La elevación de la temperatura provoca la disminución del índice metabólico de los picaflores (foto: Wikimedia Commons)

El cambio climático provoca alteraciones en el comportamiento de los colibríes
17-09-2015

El aumento de la temperatura disminuye el índice metabólico de estas aves y hace que vuelen menos, según apunta un estudio

El cambio climático provoca alteraciones en el comportamiento de los colibríes

El aumento de la temperatura disminuye el índice metabólico de estas aves y hace que vuelen menos, según apunta un estudio

17-09-2015

La elevación de la temperatura provoca la disminución del índice metabólico de los picaflores (foto: Wikimedia Commons)

 

Por Elton Alisson

Agência FAPESP – El cambio climático puede provocar la disminución de la actividad de vuelo de los colibríes y, por consiguiente, de la polinización de vegetales que ese grupo de aves lleva a cabo.

Esta constatación surge de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Taubaté (Unitau), en colaboración con colegas del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y de la Escuela de Ingeniería de Lorena de la Universidad de São Paulo (EEL-USP), en Brasil, y de la University of Toronto Scarborough, de Canadá, como parte del Proyecto Temático intitulado “Assessment of impacts and vulnerability to climate change in Brazil and strategies for adaptation”, realizado con el apoyo de la FAPESP en el marco de un acuerdo con el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).

“Observamos que la elevación de la temperatura causa la merma del índice metabólico de los colibríes [la cantidad de oxígeno consumido necesario para producir energía]. De este modo, cae la frecuencia de aleteo de las aves y, como consecuencia de ello, éstas pasan a volar menos y disminuyen la búsqueda de néctar en las flores”, sostuvo Maria Cecília Barbosa de Toledo, docente del Departamento de Biología de la Unitau y coordinadora del proyecto, en declaraciones a Agência FAPESP.

Los científicos estudiaron ocho especies de picaflores halladas a distintas alturas en la zona de Vale do Paraíba, en el interior de São Paulo.

Dos especies son de baja altura –el ermitaño picosierra (Ramphodon naevius) y la coqueta verde (Lophornis chalybeus)–, otras dos son de gran altura –el picaflor de copete verde (Stephanoxis lalandi) y el colibrí gargantilla (Leucochloris albicollis)–, tres habitan a lo largo de todo el gradiente elevacional de Vale do Paraíba –el picaflor corona violácea (Thalurania glaucopis), el colibrí colirrojo (Clytolaema rubricauda) y el colibrí de pecho blanco (Amazilia fimbriata)– y la última –el colibrí negro (Florisuga fusca)– es migratoria.

Se seleccionó este grupo de aves porque tiene un alto índice metabólico, que está relacionado con factores ambientales, tales como temperatura y altura.

“Estimábamos que los cambios climáticos podrían causar grandes impactos en especies de colibríes; por ese motivo pensamos que podrían utilizarse como bioindicadoras”, dijo Barbosa de Toledo.

Con el objetivo de simular los efectos de las variaciones climáticas en estos animales, los investigadores emplearon como referencia el gradiente climático altitudinal de la región montañosa de Vale do Paraíba, que varía de tres metros –en las ciudades de Ubatuba y Caraguatatuba– a 1.800 metros de altura, como en la ciudad de Campos do Jordão.

En esas regiones, con distintos niveles de elevación altitudinal y temperatura variable entre 10 y 30 °C, evaluaron en campo el índice metabólico de colibríes colirrojos (Clytolaema rubricauda), una de las tres especies de picaflores existentes a lo largo de todo el gradiente altitudinal de Vale do Paraíba.

A tal fin, utilizaron un sistema en el cual el colibrí es capturado y puesto dentro de una cámara con un alimentador ubicado en lo alto del recinto –compuesto por un tubo plástico que contiene una solución de sacarosa al 20%–, y una percha que sirve de balanza para indicar el peso del animal.

