Francis Collins, científico conocido por liderar el Proyecto Genoma Humano, destaca en conferencia en la FAPESP las áreas de potenciales colaboraciones con expertos brasileños (foto: Léo Ramos)

El director de los NIH se refiere a las perspectivas de las investigaciones en Biomedicina
12-06-2014

Francis Collins, científico conocido por liderar el Proyecto Genoma Humano, destaca en conferencia en la FAPESP las áreas de potenciales colaboraciones con expertos brasileños

El director de los NIH se refiere a las perspectivas de las investigaciones en Biomedicina

Francis Collins, científico conocido por liderar el Proyecto Genoma Humano, destaca en conferencia en la FAPESP las áreas de potenciales colaboraciones con expertos brasileños

12-06-2014

Francis Collins, científico conocido por liderar el Proyecto Genoma Humano, destaca en conferencia en la FAPESP las áreas de potenciales colaboraciones con expertos brasileños (foto: Léo Ramos)

 

Por Karina Toledo

Agência FAPESP – “Veo que hay muchos estudiantes entre los asistentes. Si han venido aquí para saber si la investigación médica tiene futuro, mi respuesta es un resonante sí.”

Con esta frase, Francis S. Collins, director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, comenzó la conferencia intitulada “Genomics, Advanced Technology, and the Future of Medicine” (Genómica, tecnología avanzada y el futuro de la Medicina), dictada en la sede de la FAPESP el pasado 22 de mayo.

Collins, graduado en Química en la University of Virginia, con doctorado en Fisicoquímica por la Yale University, se tornó conocido al encabezar, entre los años 1990 y 2003, el Proyecto Genoma Humano, un esfuerzo internacional destinado a identificar todos los nucleótidos que componen el genoma de nuestra especie.

Entre 2003 y 2005, al frente del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI, por sus siglas en inglés), Collins coordinó una serie de proyectos en el área de genómica que ayudaron a identificar las bases genéticas de diversas enfermedades. En 2009, el presidente estadounidense, Barack Obama, lo nombró director de los NIH, un grupo de instituciones que constituye la mayor fuente de financiamiento de la investigación científica en el área médica en todo el mundo.

Durante su presentación en la FAPESP, Collins comentó la marcha de algunos de los más ambiciosos proyectos que actualmente cuentan con financiación de los NIH, tales como The Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies (BRAIN) Initiative.

“Fue una iniciativa que el presidente Obama anunció hace alrededor de un año y que constituye una oportunidad audaz de reunir a expertos de diversas disciplinas que en general no trabajan juntos, tales como electrofisiólogos, especialistas en imágenes, neurocientíficos y neurólogos. Evaluar qué podemos hacer juntos para entender cómo funciona el cerebro: es un desafío realmente grande”, dijo Collins.

Otra iniciativa destacada fue el National Center for Advancing Translational Sciences (NCATS) – uno de los 27 institutos que componen los NIH, cuya misión consiste en acelerar el proceso de transformación de los descubrimientos científicos en nuevos tratamientos.

“Merced a los avances en el área de genómica, actualmente conocemos las bases moleculares de más de 5 mil enfermedades, pero tan sólo para 250 de éstas existe un tratamiento aprobado”, comentó Collins.

Una de las maneras de reducir los costos y la duración de los test preclínicos tendientes a garantizar la seguridad de compuestos que pueden convertirse en medicamentos, afirmó Collins, sería testar la toxicidad en células humanas “sin poner en riesgo a seres humanos”.

“Con base en el enorme avance de la tecnología de células madre, es posible intentar desarrollar un biochip. Y con éste hacer una biopsia de piel, transformar los fibroblastos en células madre y luego diferenciar dichas células para transformarlas en cualquier tejido considerado importante para testear la toxicidad: de hígado, pulmones, riñones, músculos o neuronas. Y entonces tomar esas células diferenciadas e imprimirlas en tres dimensiones para crear estructuras análogas a los órganos humanos, en las cuales podrían testearse los compuestos”, explicó.

Entre los campos prometedores de investigación en biomedicina, Collins destacó el desarrollo de inmunoterapias contra el cáncer y el de una vacuna universal contra la gripe.

Collins destacó también los estudios volcados al combate contra el creciente problema de la resistencia microbiana a los antibióticos. En ese marco, el director de los NIH anunció el apoyo –en colaboración con la FAPESP– a un proyecto destinado al estudio de hormigas brasileñas, para identificar agentes antifúngicos con potencial para su transformación en nuevos medicamentos. Esta investigación será encabezada por Monica Tallarico Pupo, de la Universidad de São Paulo (USP), y por Jon Clardy, de la Harvard Medical School, y fue aprobado durante la convocatoria a la presentación propuestas de investigación emitida conjuntamente por la FAPESP y el John E. Fogarty International Center (FIC), un organismo vinculado a los NIH.

