Reconstrucción paleoecológica que representa al ecosistema local y a la fauna extinta en el yacimiento paleontológico de Els Casots, en España, hace 16 millones de años (ilustración: Oscar Sanisidro/Universidad de Alcalá de Henares)
En la península ibérica del pasado, las alteraciones climáticas provocaron la pérdida de presas de mediano porte y menguaron la oferta de alimentos para los carnívoros, lo que los volvió más propensos a desaparecer. Un estudio basado en datos de registros fósiles advierte sobre el efecto en cascada de las extinciones en los días actuales
En la península ibérica del pasado, las alteraciones climáticas provocaron la pérdida de presas de mediano porte y menguaron la oferta de alimentos para los carnívoros, lo que los volvió más propensos a desaparecer. Un estudio basado en datos de registros fósiles advierte sobre el efecto en cascada de las extinciones en los días actuales
Reconstrucción paleoecológica que representa al ecosistema local y a la fauna extinta en el yacimiento paleontológico de Els Casots, en España, hace 16 millones de años (ilustración: Oscar Sanisidro/Universidad de Alcalá de Henares)
Por André Julião | Agência FAPESP – La península ibérica, un territorio que abarca actualmente las superficies de Portugal y España, fue un paraíso de biodiversidad hace alrededor de 20 millones de años. Animales parecidos a los que hoy en día constituyen la megafauna africana −versiones ibéricas antiguas de los actuales rinocerontes, elefantes y felinos, por ejemplo– pastaban o cazaban en ambientes con muchas especies de presas y predadores.
Pero hace alrededor de 15 millones de años, una disminución acentuada de las temperaturas, sumada a un clima cada vez más árido, fue modificando ese paisaje. La vegetación se volvió más abierta en detrimento de los bosques espesos. Esto favoreció a los grandes herbívoros, que prosperaron mientras que sus equivalentes de mediano porte se extinguían. De este modo, la disponibilidad de presas para los carnívoros también fue mermando. Era más difícil cazar animales como los gonfotéridos de tres metros de altura y más de dos toneladas (unos parientes de los elefantes que poseían cuatro colmillos) que cérvidos de hasta 30 kilos, por ejemplo.
Este panorama del pasado fue reconstruido minuciosamente por un grupo de científicos con el apoyo de la FAPESP, en el marco de un trabajo que salió publicado en la revista Ecology Letters.
En el referido estudio, encabezado por investigadores de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil, con la participación de instituciones de España y de Suecia, se reconstruyó y se analizó la mayor serie temporal de redes tróficas hasta la actualidad: desde hace 20 millones de años hasta el presente.
Estos análisis fueron posibles merced a la existencia del banco de datos más completo de mamíferos del referido período, compilado a partir de los registros fósiles de la región, uno de los mejor estudiados y comprensibles del mundo.
La península ibérica es conocida por la abundancia de fósiles de su fauna extinta, lo que permitió entender de qué manera se alteraron los ecosistemas y cómo evolucionaron las especies hace millones de años.
“Los registros fósiles corresponden a diversos yacimientos paleontológicos. El banco de datos que analizamos posee la composición de las especies de la zona con una resolución muy alta. Por cada grupo de animales, existe información detallada, que comprende el tamaño corporal, el tipo de alimentación, la forma de locomoción, etc. Así es como fue posible inferir, para un determinado sitio y en un determinado período, qué animal era el predador de qué otro y cómo esto fue cambiando en el transcurso del tiempo”, explica João Nascimento, autor principal del artículo y becario doctoral de la FAPESP en el Instituto de Biología de la Unicamp (IB-Unicamp).
“El objetivo del proyecto consiste en entender de qué manera pueden influir las interacciones ecológicas sobre los grandes patrones evolutivos, fundamentalmente en lo que concierne al surgimiento y la extinción de especies. La gran dificultad de este tipo de estudios reside en que raramente hay información referente a cómo interactuaban las especies en el pasado. La idea fue utilizar herramientas estadísticas y modelos matemáticos sobre los datos de fósiles para suplir esta laguna de conocimiento”, comenta Mathias Pires, docente del IB-Unicamp apoyado por la FAPESP, quien dirigió la investigación.
Una simplificación
Se sabe que el proceso acaecido en la península ibérica en el transcurso de 15 millones de años constituyó una simplificación de las redes tróficas, un fenómeno bastante recurrente en los actuales ecosistemas. También se lo conoce como homogeneización, cuando pocas especies generalistas reemplazan a las raras y especialistas.
“De la misma manera, tal como lo podemos observar en algunas poblaciones actuales, estamos asistiendo a un cambio en la composición de las comunidades de herbívoros y de los predadores que se alimentan de éstos. A una escala de ecosistema, eso tiene mucho más impacto que la mera pérdida de una que otra especie”, remarca Pires.
Como consecuencia de las alteraciones en las comunidades de herbívoros, la longevidad de los predadores quedó directamente relacionada con su riesgo de extinción. Los modelos matemáticos apuntaron que aquéllos que contaban con menos presas disponibles eran los que desaparecían del registro fósil con una mayor frecuencia en el transcurso del tiempo.
“Queda claro el rol de las interacciones ecológicas en su influjo sobre los patrones de extinción a lo largo del tiempo evolutivo. Por eso debemos tener en cuenta un gran contexto ecológico para desarrollar estrategias de conservación con miras a preservar a los predadores en sus ecosistemas”, dijo Fernando Blanco, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, en un informe para la prensa.
Según los autores, este estudio consigna la necesidad de conservar las poblaciones diversas de presas para mantener otras de predadores y sostener así redes ecológicas estructuralmente robustas.
“La extinción de un grupo de especies tiene un efecto cascada sobre otros, cosa que es sumamente perjudicial para los ecosistemas y para los servicios que los mismos brindan. Tenemos una oportunidad única de entender qué sucedió en el pasado y qué está ocurriendo ahora para intervenir y evitar que se concreten nuevas extinciones”, culmina diciendo Pires.
Puede leerse el artículo intitulado The reorganization of predator–prey networks over 20 million years explains extinction patterns of mammalian carnivores en el siguiente enlace: onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/ele.14448.
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