Los científicos arribaron a la conclusión de que Tipuana tipu exhibe una aceleración de la fotosíntesis en condiciones de mayor temperatura tanto en diferentes microhábitats urbanos como durante eventos de sequía (foto: Evelyn Pereira de Camargo)
Una investigación realizada en la Universidad de São Paulo (Brasil) revela que esta especie de árbol posee una tasa de crecimiento acelerada a una temperatura más alta, con lo cual puede hacer su aporte a la resiliencia de las ciudades
Una investigación realizada en la Universidad de São Paulo (Brasil) revela que esta especie de árbol posee una tasa de crecimiento acelerada a una temperatura más alta, con lo cual puede hacer su aporte a la resiliencia de las ciudades
Los científicos arribaron a la conclusión de que Tipuana tipu exhibe una aceleración de la fotosíntesis en condiciones de mayor temperatura tanto en diferentes microhábitats urbanos como durante eventos de sequía (foto: Evelyn Pereira de Camargo)
Por Luciana Constantino | Agência FAPESP – El palo rosa, tipa o tipuana (Tipuana tipu), una de las tres principales especies de árboles existentes en la ciudad de São Paulo, Brasil, se ha venido mostrando tolerante a las sequías extremas, y puede por ello considerárselo como una alternativa con miras a promover la resiliencia urbana contra los cambios climáticos. Esta conclusión surge de una investigación publicada en la revista Urban Climate.
En dicho estudio, se evaluó el impacto de la sequía de 2013-2014 en el desarrollo de los árboles en las calles y en los parques de São Paulo. La elección de ese período de tiempo obedeció al hecho de que esa sequía fue extrema y se registró durante el verano, una estación normalmente lluviosa, que es cuando los árboles más crecen.
Con base en el análisis del diámetro de los anillos de crecimiento y de los procesos relacionados con el ciclo del carbono, los investigadores arribaron a la conclusión de que el palo rosa muestra una aceleración de la fotosíntesis en condiciones de mayor temperatura tanto en distintos microhábitats urbanos como durante los eventos de sequía, lo que se ve reflejado en tasas de crecimiento más altas, pese a las condiciones climáticas limitantes.
“Urge contar con ciudades cada vez más resilientes ante los efectos del calentamiento global. Y una de las herramientas para ello es el arbolado urbano. En ciertos momentos hay que ser pragmáticos y elegir especies capaces de responder bien a esos eventos extremos para no perder el suministro de sus servicios ecosistémicos, tales como la captura de carbono y la regulación de la temperatura”, explica el profesor Giuliano Locosselli, del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura de la Universidad de São Paulo (Cena-USP), autor corresponsal del artículo. La investigación contó con el apoyo de la FAPESP en el marco de dos proyectos (17/50341-0 y 19/08783-0).
Las áreas urbanas albergarán al 68 % de la población mundial en el año 2050, con un agregado de 2.200 millones de habitantes con relación a las cifras actuales, de acuerdo con un informe de la agencia ONU Hábitat. Por otra parte, esos ambientes se encuentran cada vez más vulnerables a las sequías y a los eventos extremos debido al achicamiento de los espacios verdes permeables y al surgimiento de islas de calor.
Por este motivo, el debate relacionado con las ciudades resilientes, con planificación territorial y capacidad de preparación, respuesta y recuperación rápida ante los desafíos climáticos, ha venido ganando cada vez más terreno. En el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebró el pasado 5 de mayo, el gobierno federal brasileño dio a conocer el decreto que instituye el Programa Ciudades Verdes Resilientes.
El objetivo de dicho programa consiste en incrementar la resiliencia de los municipios brasileños ante los impactos causados por el cambio del clima, mediante la integración de políticas y el estímulo a las prácticas sostenibles y a la valoración de los servicios ecosistémicos de los espacios verdes urbanos.
“La composición de especies resistentes a diferentes situaciones hace que una ciudad entera sea resiliente ante cualquier evento extremo. En este estudio aportamos un elemento que ayuda a la composición de esa biodiversidad. Estamos investigando también otras especies autóctonas”, dice el profesor.