“Estamos particularmente entusiasmados con la forma de financiación de ese proyecto. Los NIH suministran apoyo a su parte, la FAPESP hace lo propio con la suya y no hay burocracia, lo que siempre es bueno. Desearíamos contar con más proyectos con este perfil”, dijo.

En entrevista concedida a Agência FAPESP luego de su disertación, Collins se refirió a las perspectivas futuras de colaboración con científicos brasileños y a los grandes avances de la medicina que surgirán en los próximos años.

Agência FAPESP ¿Qué se debe esperar en el futuro de la colaboración con Brasil, y más específicamente, de la colaboración con la FAPESP?
Francis Collins – Brasil está creciendo muy rápido y se están destinando importantes recursos a la investigación científica y a la capacitación de una cantidad creciente de jóvenes científicos. No estoy en condiciones de prever en qué posición se encontrará la ciencia brasileña dentro de cinco años, pero quiero confiar en que estaremos íntimamente alineados para aprovechar las oportunidades que se abrirán. Me puso muy contento anunciar el lanzamiento de este esfuerzo conjunto con la FAPESP de un proyecto sinérgico muy bueno realmente, que involucra a un investigador de Harvard y a otro de la USP, por ejemplo. Cada uno de ellos cuenta con las habilidades necesarias como para llevar adelante ese increíble proyecto que permitirá descubrir nuevas drogas. No estoy seguro de que hubiéramos podido imaginar algo así hace diez o 15 años. Una de las razones por las cuales estoy feliz de estar acá, esta mañana, es la oportunidad de conversar con los líderes de la FAPESP sobre las formas tendientes a desarrollar oportunidades más regulares de tipo de propuestas conjuntas, con un investigador financiado por los NIH y otro por la FAPESP.

Agência FAPESP ¿Qué opina de los proyectos que se presentan en el marco de estas convocatorias conjuntas? ¿Está satisfecho con esos proyectos?
Collins – Sí, pero podrían ser más. Hay que difundir y ampliar el conocimiento referente a estas oportunidades. Debemos dejar más claro que estamos sumamente interesados en proyectos relevantes. Históricamente, mucho de lo que hemos hecho en colaboración con Brasil se relaciona con enfermedades infecciosas como el dengue, por ejemplo. Ayer [21/05] estuve en el [Instituto] Butantan para ver qué se está haciendo en el marco de nuestra colaboración con ese instituto. Uno de los objetivos es obtener una vacuna contra el dengue realmente eficaz, algo imperiosamente necesario, pues esta enfermedad se está volviendo cada vez más frecuente. Hay una serie de oportunidades en las llamadas enfermedades tropicales olvidadas, con respecto a las cuales me hace feliz poder decir que actualmente se las está olvidando menos. Tenemos una larga historia de trabajo con colegas brasileños en lo referente a la enfermedad de Chagas, y seguramente hay mucho que podría hacerse. Esta también la leishmaniasis, que aparentemente está volviéndose más frecuente que la enfermedad de Chagas. También existen oportunidades en VIH-Sida, debido al creciente potencial para desarrollar una vacuna realmente eficaz. Existe un comienzo de esfuerzo colaborativo en ese campo. En todos los lugares que visité esta semana en Brasil encontré mucho entusiasmo también en el área de neurociencia. Sería excelente si lográsemos descubrir medios tendientes a fortalecer esa posibilidad. Están también el cáncer y los tumores raros, que supuestamente ocurren con mayor frecuencia en algunas partes del mundo. No pienso que será un enfoque estrecho, sino más bien un amplio abanico de oportunidades. Hay áreas que son más fuertes, como la de las vacunas. Y algunas que han venido desarrollándose rápidamente. Nos hemos percatado de que Brasil se encuentra en ascenso en términos de apoyo a la ciencia, y cómo esto se traduce en talentos y en ideas ambiciosas. No sé exactamente dónde irá esto a parar, pero entusiasma participar en este proceso.

Agência FAPESP ¿Cuál es la importancia de la colaboración internacional en el actual panorama de la investigación en biomedicina?
Collins – Es fundamental. Si realmente queremos aprovechar a los mejores talentos disponibles en el mundo para producir los resultados más estimulantes, no podemos ceñirnos a las fronteras de los países. Ningún país cuenta con todos los talentos. Y los científicos son muy buenos para reconocer esto: suelen trabajar muy bien juntos. Otra razón de esto son los recursos. Si tenemos un problema realmente difícil, ¿qué país será capaz de solucionarlo solo? ¿Por qué no unir fuerzas y dividir costos?

