Línea celular infectada con el virus de Mayaro aislado de uno de los participantes en el estudio (crédito: archivo de los investigadores)
Los científicos autores del estudio referente señalan que lo esperable sería que la infección provocada por uno de estos patógenos protegiese contra el otro, lo que volvería difícil la cocirculación. El grupo de investigadores advierte sobre el riesgo de que la transmisión de la fiebre de Mayaro comience a aparecer en los ambientes urbanos como consecuencia del desmonte y abogan por la implementación de acciones más efectivas de vigilancia epidemiológica
Los científicos autores del estudio referente señalan que lo esperable sería que la infección provocada por uno de estos patógenos protegiese contra el otro, lo que volvería difícil la cocirculación. El grupo de investigadores advierte sobre el riesgo de que la transmisión de la fiebre de Mayaro comience a aparecer en los ambientes urbanos como consecuencia del desmonte y abogan por la implementación de acciones más efectivas de vigilancia epidemiológica
Línea celular infectada con el virus de Mayaro aislado de uno de los participantes en el estudio (crédito: archivo de los investigadores)
Por Maria Fernanda Ziegler | Agência FAPESP – Un estudio publicado en la revista Emerging Infectious Diseases muestra que los virus de Mayaro y del chikunguña están circulando al mismo tiempo (cocirculación) en el estado brasileño de Roraima, situado en el bioma amazónico. Según sus autores, este hallazgo refuerza la necesidad de implementar acciones más efectivas de vigilancia epidemiológica en la región.
Este descubrimiento contrarió la expectativa de los investigadores. La hipótesis inicial indicaba que los lugares en donde la tasa de infección causada por uno de los patógenos fuese alta serían refractarios a la circulación del otro virus, tal como lo comenta José Luiz Proença-Modena, docente del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp), en Brasil, y uno de los autores principales del artículo.
“Como el virus de Mayaro y el del chikunguña poseen un alto grado de antígenos compartidos, era esperable que una infección protegiese a las personas contra la otra. Es decir, la creencia indicaba que los anticuerpos específicos y los linfocitos T [las células del sistema inmunitario] producidos como respuesta a la infección causada por uno de los virus tuviesen la capacidad de reconocer al otro. En cambio, detectamos la presencia de los virus de Mayaro y del chikunguña en las mismas regiones”, dice. Con todo, el investigador remarca que no se registraron casos de individuos infectados simultáneamente con ambos patógenos.
A juicio de los autores, la cocirculación de estos arbovirus señala la necesidad de contar con métodos moleculares de diagnóstico preciso (exámenes de tipo RT-PCR, que detectan el material genético presente en muestras biológicas). “Son enfermedades que clínicamente se confunden, pues causan síntomas similares, tales como fiebre alta, dolores articulares y cansancio”, puntualiza Julia Forato, quien fue becaria de la FAPESP y es autora del estudio.
Tal como lo explica la investigadora, el virus de Mayaro es transmitido por un mosquito silvestre [Haemagogus janthinomys], el mismo vector de la fiebre amarilla. Pero la deforestación causada por la explotación ilegal de recursos naturales, sobre todo por la actividad de los garimpeiros, puede hacer que la transmisión de este patógeno comience a concretarse en los ambientes urbanos.
Según Forato, las personas que trabajan en ambientes forestales –en la minería, en la explotación maderera o en la pesca, por ejemplo– podrían hacer las veces de puentes facilitando la eventual introducción del virus y el afianzamiento de la transmisión de la fiebre de Mayaro en los ambientes urbanos. En el estudio, de las muestras infectadas con este virus el 11 % provenía de pescadores.
