrollado por científicos de la Universidad John Hopkins, y de modelos epidemiológicos tendientes a ayudar a prever la propagación del virus, entre otros diversos proyectos”, añadió.

En Argentina, el Conicet movilizó a los más de 70 institutos y grupos de investigación vinculados para reorientar sus proyectos hacia el combate contra la pandemia en el país, y emitió una convocatoria a la presentación de propuestas con enfoque en el diagnóstico, el control, la prevención y el tratamiento.

En el marco de dicha convocatoria, se seleccionaron 64 proyectos entre los más de 900 que se remitieron, que se hicieron acreedores a una inversión total de 100 mil dólares. Uno de esos proyectos resultó en el desarrollo del primero test serológico de COVID-19 en el país.

“La pandemia de COVID-19 puso en evidencia la necesidad de fortalecer la capacidad nacional de prevención y diagnóstico”, dijo Ana Franchi, presidenta del Conicet.

En colaboración con otros ministerios del país, aparte del de ciencia y tecnología, el organismo puso en marcha un programa tendiente a contactar a científicos y becarios que están en el exterior para repatriarlos, de manera tal de fortalecer el sistema de CT+i del país, informó Franchi.

Para Michael Bright, secretario ejecutivo del GRC, la pandemia de COVID-19 constituye un ejemplo oportuno de un gran reto global que se afronta mediante investigaciones orientadas según su misión, uno de los temas que se han venido debatiendo en el ámbito del organismo durante los últimos años.

“La investigación orientada según su misión ha emergido como un modelo para hacer frente a los grandes desafíos globales del siglo XXI, en busca de aportar un abordaje sistemático para alcanzar objetivos específicos”, explicó.

Una colaboración global sin precedentes

Los expertos reunidos durante el seminario coincidieron en que, si bien la pandemia puso en evidencia las desigualdades, por una parte, también mostró, por otra parte, la importancia de asociarse y de la colaboración internacional en la investigación científica. 

Rápidamente, se desarrollaron nuevos aparatos médicos (incluso en países en desarrollo) y se pusieron en marcha estrategias de prevención y de rastreo de contagios. Y se han desarrollado y aprobado vacunas en tiempo récord mediante colaboraciones internacionales entabladas entre universidades, institutos, empresas y gobiernos.

“La pandemia en curso se extenderá a largo plazo y ya está influyendo sobre la generación de cambios en los sistemas de investigación científica e innovación, no solamente en las esferas nacionales y regionales, sino también a nivel mundial. Si bien el desafío es global y las soluciones no son únicamente nacionales o de una región, por un lado, también es preciso entender, por otro lado, cómo congregar el conocimiento proveniente de distintas regiones, a los efectos de contener y superar la pandemia”, afirmó Lidia Borrell-Damian, secretaria general de Science Europe, quien también participó en el webinario.

La pandemia ha afectado a países y regiones de modo distinto, y también ha mostrado las grandes desigualdades del mundo con relación a la infraestructura de investigación científica y la disponibilidad de recursos. De esta forma, no solamente el tiempo escaso y la necesidad de llegar a una mayor cantidad de personas fueron los motivadores de nuevas colaboraciones: los países con dificultades de financiación tuvieron que unirse. 

“Creo que las experiencias que tuvimos este año con la pandemia cambiarán nuestra manera de trabajar. Entran en escena temas tales como el de los datos compartidos y el de la colaboración en investigación científica entre los países del continente africano, además, por supuesto, de la importancia de las investigaciones no solamente en el ámbito de las llamadas ciencias duras, sino también y fundamentalmente en las ciencias sociales”, dice Phethiwe Matutu, directora de la National Research Foundation de Sudáfrica. 

En el continente africano, 17 países de la región subsahariana obtuvieron un fondo por valor de 5,75 millones de dólares para financiar proyectos de investigación, de comunicación científica y de uso de datos para servir de apoyo a los gobiernos en la toma de decisiones. Con esta inversión, se crearon dos prototipos de ventiladores mecánicos más económicos y menos invasivos que los existentes en el mercado. 

En México, una movilización entre gobiernos, universidades, empresas y organismos reguladores hizo posible el desarrollo de dos tipos de ventiladores mecánicos en tan solo cinco meses. También se emitió una convocatoria pública que abarcaba, sumados al desarrollo tecnológico, estudios en educación, ciencias sociales y salud mental, con el fin de financiar 26 proyectos de investigación. 

“Logramos producir 437 ventiladores mecánicos que se distribuyeron en hospitales de provincia mexicanos”, dice Delia Aideé Orozco Hernández, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt).

Orozco afirma que la articulación entre institutos de investigación, organismos reguladores, hospitales y empresas fue fundamental para obtener productos de calidad en un corto lapso de tiempo. “Los ventiladores forman parte de nuestra estrategia de independencia tecnológica y de la creación de una industria nacional de equipos médicos. Las ventajas económicas también son enormes. Con los ventiladores nacionales estamos gastando menos del 30% del precio de los importados”, dice.

La investigación inclusiva

El impacto de la pandemia sobre el desafío de implementar investigaciones inclusivas, que tengan en cuenta asuntos de sexo y de género, como así también de raza y las condiciones socioeconómicas, fue el tema de una de las sesiones del webinario del GRC, el día 10 de diciembre. 

“No se puede negar el impacto de la pandemia en nuestra comprensión acerca de cómo la desigualdad afecta a la investigación científica. Los caminos a través de los cuales la desigualdad moldea la experiencia de los científicos y el conocimiento que estos producen han cobrado una gran visibilidad”, dijo Ana Maria Almeida, docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Campinas (FE-Unicamp) e integrante del Grupo de Trabajo en Género del GRC, durante la apertura de la sesión.

Aisen Etcheverry, directora de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) de Chile, cree que la percepción de la diferencia de género en la investigación científica será más fuerte en el escenario pospandemia. “Las medidas que tomaremos deberán ser más efectivas. Todos vieron el impacto sobre la productividad entre las científicas, fundamentalmente sobre aquellas que son madres de hijos pequeños, pero necesitamos datos para llevar ese debate adelante”, dijo.
 

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