Para lograr alimentarse con la solución de sacarosa, el ave debía planear en el aire e insertar su cabeza dentro del tubo de plástico del alimentador, que funciona como una máscara respiratoria, con paso de 2.500 mililitros (ml) de aire por minuto.

Al planear en el aire e insertar la cabeza en la máscara respiratoria, los investigadores lograban analizar la temperatura, aparte del volumen de oxígeno consumido y el total de dióxido de carbono producido por el ave durante el vuelo planeado.

De esa forma, lograron estimar los índices metabólicos de los pájaros a distintas temperaturas a lo largo del gradiente altitudinal de Vale do Paraíba.

“Este sistema permite evaluar el índice metabólico de colibríes en actividad, que es el dato más importante para medir los efectos de los cambios climáticos en el metabolismo de estas aves”, explicó Barbosa de Toledo.

Menos vuelo

Una de las constataciones de los experimentos apuntó que el aumento de la temperatura disminuye el índice metabólico del colibrí colirrojo.

El índice metabólico del ave fue mayor en un rango de temperatura más templado, entre 20.1 y 25 °C, y menor a temperaturas más altas, entre 25.1 y 30 °C, indicaron los experimentos.

En esa franja de temperatura más elevada, el ave tiende a disminuir la frecuencia de aleteo, busca más sombra para permanecer en reposo y vuela menos para mantener su metabolismo y disminuir el gasto energético, explicó Barbosa e Toledo.

“Ese cambio de comportamiento puede causar la disminución de la polinización de vegetales que está a cargo de esos pájaros”, estimó la investigadora. “Los picaflores pasan a visitar menos las flores silvestres en busca de néctar y, por consiguiente, dejan de transportar polen de una flor a otra”, estimó la investigadora.

Y algunas especies de colibríes poseen preferencias climáticas, apuntó el estudio.

El colibrí colirrojo, por ejemplo, existe en mayor número en Vale do Paraíba en áreas con temperaturas situadas en la franja de los 20 °C a los 25 °C, en tanto que no “da la cara” en regiones de escasa altura durante el verano, cuando la temperatura promedio se ubica en 28 °C, dijo Barbosa de Toledo.

“Si la temperatura aumenta y se eleva la temperatura media de las tierras altas, probablemente los picaflores intentarán acompañar ese cambio”, estimó la investigadora.

“Observamos durante el estudio que los colibríes presentan variaciones morfométricas en función de la altura: de masa, longitud y área del ala, longitud del pico y longitud total. Pero aún no sabemos si podrán sufrir cambios morfométricos rápidos a tiempo como para adaptarse al cambio climático”, dijo Barbosa de Toledo.

Con todo, el aumento de la temperatura no representa un factor limitante para la supervivencia de los colibríes, toda vez que ese grupo de aves posee alta resistencia térmica.

La temperatura corpórea de los colibríes se ubica alrededor de los 40 °C. De esta forma, estas aves son capaces de soportar confortablemente una temperatura ambiente ubicada en torno de los 38 °C –considerada bastante alta–, explicó Barbosa de Toledo.

“Sin embargo, los colibríes sólo logran mantener ese estrés térmico durante mucho tiempo si hay energía disponible, que es el néctar de las flores. Y esto representa un punto de preocupación”, ponderó.

En un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Ingeniería de Lorena de la USP, en el marco del proyecto, se detectó que la cantidad de energía que ponen las plantas a disposición de los colibríes en la zona de Vale do Paraíba varía de acuerdo con la elevación.

Algunas especies de plantas que visitan los colibríes en zonas de tierras altas, tales como Campos do Jordão, poseen néctar con mayor tenor de sacarosa –el azúcar preferido de estos pajaros– que en regiones de tierras bajas como Ubatuba, apuntó el estudio.

“Nuestra preocupación apunta a saber si las plantas que los colibríes visitan serán capaces de ajustar sus concentraciones de néctar a tiempo como para acompañar los cambios climáticos y seguir suministrándoles energía a esas aves”, remarcó Barbosa de Toledo.

 

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