Los microorganismos encontrados en la cloaca de 158 aves silvestres incautadas del comercio ilegal pueden causar enfermedades en humanos y animales y propagar la resistencia a los antimicrobianos (foto: A. Saidenberg)

Detectan en una investigación bacterias y hongos en el 62,5% de los pájaros traficados
04-09-2014

Los microorganismos encontrados en la cloaca de 158 aves silvestres incautadas del comercio ilegal pueden causar enfermedades en humanos y animales y propagar la resistencia a los antimicrobianos

Detectan en una investigación bacterias y hongos en el 62,5% de los pájaros traficados

Los microorganismos encontrados en la cloaca de 158 aves silvestres incautadas del comercio ilegal pueden causar enfermedades en humanos y animales y propagar la resistencia a los antimicrobianos

04-09-2014

Los microorganismos encontrados en la cloaca de 158 aves silvestres incautadas del comercio ilegal pueden causar enfermedades en humanos y animales y propagar la resistencia a los antimicrobianos (foto: A. Saidenberg)

 

Por Jussara Mangini

Agência FAPESP – Las campañas educativas tendientes a desalentar la compra de animales silvestres comercializados ilegalmente recibieron un refuerzo en sus argumentos debido a un estudio concluido recientemente en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad de São Paulo (USP).

En la investigación intitulada “Caracterización de la microbiota intestinal bacteriana y fúngica en paseriformes silvestres productos del tráfico y decomisados que serán sometidos a programas de reubicación”, desarrollada merced a una Ayuda a la Investigación de la FAPESP, se encontraron microorganismos con potencial patogénico –que pueden implicar riesgos para la salud humana y animal– en el 62,5% de 253 muestras de material recolectado en la cloaca (el órgano por donde las aves eliminan los excrementos y la orina y ponen sus huevos) de 34 especies de pajaritos silvestres rescatadas del tráfico de animales y enviadas al Departamento de Parques y Áreas Verdes de São Paulo (Depave) para su evaluación, rehabilitación y reubicación en el ambiente.

Según datos de la Red Nacional de Combate contra el Tráfico de Animales Silvestres (Renctas), las aves constituyen el principal blanco del comercio ilegal de animales. Los paseriformes silvestres (los pájaros nativos de pequeñas dimensiones, tales como zorzales, canarios y semilleros sabaneros, entre otros) son los más traficados, seguidos por los papagayos y loros, guacamayos y demás géneros.

Se estima que el 90% de las aves capturadas para el tráfico mueren antes de llegar al destino final. Cuando los órganos de inspección las rescatan, muchas se encuentran con la salud debilitada debido a las condiciones sanitarias inadecuadas de su captura, en el transporte y en su mantenimiento en cautiverio.

“La investigación de algunos microorganismos, tales como Salmonella spp., Cryptococcus spp. y Candida spp., está prevista en la lista de análisis sanitarios recomendados por la Instrucción Normativa 179 del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables [Ibama]”, dijo Priscilla Anne Melville, del Departamento de Medicina Veterinaria Preventiva y Salud Animal de la FMVZ, responsable del estudio. “Sin embargo, apuntamos a hacer un estudio más amplio para descubrir qué otros patógenos pueden cargan esos animales.”

El trabajo contó con la participación de los investigadores de la FMVZ/ USP Nilson Roberti Benites, Paulo Eduardo Brandão, André Becker Simões Saidenberg, Patrícia Braconaro y Eveline Zuniga, y de las veterinarias del Depave Adriana Joppert da Silva, Thaís Sanches y Ticiana Zwarg.

De acuerdo con los investigadores, el material recolectado en la cloaca de las aves es más preciso como indicador de la microbiota intestinal que los excrementos, ya que en condiciones normales, los microorganismos allí presentes son oriundos únicamente del tracto intestinal. En tanto, el análisis de los excrementos puede llevar a falsos resultados debido a la contaminación del material por bacterias presentes en el ambiente.

Según Melville, análisis de verificación de ocurrencia y frecuencia de hongos y bacterias mostraron que en 158 (el 62,5%) de las 253 muestras se detectó la presencia de microorganismos. En 123 (el 77,84%) había solamente bacterias, en otras cuatro solamente hongos y en 31, hongos y bacterias.

“Se aislaron al menos 15 géneros de bacterias, tres géneros de levaduras y cuatro géneros de hongos filamentosos. Algunos de éstos exhiben potencial zoonótico, es decir que pueden causar enfermedades en humanos y en animales, y algunos presentaron resistencia a determinados antimicrobianos”, declaró Melville a Agência FAPESP.

Los microorganismos más encontrados

Se hallaron 13 especies de Staphylococcus spp. en 38 muestras. El género Micrococcus spp. fue localizado en 29 muestras, en tanto que Klebsiella spp. y Escherichia coli estaban presentes en 27 muestras respectivamente.

En pruebas de susceptibilidad a distintos antibióticos y quimioterapéuticos, esas bacterias presentaron resistencia múltiple a determinados antimicrobianos. Se hallaron también las bacterias Enterococcus spp. (en 11 muestras); Enterobacter spp. (10); Streptococcus spp. (8) y Citrobacter spp. (7).

