Investigadores del estado de São Paulo y de los Países Bajos colaboran en cuatro proyectos que apuntan a estudiar el funcionamiento de los bosques restaurados. Esta información podrá aportar al diseño de políticas públicas de conservación (foto: Wim van der Putten/ Netherlands Institute of Ecology)
Investigadores del estado de São Paulo y de los Países Bajos colaboran en cuatro proyectos que apuntan a estudiar el funcionamiento de los bosques restaurados. Esta información podrá aportar al diseño de políticas públicas de conservación
Investigadores del estado de São Paulo y de los Países Bajos colaboran en cuatro proyectos que apuntan a estudiar el funcionamiento de los bosques restaurados. Esta información podrá aportar al diseño de políticas públicas de conservación
Investigadores del estado de São Paulo y de los Países Bajos colaboran en cuatro proyectos que apuntan a estudiar el funcionamiento de los bosques restaurados. Esta información podrá aportar al diseño de políticas públicas de conservación (foto: Wim van der Putten/ Netherlands Institute of Ecology)
Por André Julião | Agência FAPESP – En el marco de cuatro proyectos de investigación financiados por la FAPESP a través del Programa de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Restauración y Uso Sostenible de la Biodiversidad de la Fundación (BIOTA-FAPESP), y por la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica (NWO), se evaluarán los servicios ecosistémicos que aporta el Bosque Atlántico en el estado de São Paulo, en Brasil, entre ellos la protección de la biodiversidad y de los recursos hídricos. Uno de los objetivos de estos proyectos consiste en estudiar el funcionamiento de los bosques surgidos durante las últimas décadas, habida cuenta de la existencia de iniciativas de restauración o incluso de la regeneración natural de áreas abandonadas. Con base en el conocimiento generado, se apunta a contribuir a la restauración del bioma, actualmente con tan solo un 12% de su área original.
Los puntos de convergencia de los proyectos fueron objeto de debate entre investigadores del estado de São Paulo y de los Países Bajos durante un encuentro realizado en la FAPESP. La idea se orienta a que algunas áreas puedan analizarlas más de uno o incluso los cuatro grupos de investigación simultáneamente, de manera tal de generar un conjunto robusto de datos que pueda, futuramente, aportar al diseño de políticas públicas de conservación y restauración.
“Una de las posibilidades reside en compartir datos. Hay mediciones que están realizándose en distintos puntos del estado, que pueden beneficiar a todos los proyectos. Otra idea consiste en detectar si existe un lugar donde los cuatro proyectos puedan operar. De ese modo, podremos consolidar una observación múltiple, con las diversas facetas que están siendo objeto de apoyo”, dijo Marie-Anne van Sluys, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP) y miembro de la coordinación adjunta de Ciencias de la Vida de la FAPESP.
Las investigaciones, realizadas en colaboración entre instituciones de São Paulo y de los Países Bajos, fueron aprobadas en el marco de una convocatoria a la presentación de propuestas emitida en 2018 por la FAPESP y la NWO, como parte de un esfuerzo conjunto de ambas agencias científicas de fomento para colaborar en la identificación de los principales resultados de las investigaciones realizadas en el área, como así también en la comunicación a otros públicos interesados, ya sea en el área académica o en otros sectores de la sociedad.
La reunión realizada el día 5 de febrero fue la primera de una serie de encuentros planificados por un comité creado para el seguimiento de los proyectos aprobados en el marco de la convocatoria, compuesto por la coordinación del Programa BIOTA y expertos designados por la FAPESP y la NWO.
“Se trata para nosotros una importante colaboración, pues la FAPESP es una socia con la que hemos venido trabajando durante muchos años. El tema de la biodiversidad está abordándose mundialmente. Por este motivo, resulta bastante enriquecedor aportar para proteger un tipo de bosque bastante amenazado, del cual resta tan poco, como el Bosque Atlántico”, dijo Ron Winkler, gestor de programas de la NWO.
Carlos Alfredo Joly, docente del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp) y coordinador del BIOTA-FAPESP, explicó que cuando investigadores que cuentan con apoyo del programa ayudaron a elaborar el mapa de áreas prioritarias de conservación en el estado de São Paulo, en 2008, también indicaron los lugares que deberían priorizarse para la restauración de la vegetación autóctona.