En colaboración con el investigador Marcos Buckeridge, del Instituto de Biociencias de la USP (coautor del artículo), y con un grupo de científicos de otras instituciones, Locosselli ha desarrollado una serie de estudios en busca de formas de optimizar los servicios ecosistémicos de los bosques urbanos para mitigar los efectos de los cambios climáticos y de la polución ambiental, una práctica que forma parte de las denominadas “soluciones basadas en la naturaleza”.
En uno de esos trabajos, en el cual se utilizó como modelo el palo rosa, los científicos demostraron que los contaminantes atmosféricos restringen el desarrollo de esos árboles e interfieren en los servicios ambientales que brindan (lea más en: agencia.fapesp.br/30565).
Aparte de la tipuana, considerada una especie exótica en São Paulo, los otros dos tipos de árboles más comunes en la metrópolis brasileña son el ligustro o siempreverde (Ligustrum lucidum), un arbusto de hasta tres metros de altura y flores blancas, y la sibipiruna o sebipira (Caesalpinia pluviosa), que puede llegar a medir 28 metros de altura, tiene una copa redondeada y flores amarillas. Se estima que existen en São Paulo alrededor de 652.000 árboles viales (solamente en las calles).
“Existe siempre una discusión pertinente y sumamente importante acerca de la necesidad de cultivar especies autóctonas ante la presencia de las especies exóticas. Las nativas, existentes en el ambiente, tienen una relación cultural importante y su plantío se incentiva en la legislación ambiental. Pero, como el ambiente urbano es singular, necesitamos buscar alternativas resilientes”, añade el profesor.
Entre las características propias del ambiente urbano con efectos sobre la salud de las plantas aparecen desde las estructuras de hormigón, con sus suelos impermeabilizados y la polución del aire, hasta los distintos microclimas, con sus islas de calor, y los impactos del calentamiento global ocasionado por la emisión de gases de efecto invernadero. En promedio, la temperatura en ciudad de São Paulo se sitúa actualmente 4 °C por encima de las registradas en el pasado.
El palo rosa es una especie originaria de una región ubicada al norte de Argentina y Bolivia, pero se la encuentra en São Paulo desde hace más de un siglo. Sirve también de modelo para otras zonas, como los países de América del Norte, Europa, Asia, Medio Oriente y para Australia.
Cruzamiento de datos
En el estudio, los científicos analizaron los anillos de crecimiento de los árboles en parques y calles aplicando una medida (δ13C, que se pronuncia delta C 13 y que representa la medición de isótopos estables de carbono) que ayuda a entender los procesos relacionados con el ciclo del carbono. Los anillos permiten evaluar la variabilidad pasada de los servicios ecosistémicos mediante el análisis de la microdensidad de la madera, la arquitectura hidráulica e isótopos estables de carbono y oxígeno, para arribar de este modo a los procesos fisiológicos y de desarrollo de las plantas en el transcurso del tiempo.
Los datos se procesaron mediante un algoritmo llamado “árbol de regresión” o regression tree, que suele aplicarse en investigaciones de silvicultura urbana que suministran entre otros datos resultados fácilmente interpretables para apoyar la toma de decisiones. Uno de los resultados indicó que hubo aumento de δ13C durante la sequía que derivó en un crecimiento de los ejemplares de palo rosa.
“El palo rosa o tipuana constituye un activo para São Paulo. Por eso resulta precipitada la mirada negativa sobre las especies exóticas. Estamos demostrando que estas especies pueden efectivamente formar parte de la biodiversidad urbana. Tenerlas en la ciudad constituye una gran ventaja”, afirma el profesor.
Según él, lo que aún no se sabe es, en caso de que se produzca una secuencia de eventos extremos, hasta qué punto esta especie logrará mantener esta característica de tolerancia al estrés hídrico.
Puede leerse el artículo intitulado Stress-tolerant trees for resilient cities: Tree-ring analysis reveals species suitable for a future climate en el siguiente enlace: www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2212095524001603?via%3Dihub.
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