“Únicamente con la implementación de la vigilancia molecular y la genómica aumentada, tanto en los humanos como en los mosquitos vectores, será posible monitorear el potencial establecimiento del virus de Mayaro en un ciclo de transmisión amplificado por los humanos. Necesitamos una vigilancia robusta, no solamente para determinar en qué medida la actividad humana en las áreas selváticas puede tener impactos sobre la dinámica de la circulación de los virus, sino también para prever posibles nuevos brotes. Todas estas enfermedades son sumamente incapacitantes y les generan pérdidas financieras y perjuicios sociales a los pacientes, aparte de ser altamente onerosas para el sistema de salud en lo concerniente a la atención de los mismos”, subraya Proença-Modena.
Amazonia+10
El proyecto que dio origen al artículo mencionado apunta a evaluar de qué modo impacta la actividad humana en las áreas de selva sobre la dinámica de la circulación viral. El equipo se propuso investigar esta relación en tres puntos focales: en la reocupación de la carretera federal BR-319, o carretera Manaos-Porto Velho (que está siendo recuperada), en un área de minería del estado de Pará y en el estado de Roraima, que registra un incremento poblacional de migrantes y donde existe una fuerte presencia de garimpeiros en áreas de monte cercanas a las ciudades.
Aparte de la Unicamp, toman parte en esta labor grupos de la Universidad Federal de Roraima (UFRR), del Laboratorio Central de Salud Pública de Roraima, de la Universidad de São Paulo (USP), de la Fiocruz Amazonia (la unidad de Manaos de la Fundación Oswaldo Cruz, el brazo de investigación y desarrollo en ciencias biológicas del Ministerio de Salud de Brasil), del Imperial College de Londres (Reino Unido) y de la University of Kentucky (Estados Unidos). Y la misma cuenta con el apoyo de la FAPESP en el marco de tres proyectos (22/10442-0, 17/22062-9 y 16/00194-8).
Este trabajo integra la Iniciativa Amazonia+10, que congrega a diversas agencias científicas de fomento de Brasil y del exterior, entre ellas la FAPESP, en el apoyo a la investigación y a la innovación tecnológica en la Amazonia Legal (un área que abarca a los nueve estados brasileños en donde existe el bioma amazónico, creada por el gobierno federal con fines de protección ambiental y desarrollo local), promoviendo la interacción entre la naturaleza y la sociedad y el desarrollo sostenible e inclusivo de la región.
“Este es el primer trabajo realizado en el marco del proyecto con el objetivo de entender qué virus estaban circulando en Roraima. Con base en el análisis de muestras extraídas entre diciembre de 2018 y diciembre de 2021 –durante sendos brotes de dengue y chikunguña en el estado de Roraima– estructuramos un panorama acerca de qué arbovirus estaban circulando allí”, informa Proença-Modena.
De las 822 muestras de sangre extraídas de pacientes atendidos en centros de salud con enfermedad febril aguda (fiebre alta asociada a escalofríos, cefalea, dolores musculares o tos generalmente relacionada con un agente infeccioso), 190 (un 23,1 %) testearon positivo para algún arbovirus (virus transmitidos por vectores invertebrados, sobre todo mosquitos).
Los investigadores extrajeron el ARN de todas las muestras de sangre y, mediante la realización de pruebas moleculares de tipo rRT-PCR, detectaron la presencia del virus del dengue en 146 de ellas (un 17,8 %), de Mayaro en 28 (un 3,4 %) y del chikunguña en 16 (un 2 %). Aparte de esos patógenos, también se rastrearon (sin habérselos detectado) los virus del Zika y del Oropouche.
“Además de registrar la cocirculación de los virus de Mayaro y del chikunguña y una frecuencia muy alta del virus del dengue [incluso la coinfección del dengue 1 y el dengue 2], notamos que, en la mayoría de los casos [un 76,9 %], no se sabe qué virus está causando la infección. Por ende, es probable que exista algo nuevo allí”, le advierte Proença-Modena a Agência FAPESP.
Puede leerse el artículo intitulado Molecular Epidemiology of Mayaro Virus among Febrile Patients, Roraima State, Brazil, 2018–2021 en el siguiente enlace: wwwnc.cdc.gov/eid/article/30/5/23-1406_article.htm.
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