“Cada microorganismo tiene sus peculiaridades y causa enfermedades específicas. Las bacterias Escherichia coli, por ejemplo, pueden estar asociadas con trastornos gastrointestinales. Especies de Staphylococcus pueden estar asociadas a infecciones cutáneas, sinusitis, artritis y neumonías. La transmisión ocurre fundamentalmente a través del contacto con los excrementos de los animales, con la posterior ingestión accidental o incluso con la inhalación de material contaminado”, afirmó la investigadora.

Algunos microorganismos hallados en el estudio todavía no habían sido mencionados en trabajos similares. Entre ellos se ubican la Rhodotorula spp. (una levadura oportunista que puede causar enfermedades en paciente inmunosuprimidos), la Edwardsiella (una bacteria asociada a la meningitis y la gastroenteritis, entre otras afecciones) y la Pasteurella multocida (un agente asociado al cólera aviar).

El estudio confirmó la presencia de hongos filamentosos y levaduras en estudios anteriores de otros autores, tales como Candida spp. (un hongo asociado con trastornos gastrointestinales y respiratorios), Penicillium spp. (un hongo asociado con enfermedades tales como ceratitis y endocarditis, entre otras), Mucor spp. (un hongo que puede acometer a pacientes inmunosuprimidos, causando infecciones en el tracto respiratorio y en el gastrointestinal, en el sistema nervioso o en la piel), Aspergillus spp. (un hongo que ataca fundamentalmente al tracto respiratorio de aves), y Trichosporon spp. (patógenos oportunistas que pueden acometer a pacientes inmunosuprimidos).

La investigación reveló también que es bajo el riesgo de transmisión de microorganismos sugeridos para su investigación en la Instrucción Normativa del Ibama, tales como Salmonella spp., Cryptococcus spp. (ausentes en las muestras) y Candida spp. (de escasa ocurrencia).

También es bajo el riesgo de transmisión a humanos a través de las aves evaluadas de bacterias E.coli tales como la Escherichia coli enteropatogénica (EPEC), la Escherichia coli patogénica aviar (APEC) y la Escherichia coli uropatogénica (UPEC). Por otra parte, existe riesgo de transmisión intra o interespecies o introducción en el ambiente de E.coli multirresistentes a los antimicrobianos.

Bacterias resistentes

La investigación de la microbiota intestinal de las aves antes del proceso de suelta es importante, ya que puede dilucidar los posibles riesgos relativos a la presencia de resistencia bacteriana a los antimicrobianos. “Al eliminárselas en el ambiente, las bacterias multirresistentes a los antimicrobianos pueden multiplicarse e infectar a distintos huéspedes y diseminar la resistencia antimicrobiana entre las bacterias”, explicó Melville.

“Esto puede desembocar en el desencadenamiento de enfermedades de difícil tratamiento, ya que la resistencia antimicrobiana mengua las posibilidades terapéuticas. Por otra parte, muchas bacterias pueden volverse resistentes a un antimicrobiano, aun cuando nunca hayan entrado en contacto con el mismo”, dijo la investigadora.

El alerta debe considerarse fundamentalmente cuando se tiene en cuenta que gran parte de los individuos que adquieren animales productos del tráfico mantienen a las aves como mascotas en sus hogares.

“Las personas debe estar conscientes de que pueden ser contaminadas por determinados agentes bacterianos, virales y fúngicos transportados por los animales traficados, especialmente los grupos de riesgo: los ancianos, los niños y las personas inmunosuprimidas o que se someten a algún tratamiento inmunosupresor”, dijo Melville.

Saidenberg aclaró que, aun cuando estén en libertad, las aves pueden hospedar microorganismos con potencial para causar enfermedades en la propia especie, en otros animales y en humanos. Sin embargo, en general observa un equilibrio entre el microorganismo y el huésped como parte de un proceso de coevolución, que también actúa sobre el control poblacional.

La presencia de determinado microorganismo no indica obligatoriamente que la enfermedad se manifestará. “Sin embargo, con la práctica del tráfico, ese equilibrio puede alterarse en razón de los elevados niveles de estrés, de las pésimas condiciones de higiene y de la alimentación inadecuada a la que se los somete a los animales, lo que puede llevar al desencadenamiento de enfermedades infecciosas causadas por microorganismos con los cuales se encontraban anteriormente en equilibrio”, dijo Saidenberg.

La legislación

Si bien la legislación brasileña determina que los animales silvestres sólo puede criarse si se los adquiere a criadores autorizados y que posean documentación de comprobación de origen, solamente en São Paulo, la Policía Militar Ambiental se incautó o rescató más de 187 mil animales silvestres producto del tráfico de animales durante los últimos 10 años.

Entre 2006 y 2012, el 82% de los animales confiscados del tráfico correspondía a aves. Según datos del Ibama, la mayoría de los pájaros silvestres comercializados ilegalmente proviene de las regiones norte, nordeste y centro-oeste, y los estados con el mayor mercado consumidor se encuentran en la región sudeste: São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro.

Las especies aprehendidas en mayor cantidad durante el período del estudio fueran el pepitero verdoso (Saltator simillis), el jilguero dorado (Sicalis flaveola), el cardenal de copete rojo (Paroaria dominicana), la corbatita (Sporophila caerulescens), el azulón o reina mora grande (Cyanoloxia brissonii) y el tordo chaqueño o tordo charrúa (Gnorimopsar chopi), según los investigadores.

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