Agência FAPESP ¿Qué lecciones aprendidas coordinando investigaciones en biomedicina en Estados Unidos podrían serles útiles a los brasileños?
Collins – Creo que una de nuestras ventajas radica en que contamos con un riguroso sistema de análisis por pares, pues nunca seremos capaces de financiar todas las propuestas de investigación que se presentan. El hecho de contar con proyectos revisados por otros expertos del área realmente ayuda a decidir cómo invertir los recursos. También resulta necesario tomar opciones y establecer prioridades. Pero estamos aprendiendo que esto no debe estar organizado de manera tal de aplastar las ideas realmente innovadoras. Esas ideas pueden sonar excéntricas, pero la ciencia excéntrica también resulta importante. Es necesario contar con una cartera separada para las ideas altamente innovadoras, para que no tengan que competir con proyectos bien descritos y que claramente tendrán éxito. De lo contrario, estos últimos tendrán prioridad. Contamos con instrumentos en nuestra cartera destinados a los innovadores, tales como el New Innovator Awards, el Transformative Research Awards y el Pioneer Award. En términos de otras lecciones aprendidas, es realmente necesario que la mayor parte de la investigación científica esté organizada de abajo arriba (bottom up), es decir, que esté orientada de acuerdo con las ideas de los científicos. No es deseable controlar demasiado este proceso. Pero existen momentos en que algo aparece y un solo investigador no será capaz de hacerlo. En ese caso, se requiere tener liderazgo, y la comunidad científica debe pensar cómo organizar eso. No contaríamos con una BRAIN Initiative si nos quedásemos esperando que un investigador plantease esa idea. Es necesario que haya un equilibrio entre el bottom up [de abajo arriba] y el top down [de arriba abajo].

Agência FAPESP ¿Y siempre hay que afrontar riesgos?
Collins – Sí, y no tener miedo de fallar. Si uno no está fracasando es porque anda necesitando afrontar más riesgos.

Agência FAPESP – ¿Qué avances podemos esperar en Medicina en los próximos años?
Collins – La investigación sobre el cáncer está avanzando rápidamente, en parte debido a la capacidad de detección de lo que determina la malignidad a nivel individual. Esto permite personalizar la atención, en lugar de emplear un tratamiento estándar. También suministra pistas para el desarrollo de nuevas drogas, más eficaces que la quimioterapia estándar. La cantidad de medicamentos desarrollados durante los últimos años ha crecido rápidamente, con base en estas pistas. Esto es realmente alentador. Si tuviera cáncer ahora, por ejemplo, querría que se secuenciase el tumor para ver cuáles son exactamente las mutaciones de ADN, y querría ver esa nueva lista de drogas contra el cáncer orientadas hacia mecanismos específicos, y evaluar cuál de éstas funcionaría en mi caso. Otra área que me entusiasma mucho es la de microbiomas. Los estudios sobre los microorganismos que viven en nosotros y el rol que éstos desempeñan en las enfermedades. Estamos percatándonos de que éstos son grandes actores en enfermedades tales como la diabetes, la obesidad y tal vez el autismo, por ejemplo. Es una oportunidad única, no solamente para entender esa relación, sino también para interferir efectivamente. Uno puede imaginar que, con un cambio apropiado en la dieta o el uso de un probiótico, podría programar ese microbioma para ayudar y no hacerle mal al organismo. Ésa es una gran oportunidad y fue la genómica la que la hizo posible. Conocemos el microbioma porque tiene ADN y podemos descubrir que hay en él valiéndonos de la secuenciación genética. Otra área que me encantaría ver avanzar en los próximos cinco años y hallar el camino de la aplicación clínica es la de las células madre y de las terapias celulares. De células extraídas del propio individuo y transformadas en el tipo de células necesarias para tratar el hígado o un riñón o la anemia falciforme, una enfermedad con la cual Brasil se preocupa mucho. Podríamos curar esa enfermedad haciendo una biopsia de piel de un portador, transformándola en células madre y usando esa capacidad sumamente inteligente de editar el genoma llamada CRISPRs [clustered regularly interspaced short palindromic repeats], es decir, arreglar la mutación y tomar esas células, diferenciarlas en células de la sangre y devolvérselas al paciente. Creo que eso es algo en lo que debemos invertir fuertemente. No veo por qué no funcionaría y ese mismo abordaje podría emplearse con muchas otras enfermedades. En el Alzheimer, por ejemplo, me encantaría ver progresos en los próximos cinco años. Es muy difícil. Estamos invirtiendo mucho en esa área y enfocándonos en personas que todavía no tienen síntomas, pero que sabemos que son propensas [a sufrir esa condición] con base en su riesgo genético o en un examen que muestra la presencia de placas amiloides. La idea es intervenir precozmente para intentar evitar el proceso, en lugar de esperar hasta que la enfermedad se encuentre instalada y se hayan perdido muchas neuronas. Necesitamos hacer algo con respecto al Alzheimer o esa enfermedad va a quebrar la economía de todos los países, debido al envejecimiento de la población. Todas esas áreas tienen gran potencial; pero, en cuanto a saber cuál de ellas llegará primero, no tengo una bola de cristal.

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