Científicos realizan un balance de los estudios en la selva amazónica

Investigadores vinculados al GoAmazon y al Programa a Gran Escala de la Biósfera-Atmósfera en la Amazonia presentan los resultados de los proyectos llevados adelante durante los últimos años y debaten prioridades

Por Karina Toledo  |  Agência FAPESP – Entre los días 28 y 30 del pasado mes de noviembre, en una reunión realizada en el Auditorio de la Ciencia del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (Inpa), en Manaos (estado brasileño de Amazonas), se dieron a conocer los resultados de 20 proyectos de investigación científica en cuyo ámbito se estudió la dinámica de la selva amazónica y se apuntó a entender de qué manera ésta puede verse afectada por las actividades humanas o por el cambio climático.

Seis de esos proyectos integran la campaña científica Green Ocean Amazon Experiment (GoAmazon), que cuenta con apoyo de la FAPESP, del Departamento de Energía de Estados Unidos (DoE, por sus siglas en inglés) y de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Amazonas (Fapeam), entre otros asociados. Los otros 14 proyectos tienen relación con un pliego de condiciones emitido por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) hace tres años en el marco del Programa a Gran Escala de la Biósfera-Atmósfera en la Amazonia (LBA), sostenido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (MCTIC) de Brasil bajo la coordinación del Inpa.

“Estos proyectos se encuentran en vías de conclusión. Por eso organizamos este encuentro para conocer sus resultados, detectar lagunas en la investigación referente a la Amazonia y fomentar la colaboración entre los científicos, a los efectos de poder planificar la agenda científica del LBA para el período 2017-2021”, comentó Niro Higuchi, gerente científico del programa.

Entre las prioridades futuras, afirmó Higuchi, existen estudios que abordan el ciclo del carbono, y especialmente el del metano y el del agua en la Amazonia. “Debemos entender mejor los procesos que ocurren por debajo del nivel del suelo, y esto comprende tanto esos aspectos físicos y químicos como la parte biológica del sistema”, comentó.

De los resultados que se dieron a conocer durante el evento, Higuchi destacó los avances logrados en el área de química de la atmósfera.

“Antes de estos proyectos, no existía una idea clara acerca de cómo interactúa la polución ambiental que genera una ciudad como Manaos –que tiene dos millones de habitantes y está rodeada por inmensas áreas de selva– con las emisiones naturales de las plantas, los compuestos orgánicos volátiles (COVs), por ejemplo. Estos trabajos muestran que esa interacción existe y tiene consecuencias sobre el funcionamiento del ecosistema. Y esto abre una serie de nuevos interrogantes que deberán responderse”, dijo Higuchi.

De acuerdo con el gerente científico del LBA, otro avance importante se concretó en el área de fisiología. “Algunos estudios permiten evaluar cómo funciona el metabolismo de las plantas en distintas condiciones, ya sea en áreas de bosque primario o secundario, en fragmentos aislados o en pasturas. Esta información se incluirá en los modelos, a los efectos de obtener mejores parámetros. Nuestro gran reto consiste en mejorar los modelos climáticos y disminuir el nivel de incertidumbre”, comentó.

Áreas inundables

De acuerdo con los datos que presentó Bruce Forsberg, investigador del Inpa y coordinador de uno de los proyectos seleccionados en el marco de la convocatoria del CNPq, las áreas inundables de la Amazonia constituyen importantes fuentes de gases de efecto invernadero, especialmente dióxido de carbono y metano. Durante el desarrollo de su proyecto se midieron variables relacionadas con la dinámica de gases dentro del lago de Janauacá (ubicado a 110 kilómetros de Manaos). El grupo ahora está modelando los datos para asociarlos a los escenarios de cambio climático y de uso de la tierra.

Según Forsberg, ya se ha modelado la influencia del cambio climático sobre el caudal de los ríos de la Amazonia y sobre las áreas anegables, por ejemplo. A su vez, resultados preliminares apuntan que en el área este de la Amazonia, donde existen planes de construcción de centrales hidroeléctricas, el caudal será menor tanto durante el período de crecida como en el de sequía, lo cual podrá inviabilizar las obras.

Jochen Schogart, también del Inpa, mostró los resultados de una investigación durante la cual se evaluaron los trastornos generados por la construcción de la central hidroeléctrica de Balbina sobre los bosques de ríos de aguas negras [igapós en portugués, vocablo proveniente del tupí]. Según el investigador, se observaron alteraciones en la estructura y en la composición de la flora de los bosques inundables.

Paulo Artaxo, docente del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo (USP), investigador del LBA y uno de los mentores del GoAmazon, también presente en la reunión, puso de relieve los estudios destinados a analizar el impacto de las áreas anegadas en el balance de carbono de la región amazónica.

“En uno de los proyectos del LBA, se identificaron árboles con más de mil años de edad en áreas inundadas tales como las que existen cerca de Mamirauá [una reserva situada al oeste de Manaos]. Ese resultado constituyó una gran sorpresa, pues imaginábamos que, debido al acelerado proceso de descomposición de la madera existente en áreas anegadas, sería inviable la presencia de árboles tan antiguos. Este conocimiento altera la forma de calcular la mortalidad de los árboles en la Amazonia y también la del balance de carbono en la región”, afirmó Artaxo.

El profesor de la USP también destacó los estudios realizados luego de las intensas sequías ocurridas en 2005 y en 2010, que alteraron sobremanera el ciclo del carbono. “Se hacen necesarios nuevos estudios para poder entender mejor el impacto de los eventos climáticos extremos sobre el ciclo de carbono. Debemos procesar esos datos y analizarlos con cuidado, de manera tal que podamos contar con una visión más clara acerca de cómo será la Amazonia en un escenario donde los eventos climáticos extremos serán frecuentes”, sostuvo.

A juicio de Artaxo, otra prioridad la constituyen los nuevos estudios tendientes a entender de qué manera transcurren las interacciones entre aerosoles –tanto los naturales como aquéllos derivados de las actividades humanas– y cómo esto influye en el desarrollo de las nubes y en el ciclo hidrológico de la Amazonia.

“La etapa de trabajo de campo del GoAmazon terminó ahora en diciembre, pero permaneceremos aún durante un buen lapso de tiempo analizando los datos recabados. Ya se han publicados de 40 artículos vinculados a esa campaña y hay al menos otros 50 en proceso de elaboración”, adelantó.

Según Artaxo, aún quedan por investigarse varios temas importantes referentes a la Amazonia; pero impera una gran incertidumbre con relación al fomento de la investigación científica en los próximos años.

En tanto, Higushi afirmó que los recursos para la continuidad del LBA se mantendrán. El presupuesto, de alrededor de tres millones de reales anuales, se repetirá en 2017.

“La investigación en la Amazonia no puede detenerse. Priorizaremos las recolecciones de rutina, pues las campañas puntuales tendrán una frecuencia menor”, dijo.

Las presentaciones que se efectuaron durante la reunión científica realizada en Manaos se encuentran disponibles en el siguiente enlace: http://lba2.inpa.gov.br/index.php/eventos-lista/LBA-Eventos/Eventos-2016/simposio-lba-edital-cnpq-goamazon/.