“En aquel momento, arribamos a la conclusión de que era necesario no solamente conservar lo que existía, sino también restaurar las conexiones entre fragmentos de Bosque Atlántico con el objetivo de incrementar la capacidad de conservación de esas áreas. Por eso se utilizó un conocimiento que se venía acumulando desde mediados de la década de 1980, merced a la labor de diversos grupos de investigación, para trabajar en el tema de la restauración”, dijo Joly.
Según el investigador, los avances alcanzados durante las últimas dos décadas hacen posible un tipo de restauración que apunta a recuperar la diversidad genética y la funcionalidad de los ecosistemas.
“Ahora estamos avanzando para empezar a usar el propio potencial de la naturaleza. En un área donde está habiendo una regeneración natural, estamos aprendiendo cómo acelerar el proceso mediante el plantío de árboles, por ejemplo”, dijo.
Bosques recientes
El rol de los “nuevos bosques”, surgidos durante los últimos 30 años debido a la restauración o por su regeneración natural, es el tema de uno de los proyectos apoyados.
“Mapearemos todos los montes que surgieron en el estado de São Paulo durante los últimos 30 años con el objetivo de comprender cuál es su aporte a la conservación de la naturaleza y también al bienestar humano. En algunos evaluaremos las múltiples funciones que desempeñan, tales como la infiltración del agua en el suelo, la capacidad de almacenar carbono, la producción de madera y la conservación de la biodiversidad”, dijo Pedro Henrique Santin Brancalion, docente de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq), de la USP, y coordinador del proyecto, realizado en colaboración con la Universidad Wageningen, de los Países Bajos.
El investigador planea realizar diversas mediciones en mil parcelas (áreas de 900 m² de selva) distribuidas por el territorio de São Paulo, desde la costa hasta los límites con los estados de Mato Grosso do Sul y Paraná. En algunas de esas áreas, el grupo de Marina Corrêa Côrtes, docente del Instituto de Biociencias de Rio Claro de la Universidade Estadual Paulista (IB-Unesp), llevará a cabo otras mediciones.
“Seleccionaremos un área, probablemente en la cuenca del río Cumbataí, y elegiremos algunas partes para realizar un muestreo exhaustivo de la fauna y evaluar las interacciones entre la fauna y la flora. Habrá un banco de datos generado por el otro proyecto, con identificación y densidad de las especies arbóreas y otras informaciones. Lo complementaremos con datos, fundamentalmente de aves y mamíferos”, dijo la investigadora, quien en el proyecto cuenta con la colaboración de investigadores de la Universidad de Utrecht.
Según Corrêa Côrtes, el objetivo consiste en entender de qué manera se modulan las interacciones entre plantas y animales que dispersan semillas en bosques con distintas edades de regeneración.
“Pretendemos ver de qué modo esos animales están ayudando a los bosques a regenerarse naturalmente. Compararemos distintos bosques, con diferentes edades y que están inmersos en ambientes distintos, tales como plantaciones de caña de azúcar y pasturas. Con base en ello, podremos saber cómo se encuentra la diversidad de la fauna y como interactúa con la diversidad de plantas del ambiente”, dijo.
El agua y el suelo
En la zona del Alto Paranapanema, Alexandre Camargo Martensen, docente del Centro de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad Federal de São Carlos (CCN-UFSCar), se encuentra al frente de un proyecto cuyo objetivo es evaluar la eficiencia de áreas de monte regeneradas en la restauración de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos.
A tal fin, el grupo de la UFSCar efectuará diversas mediciones de la biodiversidad y de la calidad del agua. En una de ellas, grabadores instalados en diversos puntos captan los sonidos de los animales a distintas horas del día. Posteriormente, se identifica empleando un software a los animales mediante la utilización de inteligencia artificial, lo cual suministra un conjunto de datos sobre las especies existentes con bajo costo y gran precisión.
Asimismo, se analizarán los niveles de carbono, nitrógeno, sedimentos y agrotóxicos que llegan a los bosques a través del agua.
“Medimos una serie de parámetros a los efectos de entender cómo está trabajando ese sistema”, dijo Camargo Martensen.
En tanto, en el marco del proyecto que lleva adelante Tsai Siu Mui, docente del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena) de la USP, se estudiará de qué manera operan las interacciones entre las plantas y el suelo en el Bosque Atlántico y cómo influyen en la restauración de la diversidad de especies arbóreas y en el funcionamiento del ecosistema. Los datos recabados permitirán obtener información con la mira puesta en un plan destinado a la mejora y a la adecuación de los programas de restauración en el bioma.
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